¡Feminismo, Sí! #Fakeminismo, ¡Nunca!
¿Cómo identificar al #fakeminismo como una creación conservadora? Por el odio.
Si vemos la siembra que heredaron los gobiernos neoliberales, después de décadas de usufructuar la riqueza nacional, nos damos cuenta de que ese reinado opresor, se basó principalmente en el odio hacia todos quienes no formaban parte del selecto grupo de millonarios favorecidos por la corrupción hecha gobierno.
La brecha entre quienes lo tenían todo y quienes nada tenían se profundizó y extendió. Alcanzó a la mayor parte de la población mexicana, condenando a millones de mexicanos a la pobreza extrema.
El odio de los poderosos se tradujo en diferentes formas de violencia. Desde la que se ejercía contra el pueblo mediante las instituciones del Estado, hasta la que detonó a lo ancho y largo del país, con la expansión de la delincuencia organizada.
México entero vivió un ciclo de temor latente, en el que se sabía que la violencia podía alcanzar a cualquiera, al salir de casa y no volver a aparecer jamás. Esto es reciente y todos recordamos ese tiempo en donde el pánico y la impotencia rondaban fuera de cada hogar.
Odio y violencia son marcas distintivas del conservadurismo. Se denuncian por esas marcas e impregnan cada acción que intentan, con el deseo abierto de lastimar y dañar.
Si la lucha feminista merece el respeto de hombres y mujeres en todas partes del mundo, por ser un movimiento que exige se respeten los derechos humanos de la mujer, el fakeminismo goza de un amplio rechazo social en México, por su permanente inclinación a la destrucción y a la agresión física hacia otras mujeres.
Si el feminismo real, auténtico, que no se rinde a pesar de los incontables obstáculos que dificultan su avance, cuanta con una agenda clara y firme que fija la postura de las mujeres que enfrentan al anacrónico machismo social, el fakeminismo carece de programa y agenda que guie sus acciones.
Salvo la violencia, el fakeminismo no tiene postura alguna. La destrucción es su bandera única y parte de un falso concepto histórico, de que los grandes movimientos sociales que transformaron al país, partieron inicialmente de un movimiento destructivo, para crear después, sobre las ruinas del régimen anterior, las nuevas formas sociales de convivencia.
Alegan que la Independencia, la Reforma y la Revolución, fueron en sus inicios movimientos de masas sin programa alguno, que deseaban únicamente destruir.
Esa interpretación histórica, “nivel primario”, deja ver la elemental idea que maneja el fakeminismo, que por cierto, es patrocinado por grupos de poder donde participan hombres de ideología conservadora.
La independencia nacional, nace de una serie de conjuras del elemento social “criollo”, que tenían propuestas concretas para dirigir al movimiento. El grupo conspirador de Querétaro, que da inicio a esta lucha, tenía un programa de acción, donde destacaba la intención del pueblo de la Nueva España de separarse de la Corona Española, pero solo a nivel político y económico. Deseaban que un miembro de esa Casa Real, ocupara el trono del nuevo país. Manejaban la supremacía de la religión católica, sobre cualquier otra que pudiera intentar competirle. La abolición de la esclavitud entró después en la lista de intenciones a alcanzar y con la integración del Congreso de Chilpancingo y la promulgación de la Constitución de Apatzingán, Morelos deja claros los objetivos que deseaba alcanzar la lucha armada. Había un destino al cual encaminaba sus pasos el ejército insurgente.
Nunca se lanzó al vacío, anhelando destruir todo a su paso. Es más, tras el incidente en la Alhóndiga de Granaditas, donde el odio y la violencia generalizadas provocó el asesinato de españoles rendidos, el ejército de Hidalgo y Allende dicta órdenes severas para castigar la violencia, el saqueo y el pillaje.
En la Guerra de Reforma, o de Tres Años, el ejército liberal que representa los interese del pueblo, defiende desde el inicio lo establecido en la recién aprobada Constitución de 1857, que es la continuación de la primera Constitución independiente de1824. Ésa es la bandera liberal y con ella convocan al pueblo a combatir a los conservadores de entonces, que desataron la violencia en el país, al desconocer la Constitución que ellos mismos habían jurado hacía poco.
Juárez y el resto de los republicanos de entonces, no se lanzaron a una lucha violenta para destruir. Esa es una mentira fakeminista conservadora.
En el periodo revolucionario, los ejércitos campesinos del norte y del sur, tuvieron programas básicos que señalaban las intenciones que perseguía la lucha armada. El Ejército Villista que no tiene un Plan escrito como lo tuvo el Ejército del Sur de Zapata, es sin embargo, el primero en concretar el reparto de tierra arrebatada a los hacendados porfiristas, de manera inmediata. Los frena Carranza que en realidad es un hacendado más. Pero el hecho se dio en la práctica y el objetivo era claro para todos los revolucionarios del norte. Reparto de tierras.
Zapata elabora conjuntamente con su Estado Mayor, donde hay maestros y viejos luchadores sociales, el Plan de Ayala, por el cual desconoce como presidente a Madero, al considerarlo un traidor a la causa campesina y donde se define la ruta política y social en el sur del país. Tierra y Libertad.
Tampoco el zapatismo fue un movimiento de destrucción y violencia generalizada.
Era una guerra declarada en contra de los conservadores de ese tiempo, con proyectos y metas bien definidas.
Tanto Villa como Zapata prohibieron el saqueo, el abuso y el maltrato a las ciudades tomadas y a la gente que habitaba en esos sitios. Villa incluso prohibía a sus hombres emborracharse. No toleraba el abuso en contra de la gente del pueblo. Fusiló a varios, por abusar de la gente humilde.
Los argumentos fakeministas para desatar la violencia en las calles son ridículos y faltos de verdadera base histórica.
Como grupo conservador, carecen de proyecto real, escudándose mañosamente bajo las banderas sólidas del feminismo que sí tiene metas y rumbo definido.
El odio es el estigma que delata a los conservadores de ahora y del pasado y la violencia es su herramienta para darle salida.
Es mentira que toda lucha social inicie con un periodo de violencia destructiva. En México no se han dado las transformaciones de esa manera. Siempre ha habido un fin por delante. Una bandera que defender.
Si en el evento feminista del lunes, legítimo y con todo el derecho a expresarse y manifestarse en un clima de libertad, vemos la aparición de los pequeños grupos fakeministas, dispuestos a destruir todo a su paso, sabremos que los conservadores, están aplicando la misma receta de siempre. Odio y violencia sin más finalidad que atentar contra la tranquilidad del pueblo. Destruir mientras otros construyen.
No nos prestemos a eso.
Mujeres y hombre en México, merecemos un país mejor. Libre de violencia, venga de donde venga.
Todo el apoyo social al feminismo. No a la violencia fakeminista.
Malthus Gamba