En las últimas semanas hemos disfrutado la publicación de los audios de Alito Navajas, quien a pesar de las resistencias que han sido manifiestas por parte de miembros destacados dentro de su propio partido, ha logrado mantenerse a la cabeza del PRI sin que nadie ahí pueda hacer nada para echarlo.
Después de la simpática idea que tuvo Claudio X como representante de los saqueadores, de juntar a 3 partidos políticos cuyas imágenes públicas han sido siempre incompatibles, aunque en lo oscurito hayan llevado casi siempre un amasiato inconfesable, los cálculos alegres hechos para integrar este adefesio político resultaron ilusorios.
En su estreno de 2021 perdieron 13 de 15 gubernaturas, el congreso federal y 18 congresos estatales. En 2022 perdieron otras 4 de 6, conservando 2 a base de apoyarse en una lluvia de irregularidades y delitos electorales, pero dentro de las 4 que perdieron, se cuentan 3 bastiones cuya derrota era un lujo que no se podían dar y así todo el equipo residual del Carnicero de Morelia, Felipe Calderón, perdió lo que le quedaba de poder en Tamaulipas y el partido de Alito fue apaleado en Oaxaca e Hidalgo, lo que significó una tragedia mayor.
Para completar el desastre, sus socios menores del PRD perdieron el único estado donde todavía gobernaban, pero no sólo eso, también perdieron el registro en Quintana Roo, obteniendo menos del 3% de los votos, lo que también le sucedió al PRI en un acontecimiento impensable para este cártel que gobernó todo el país durante casi 90 años.
En este escenario patético, donde cada día les queda menos presupuesto para repartirse entre los mafiosos que integran los 3 partidos, el entusiasmo de sus miembros comienza a saborear la caída en picada, a pesar de sus discursos y arengas de triunfo que ya ni ellos se creen.
Para colmo comienzan a ver la luz las trapacerías a las que se dedicaron sus gobernadores mientras Alito se autodestruye con entusiasmo a través de sus confesiones involuntarias, grabadas probablemente por el mismo.
En este contexto parece ya impensable que puedan enfrentar con alguna posibilidad de éxito los 2 procesos electorales del año que viene en el Estado de México y Coahuila, a pesar del blindaje fraudulento al que el INE corrupto ya le está poniendo el andamiaje necesario, para facilitar que el PRI tenga una buena oportunidad de robarse las elecciones.
Es todavía menos concebible que en estas condiciones puedan llegar a la elección del 2024, manteniendo una coalición apaleada, llena de chipotes y moretones, con varios huesos fracturados y muy probablemente con uno de los presidentes de partido en medio de un proceso penal por ladrón.
Alito Navajas se está esmerando en terminar de destruir la viabilidad de esa asociación de delincuentes, desintegrando al mismo PRI, al ocasionar un conflicto interno que terminará mal tarde o temprano para ellos.
Ya se comienzan a conocer las primeras consecuencias de los últimos jalones hacia el inframundo, que se están llevando estos partidos de cara a la opinión pública, donde se calcula una pérdida importante de intención de voto para su coalición, incluso antes de que se termine de desatar el pandemónium provocado por los escándalos de Alito y de Cabeza de Vaca, que van a embarrar de porquería a todo el que se encuentre cerca.
Resulta incomprensible que ellos mismos no hayan ya realizado un balance ligero de lo que les está sucediendo, que sirva para indicarles que deberían llevar a cabo algo distinto a lo que han hecho hasta hoy y sigan caminando hacia el precipicio con paso firme.
Como dijo el filósofo latino Cicerón: “De todos es errar; sólo del necio, perseverar en el error.”