Mi propio padre, hace ya tantas décadas, solía decirme cuando le pedía cualquier cosa: “Que te mantenga el gobierno, yo no mantengo vagos”. Sobra decir que lo decía en broma, él era mucho peor que yo para eso del sarcasmo. Ahora lo recuerdo porque la referencia, hay que aclararlo, era a los diputados, senadores y aviadores que, en esa época, se consideraban “premiados” por su buen comportamiento en el PRI, o por la fortuna de tener a un familiar en alguno de los tres poderes. Sobra decir que los “programas sociales” como los entendemos, no existían. Y los que había, desaparecían en manos de “líderes” o bien, podían “bajarse recursos”.
Y este curioso término nos lleva al tema. En el periodo neoliberal, a la gente que militaba en la izquierda, o simpatizaba con opciones menos voraces que la dominante en el poder, se le señalaba de flojos, vagos, ninis o, de plano, que querían que los mantuviera el gobierno.
Pero ¿tiene esto relación con la realidad? Una tendencia que se acentuó al llegar Fox a la presidencia fue la de usar los términos opuestos a lo que se pretendía lograr; así, la “ley de Transparencia” tuvo como objetivo mejores mecanismos para ocultar el latrocinio. En el caso de los votantes de las opciones progresistas con contenido social, el hecho, según los estudios demográficos publicados, es que son mayoritariamente personas que trabajan duro, estudian, participan y no veían que el esfuerzo mejorara ni la situación colectiva, ni la personal. No solo profesionistas con toda clase de posgrados, sino la masa campesina y obrera, los trabajadores de servicios, vamos, la gente que mueve diario el mundo de comodidades y haragán esparcimiento de los que los critican por “vagos”. Este punto tiene una profunda raíz colonial, pero no me detendré hoy en él.
Lo que es importante es que, justo la élite privilegiada, es la que se benefició de la corrupción sistémica, crearon una economía adicta a los recursos gubernamentales, empujaron al estado a endeudarse en nombre de todos para obtener más y más ganancias del erario. Sabían las vías para “bajar recursos”, la lista de programas en cada secretaría e institución era increíble, y nadie lo sabía, pero ellos sí. Y “bajaban” esos recursos para niños inexistentes, para medicinas que no llegaban, para refinerías que no se construían.
La actual lentitud de la economía se debe a la inmovilidad del sector primario. Y se apoya, para no caer, en el terciario (el secundario no observa modificación). Dicho de otra forma; las grandes empresas mexicanas no saben operar sin obtener recursos del gobierno, mientras el pueblo hace un esfuerzo mayor apoyado en los, ahora sí existentes, programas sociales. Y esa inversión en la gente que es capaz de crear un nuevo país de bienestar y oportunidades, no le gusta a los que se quedaban con todos esos recursos.
Que los mantenga alguien más, nosotros no mantenemos vagos.
@HectorAtarrabia