En la reconfiguración de la oposición moralmente derrotada, para intentar perder la menor proporción de poder posible ante el abrumador rechazo de la sociedad, hemos visto cosas insospechadas, como al PAN justificando aliarse con delincuentes refiriéndose al PRI, como si ellos mismos no lo fueran.
También vimos a los residuos tóxicos del PRD adhiriéndose a los otros dos como lapa, para tratar de no perder su registro, y al líder “moral” de esta asociación delictuosa Claudio X González, haciendo su mejor esfuerzo para que Movimiento Ciudadano, que sólo tiene 0.5% de intención de voto a su favor, se sume a este cártel de cárteles.
Sin embargo, una vez que habíamos pensado que nuestra capacidad de asombro estaba saturada, nos enteramos que los Calderón, después de haber destrozado al PAN con su protagonismo y su autosuficiencia injustificada, saliéndose de ese partido dejando su tiradero, tratando además de formar un cártel independiente cuyos adeptos en su mayoría serían los simpatizantes del mismo PAN, lo que implicaría robarle votos y a quienes por fortuna les negaron el registro, ahora aceptan regresar como si le hicieran un favor a los panistas.
Con la misma actitud de soberbia que caracteriza a quienes sufren de alucinaciones etílicas y que define muy bien el comportamiento de este binomio pernicioso, llegan a las puertas de ese partido exigiendo un tratamiento de aristocracia británica, con un pliego de condiciones que mueven a la hilaridad, para aceptar que los admitan.
Entre otras cosas, exigen que el PAN reconozca que el tiradero que dejaron fue culpa de ese partido y no de ellos, y que se elabore un mensaje para limpiar la imagen de estos dos delincuentes en el desastre que provocaron dentro de la organización del partido durante las elecciones de 2018.
También exige que el PAN condene las resoluciones del INE y del Tribunal electoral, que negó el registro a la banda delincuencial que intentaba formar un partido político con el nombre de México Libre, como si el PAN tuviera que sudar calenturas ajenas a causa de las estupideces que cometieron estos dos por su cuenta.
Piden además que el PAN acepte que no era un auténtico instrumento al servicio de la ciudadanía, pero que ahora sí lo va a ser y que admita la afiliación inmediata de 263 mil miembros inexistentes de México Libre, que nadie pudo ver protestando cuando les negaron el registro y que todos ellos que en realidad son nada más dos, con sus amigos y familiares, tengan las mismas facilidades que cualquier miembro de ese partido para ocupar candidaturas, dándole a cualquier advenedizo los mismos derechos de los que deberían gozar los miembros que siempre le han sido fieles al partido.
Otra de sus exigencias es que el PAN adopte la plataforma “ideológica” de México Libre, como si tuviera alguna y como si esto fuera poco, que los miembros de México Libre, entiéndase los dos miembros, participen en la dirigencia del PAN con una autoridad proporcionalmente equitativa con los dirigentes actuales del partido; es decir, Calderón quiere regresar como jefe.
Estas son algunas de las condiciones mínimas que los desprestigiados Calderón quieren imponer al PAN, para hacerle el favor de regresar a terminar de destruir su organización. En pocas palabras piensan que no importa que no les hayan autorizado su changarrito, mientras existan idiotas que les entreguen su organización en bandeja de plata. Aquí la pregunta es ¿De verdad estos idiotas existen? Vamos a ver qué tan desesperados están los del PAN como para renunciar a su partido y volverse México Libre versión 2, una vez que ya renunciaron a sus principios para aliarse con otros delincuentes. ¡Qué más da una raya más al tigre!
Como dijo el poeta y dramaturgo inglés Alfred Tennyson: “Debo perderme a mí mismo haciendo algo antes de que la desesperación me consuma”