Para algunos, Morena vive un momento difícil, en el que se advierten fracturas preocupantes en la estructura interna del partido.
El fin de semana pasado, los señalamientos en redes sociales realizados por militantes, simpatizantes, representantes populares y aún autoridades internas del partido, dejaron en claro que las cosas en este momento, se mueven de manera poco regular entre quienes forman parte de las distintas corrientes que confluyen en la estructura del partido.
La Comisión de Honestidad y Justicia de Morena, pidió a la dirigencia del partido, reponer el proceso de evaluación de candidatos en Guerrero, para elegir al representante que competirá por la gubernatura de esa Entidad, por parte de Morena. Esto, tras las denuncias presentadas por tres excandidatos inconformes con el resultado obtenido en esa evaluación
Se solicitó reponer el proceso señalado, del que salió ganador Félix Salgado Macedonio.
Y de este hecho parten una serie de desacuerdos al interior del partido, que se hacen virales en redes sociales, para involucrar a una parte de los simpatizantes que se encuentran apoyando el proceso de transformación que vive el país.
Para algunos, la decisión es acertada. Para otros, el desconocimiento del triunfo de Salgado Macedonio, es un ataque a los métodos democráticos dentro del partido, pues permiten utilizar a las instituciones internas en el mismo, para brindar una nueva oportunidad a quienes salieron derrotados en primera instancia.
Hay que decir que los señalamientos en contra de Salgado Macedonio, por supuestos actos de violación en contra de mujeres en el pasado, nada tuvieron que ver con la decisión de reponer el proceso de selección en Guerrero. Esos presuntos actos no han sido demostrados. Ni penal, ni políticamente.
Félix Salgado Macedonio mantiene todos sus derechos partidistas y puede competir nuevamente por la candidatura, si así lo desea. Incluso, puede ser ratificado como ganador, ya que una de las tres inconformidades presentadas, fue retirada. Pablo Amílcar Sandoval, se desistió hace unas horas de la impugnación que había presentado ante la Comisión de Honor y Justicia de Morena.
Quienes apoyan a precandidatos distintos a Salgado Macedonio, argumentan que tienen una línea política sólida. Van del señalamiento de ser gente de izquierda desde hace muchos años, hasta su defensa de los derechos de la mujer, dentro de Morena.
Se está haciendo campaña desde ya, para lograr el apoyo de la sociedad guerrerense, en el nuevo proceso para designar al candidato a gobernador. Si es que este proceso se da, ya que el tiempo para designar candidatos está por concluir.
El discurso se hace ríspido y muchos piensan que esto presagia una división dentro del partido.
Para otros, lo que sucede hoy en Morena, tiene una explicación más simple y en nada riesgosa para la izquierda partidista.
Todo se reduce a candidaturas. Es una situación meramente coyuntural, propia de un proceso electoral donde hay muchos que desean ser considerados como candidatos para un puesto de elección popular, o si esto es posible, para un espacio como representantes plurinominales.
Hoy pasa dentro de Morena, lo mismo que vimos ocurrir con otras fuerzas políticas neoliberales, cuando los partidos de la derecha mexicana dominaron la escena política en el país.
Recordemos frases que hoy son históricas como “el que se mueve no sale”, para hablar de la transición sexenal, cuando toda la gente del poder quería colocarse dentro de la nueva administración, o incluso ser considerado “el bueno”
La lucha por las candidaturas era intensa y fratricida. En el PAN, el último episodio de estas contiendas, terminó en fractura, naciendo de ese desacuerdo interno, la asociación política de Felipe Calderón y Margarita Zavala.
Dentro del PRI, atestiguamos las constantes luchas entre los “delfines” de cada gobernador saliente, en contra de la gente designada por el poder central priísta. E incluso, políticos locales que sentían contar con la fortaleza suficiente, se enfrentaban entre sí, para ocupar presidencias municipales o regidurías dentro del Estado.
Diputaciones y senadurías se trabajaban desde mucho antes del proceso electoral y provocaban en algunos casos, enfrentamientos sonados entre quienes aspiraban a esos puestos.
Lo que vive hoy Morena no es nuevo.
Se trata de políticos profesionales que buscan espacios de representación, enfrentando a quienes aspiran a los mismos puestos que ellos desean.
No van a romper la unidad en Morena, puesto que quien salga del partido más fuerte a nivel nacional en este momento, tiene pocas esperanzas de alcanzar el triunfo, defendiendo los colores de alguna de las fuerzas políticas restantes.
Ni aún compitiendo bajo las banderas del Partido del Trabajo, o del Verde Ecologista, aliados actuales de Morena, tienen alguna oportunidad. Máxime si salen con la etiqueta de traidores en la espalda.
¿Qué debemos entender los ciudadanos de todo eso?
En primer lugar, que estos enfrentamientos, pequeños como son, nada tienen que ver con el Proyecto de Transformación que impulsa el presidente López Obrador.
Se trata de una lucha por candidaturas y nada más. Los políticos que hoy aparecen haciendo declaraciones en contra de sus posibles rivales y señalando que ellos “sí representan los ideales de la transformación en el país”, se encuentran en plena campaña por un puesto. Van acompañados de sus “equipos” políticos, que esperan también alcanzar alguna rebana del pastel.
Después de que las candidaturas se definan, las aguas volverán a su cause normal. El apoyo al partido será unánime.
Morena sabe que la fuerza del partido, descansa en este momento en la popularidad, respeto y confianza que el pueblo otorga al presidente López Obrador. La Cuarta Transformación es, ante todo, gobierno federal y pueblo mayoritariamente partidario del proceso de cambio.
A Morena le hace falta crecer en estos tres años que quedan de obradorismo, para concretar el siguiente triunfo electoral en 2024.
Hoy se necesita una Cámara de Diputados con mayoría de representantes de Morena, para sacar adelante las reformas constitucionales pendientes.
Ahí hay unidad y entendimiento entre las distintas corrientes dentro del partido.
La meta en junio de este año, es contar con esa Cámara nutrida de color Morena.
Eso es lo que está esperando el pueblo, por parte de Morena. Candidatos por quienes votar. Sin importar corrientes internas, o situaciones personales.
El país y su futuro están por encima de cualquier otra cosa.
Morena vive un momento electoral, con pasión y desencuentros naturales.
Pero tiene la fortaleza necesaria para salir adelante y arrasar con el #TUMOR en forma definitiva.
En junio, la Cuarta Transformación va por todo.
Y eso es algo que todos entendemos.
Malthus Gamba