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Los FAKEMINISTAS de la oposición
Columnas, El día, Nacional

Los FAKEMINISTAS de la oposición

Los movimientos de “falsa bandera”, son comunes en el ámbito conservador. Falsificar causas, infiltrarlas y utilizaras con fines perversos, ha sido norma histórica en la derecha de cualquier país. Desvirtuar peticiones o inconformidades legítimas para trasladarlas al terreno que mejor conviene a la clase reaccionaria, es la finalidad que se persigue al crear estas células de infiltrados que utilizan el discurso original de la protesta, cargándolo de violencia verbal e invitación a dar el paso a la agresión física.

El legítimo movimiento feminista, que cuenta con amplio respaldo social en nuestro país, ha sido infiltrado por grupos extremistas que desatan la violencia en toda manifestación pública que se organice. Primeramente, la sociedad mexicana guardó silencio ante este comportamiento agresivo. Y la causa de esto fue una sola.

El respeto que el feminismo despierta en nuestra sociedad. No solo en las mujeres, sino en la mayoría de los hombres que tenemos madre, hermanas, hijas, tías y sobrinas.

Se intentó pasar por alto esta violencia ejercida en la protesta, pensando que estos pequeños contingentes entrarían en razón, al observar que la conducta de la mayoría de las participantes en esos eventos, se inclinaba por la vía pacífica.

Pero esto no sirvió y poco a poco, el rechazo abierto hacia la conducta de las fakeministas, como fueron nombradas, se generalizó. Escenas donde se observa a integrantes de estas células violentas, agredir con martillos, bombas caseras, botellas y otros objetos contundentes a gente de la tercera edad y a otras mujeres que laboran en los cuerpos de seguridad de la Ciudad de México, han indignado suficientemente a un amplio sector social, al grado de que el silencio que se guardó en el pasado como forma de respeto a la causa feminista, se deja al margen para recriminar a estos reducidos contingentes, su injustificada agresividad.

En redes sociales aparecen por primera vez etiquetas impulsadas por hombres y mujeres que rechazan abiertamente las acciones de estos grupos. La violencia no es la vía para dar solución a problemas o reclamos sociales. El mensaje generalizado es ése.

Una imagen donde un grupo de mujeres patea, escupe, insulta e intenta prender fuego a otra mujer, no puede ser considerada como el emblema de una legítima demanda social. Esa no es la esencia del feminismo. Hay sin embargo actores sociales que defienden esta forma de protesta basada en la agresión.

 

Ahí está previsiblemente presente, Denise Dresser, opositora declarada a todo lo que tenga que ver con la Cuarta Transformación. Ocultando sus inclinaciones panistas de años, la Sra. Dresser dedica sus mensajes en redes sociales a justificar la violencia desatada, con argumentos propios de quien no busca razones, sino declaraciones fakeministas que puedan ser vendidas como verdad.

Está también Sabina Berbam, feminista de sillón, que afirma que el futuro del país debe fundamentarse en el fakeminismo, movimiento que por presagio de esta escritora de segundo orden, es destino irrevocable para los mexicanos.

La Sra. Berman es hoy una “bloqueadora” en Twitter, idéntica a Denise Dresser. Le incomoda la crítica. Su posición intelectual maneja el concepto de que solo su verdad es legítima. Es tan radical como la causa que defiende. A pesar de estos pobres intentos para justificar la violencia sin freno, la sociedad mexicana tiene a la vista las imágenes que desnudan al fakeminismo como lo que es. Un núcleo de mujeres que sirven a intereses de corte conservador.

En su edición de este día, el periódico La Jornada, publica una nota donde da cuenta de que integrantes de estas agrupaciones violentas, que mantienen tomada la CNDH en la Ciudad de México, están cobrando tres mil pesos a familiares de víctimas de feminicidio, por su intervención para gestionar sus casos. La información la genera directamente la Unidad de Apoyo al Sistema de Justicia de la Secretaría de Gobernación.

Un informe que pone en evidencia el uso de acciones propias del tiempo de la corrupción neoliberal. Por otra parte, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México señala que se ha identificado a María Beatriz Gasca Acevedo, directora de área de una empresa outsorcing, como una de las personas que financiaron la toma de las oficinas de la CNDH en la Ciudad de México, por parte de estos grupos fakeministas. Esta empresa tiene ligas históricas con la clase política conservadora.

Tiene señalamientos también, de ser parte de los grupos “factureros” que defraudaban al SAT. Por último, en redes sociales corre información que señala a Xochitl Fuentes, ligada a la CNC priista, como una de las reclutadoras importantes de nuevas fakeministas. El financiamiento necesario para esta operación, lo estaría cubriendo el Grupo FEMSA. Es público que tanto el partido Acción Nacional, como la organización de Felipe Calderón “México Libre”, están detrás de esta violencia en las calles.

Desean desestabilizar a los gobiernos local y federal. Quieren represión y de ser posible, heridos y detenidos. El fondo de la causa fakeminista es cien por ciento político. Jamás protestan en el Estado de México, tierra de feminicidios. Tampoco en los demás Estados gobernados por el panismo. Su intención es golpear al gobierno de la Cuarta Transformación. Muchos ciudadanos se preguntan en estos momentos qué se puede hacer al respecto.

La respuesta es fácil. El fakeminismo carece de fuerza real. Es un movimiento creado y pagado por los grupos reaccionarios. Hay dos acciones sencillas para desactivarlo.

La primera tiene que ver con la intención de Felipe Calderón, para que el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal, otorgue registro a México Libre.

Este asunto será tratado pasado mañana, primero de octubre.

Los mexicanos nos negamos a que el Poder Judicial autorice la creación de un partido, dirigido por un personaje vinculado a la delincuencia organizada.

Felipe Calderón no puede regresar a la política partidista, después de lo sucedido con Genaro García Luna.

La segunda acción consiste en negarle votos al PAN en 2021.

Ese partido decadente, está condenado sufrir un nuevo descalabro que lo lleve a la extinción definitiva.

Sin Calderón y los panistas financiando a los pequeños contingentes fakeministas, estos desaparecerán de inmediato.

No habiendo patrocinadores, muere de inmediato el feminismo de “bandera falsa”. Estemos pendientes a lo que determine el TEPJF el día primero de octubre. Presionemos desde hoy en redes sociales y demás espacios disponibles, para que “México Libre” no obtenga el registro.

Felipe Calderón solo traerá más violencia al país. Neguemos el voto en el 2021 a los partidos de tendencia neoliberal. Esas dos acciones definirán el rumbo del país en las próximas décadas. Está en nuestras manos apoyar activamente un proceso transformador, que limpie a fondo a nuestro país.

Lo merecemos.

Malthus Gamba

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