Los privilegios de la pequeña clase conservadora, terminaron. Así lo refirmó el día de hoy el presidente López Obrador.
No más defraudación fiscal, ni corrupción, ni impunidad. Esos vicios que ganaron fuerza durante el neoliberalismo, son desterrados definitivamente en el gobierno de la Cuarta Transformación.
El presidente comentó algo importante al respecto. Hay acciones de la nueva administración, que no gustan a la clase conservadora. Sin embargo, no han podido hacer otra cosa que aceptar los cambios. El presidente de México, no tiene compromisos con ningún personaje, grupo, o sector social, que pueda reclamar un trato especial, por favores otorgados anteriormente.
López Obrador llega al gobierno por méritos propios y no como se acostumbraba en el pasado, por el apoyo de poderes económicos que siempre reclamaban el pago de sus servicios, una vez instalado en la silla presidencial, el personaje favorecido.
El grupo conservador, de ninguna manera está contento y en paz.
Ya no controlan al país.
La guerra subterránea para restar legitimidad y apoyo al gobierno del cambio, es permanente. Basta con ver las columnas que aparecen en los periódicos tradicionales y las noticias que difunden las cadenas de televisión, antes todopoderosas, para darse cuenta de que es real la campaña de desprestigio, en contra de la figura presidencial.
Un ejemplo:
Al preguntar una reportera el día de hoy, si había intención de retomar el plan para la elaboración de una cédula de identificación única, el presidente contestó que, por el momento, no había tal proyecto. Y una de las causas por las que no era prioritario el proyecto, tenía que ver con el enfoque que el reducido grupo conservador, iba a dar a esta política de actualización de identidad, a través de un solo documento.
López Obrador señaló que sería darle un arma a la derecha, para que señalara que el gobierno del cambio, efectivamente se comportaba en forma dictatorial, controlando los datos de todo ciudadano, por medio de ese registro.
No podemos olvidar que actualmente, estamos viviendo un periodo de transición. El presidente de México ha manifestado en varias ocasiones, que será en el mes de diciembre de este año, cuando se encuentren establecidas las bases sólidas, sobre las que se construirá en adelante la Cuarta Transformación.
Llegar a esa fecha sin mayores problemas, es la meta de nuestro gobierno.
Por lo mismo, resulta indispensable atender prioridades y dejar fuera de agenda, proyectos que pueden beneficiar al país y a los ciudadanos, pero que no son estratégicos en este momento.
Los conservadores poseen aún fuerza suficiente para entorpecer la reconstrucción del país. Esa fuerza, nunca la han utilizado en favor de la nación, ni de los mexicanos. Su poder, les ha permitido, únicamente, acrecentar sus fortunas personales, ya de por sí insultantes.
Al menos en la primera etapa de gobierno, que dura los tres años iniciales, lo relevante es fortalecer los proyectos sociales, diseñados por esta administración.
En la segunda etapa, se verificarán las modificaciones a las leyes y el ajuste a las normas y reglamentos que amarren todos los cambios efectuados.
Los antiguos intocables, saben que es en esta primera etapa, donde están sus posibilidades de frenar el cambio que tanto temen. Sus riquezas no peligran, pero su avaricia es desproporcionada.
Quieren el país neoliberal, en donde fueron en realidad amos y señores de todo el territorio.
Los presidentes de aquella época, llegaban al poder atados de manos y sin posibilidad de establecer un gobierno verdadero. Fueron floreros en la mayoría de los casos.
Los intocables del pasado, intentan por todos los medios bajar la popularidad del presidente.
Quien vea un noticiero en Televisa, se dará cuenta de que hablan a diario de precios de los productos básicos por las nubes, bajo consumo en el mercado interno, pérdida de empleos, violencia desatada y fallas permanentes del equipo de trabajo del presidente, o de funcionarios emanados de Morena.
Eso es guerra sucia pagada.
Los problemas que padece el país, no se resuelven en unos meses. Hay avances inocultables, pero de esto no habla la prensa afín a la derecha nacional.
La narración de todo este panorama político y social, tiene como finalidad, dejar constancia del momento que estamos viviendo.
Por una parte, un gobierno que trabaja a diario, por reencausar al país, quitando privilegios y terminando con vicios que dañaron durante décadas a nuestra sociedad. El presidente lo ha dicho claramente: el mayor de los males que afectaba al país, era la corrupción.
Por el otro, están todos aquellos que disfrutaron de esos oscuros beneficios, durante el neoliberalismo. No quieren que las cosas cambien, aunque con ello cierren la puerta a un mejor futuro, para el resto de la sociedad.
Esas dos visiones de nación, están en pugna en este momento. Los periodos de transición son así: lo viejo no termina de morir y lo nuevo no tiene aún la fuerza necesaria.
A la mayoría de los mexicanos, nos importa el bienestar de todos. A los intocables, el beneficio de unos cuantos.
Somos más, quienes pensamos que la Cuarta Transformación va en la vía correcta. No dejemos que la propaganda negra, la campaña de lodo que pagan los intocables, deteriore nuestra confianza en el gobierno del cambio.
Que los antiguos privilegiados peleen hoy en solitario, por los beneficios de su grupo.
La transición, se consolidará en unos cuantos meses. Apoyémosla con fuerza.
El beneficio, al final, lo disfrutaremos todos juntos.
La clase de los intocables, no es de ningún modo, el grupo de los imborrables. Se van desdibujando de a poco. En unos años, ni quién se acuerde de ellos.
Malthus Gamba