Por: Javier Cravioto
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¿Y por qué no quedarse sentada? Si el clan del golpeteo político al Presidente y a la 4T es quien la puso en el puesto, ¿por qué no les debía mandar una señal, un guiño de ojo?
No importa que la ceremonia de conmemoración de la constitución de 1917 fuera la convocante, no importa que los 3 poderes del Estado se desplegaran con sus presidencias en su representación, no importa que – para bien o para mal- los protocolos entre poderes públicos impliquen cortesía. La nota necesaria para la señora ministra era dar su primer abono de los muchos que tendrá que pagar.
Si bien es cierto y no nos perdamos en pensar lo contrario, cumplió con la ceremonialidad obligada en cuanto a los honores a los símbolos patrios; lo que no cumplió fue con la urbanidad que obliga la representación de los poderes públicos del País. Ese es el punto, que se le olvidó a la señora Piña, que representa a uno de los poderes del País, no a su familia, no a sus amistades y mucho menos a los jefes de las élites que la colocaron.
Recordemos que la presidencia de la Suprema Corte es ocupada por votación del resto de los ministros, y que en esta ocasión en que la señora Piña fue elegida, tal decisión fue acompañada de un desaseo absoluto -después de que la élite conservadora que trabaja para el poder económico orquestó una emboscada a otra candidata-; así es como llegó la ministra a la posición más importante en el Poder Judicial. La señora Piña llegó porque la pusieron y ahora tiene que pagar un precio; la descortesía hacia el Presidente es lo de menos, preocupémonos todos de las retribuciones a que esté obligada.
El Presidente ya comentó acertadamente, dándole a la ministra una cachetada con guante blanco: “¿Cuándo se había visto que se quedara sentado el presidente de la Corte en un acto así? Eso me llena de orgullo, porque significa que estamos llevando a cabo cambios, es una transformación”
Al Presidente López Obrador la oposición le acusa de dictador, de tirano, de anti demócrata, nuestros antagonistas le cuelgan el San Benito de lo que se les vaya ocurriendo, pero además, lo señalan como poco educado, poco preparado, sin mundo, uno que no ha viajado, no habla inglés, no tiene glamour; casi un bárbaro a la manera de como Lorenzo Córdova describe a los mexicanos: “O vio mucho Llanero Solitario, con eso de toro cabrón, cabrón, no mames, sólo le faltó decir ‘yo gran jefe toro sentado, líder gran nación Chichimeca, no mames, no mames, está de pánico cabrón”… Y sin embargo ¿quiénes son los groseros, vulgares y en el mejor de los casos descorteces?
Aguilar Camín, Javier Lozano, Pedro Ferriz, Kenia López, Xóchitl Gálvez, Alazraki, Vicente Fox, Muñoz Ledo, la lista es larga. Bueno pues todos estos con la grosería directa, con el tufo de clasismo y racismo hacia la persona de López Obrador ya tienen a una más en su lista: la ministra Piña, la mujer sentada.