21 Dic 2024

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Caso Peniley: crisis estructural de la derecha mexicana
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Caso Peniley: crisis estructural de la derecha mexicana

Por: Rafael Redondo
@redondo_ rafa

La derecha mexicana, sigue con la brújula descompuesta. La marcha del domingo, contra una dictadura inexistente, contra un país en desastre que, curiosamente, según los datos del FMI, tiene una perspectiva de crecimiento mayor, a la de Estados Unidos. Un país, según ellos, sumergido en un mar de violencia que, basándome en las cifras del INEGI, en el inicio de esta vorágine de violencia en 2007, en el sexenio de Calderón, donde hubo un aumento, sólo en homicidios, del 192% logramos, en lo que va de este sexenio, a una reducción de la tendencia, del 10%. ¿No saben utilizar las matemáticas?

De que, según ellos, vamos a ser dominados por los militares, cuando no existe evidencia alguna de que, esto vaya a suceder, de que no han entendido aún, lo que los civiles han hecho históricamente con las policías y tampoco, entienden cuánto tiempo lleva construir una policía civil, ni que, la milicia, no se quedaría eternamente con esa responsabilidad, se les está poniendo un plazo.

Una derecha caricaturizada en Jorge Ramos, quien, parece que, nunca ha utilizado la estadística en su vida puesto que, no es con cifras aisladas como se realizan mediciones, al tratar de evaluar los fenómenos sociales, los cuales, nunca son sucesos aislados, obedecen a un sinnúmero de variables; y, como observadores de ellos, debemos o deberíamos, regirnos por el principio de, “Contexto y Circunstancias”, (espacio/ tiempo): la trayectoria de un fenómeno y, los medios con los que contamos al momento de identificarlo, para solucionarlo.

El grosero, Gilberto Lozano, en un video, ya acusó y ofendió, a Loret de Mola, a Javier Lozano, a Lilly Téllez, a Salinas Pliego. Todos contra todos.

El vengador anónimo, el líder del PAN, va a acusar a AMLO con Europa, como si Europa, no tuviera los suficientes problemas y aún más graves por atender, que, hacer caso a las inquietudes de una derecha paranoica, pues, si comparamos la realidad con sus dichos, tal parece que, ya cayeron en un estado alucinatorio.

Las razones de su condición patológica y, de sus fracasos, yo, la ubico en una reacción, propia de un grupo acostumbrado a los privilegios que, hoy, no sabe cómo hacer para lidiar con su situación de perdedores.

Son las reacciones de un grupo que, sólo ha experimentado el privilegio: ser varón, ser blanco, ser de clase media, ser la estrella de la telenovela, ser el que manda, ser el que, “su palabra es ley”… Cuando sobrevino una crisis contra su estado mental, los colocó en una total vulnerabilidad. En el instante en que se cuestionó la autenticidad de sus privilegios, cuando se les condujo a un lugar en el que, ellos, ya no poseen la única visión de las cosas, cuando sus valores ya no son los únicos y, me refiero al valor máximo de la derecha: The Winner Takes It All, (el que gana, se lleva todo).

Este es, justamente, el talón de Aquiles de esta derecha alucinada, su individualismo. Porque, el individualismo, es enemigo de la organización social, de la solidaridad, de la unificación de un discurso.

Cuando a la derecha mexicana, se le movió el tablero, cayeron de bruces y, como no están acostumbrados a la solidaridad, ahí están derrumbados, cada quien, con un discurso diferente, tratando de llevar, cada quien, agua a su molino, y en una situación que, puedo describir, en tres puntos:

Uno) paranoia: al saberse perdedores, por primera vez en su vida, la reacción automática es, el miedo. Por eso, ven un mundo aterrador pero que, no existe.

Dos) sin herramientas: nunca han entrado a la cocina, por tanto, no saben cocinar. Tampoco, saben ayudar, por eso, no se ayudan entre ellos, y no pueden construir un discurso unificado.

Tres) su solución: la ideología y la mentira: su opción, la menos inteligente, es recurrir a la ideología más barata (el militarismizmo, el comunismizmo y la dictadura), y a partir de ahí, mentir todo lo que se pueda y, para ello, están sus voceros en los medios de comunicación.

Hace unos días, una mujer, Peniley Ramírez, publicó un artículo bastante desagradable, por cierto, en el que, según ella, hace revelaciones trascendentales sobre el caso Ayotzinapa.

El Gobierno Federal, hizo público un reporte sobre los avances de la investigación del caso. En la versión pública, se omitieron descripciones explícitas, nombres, datos personales… porque, es una investigación, en curso, aún no concluye; pero, con datos que, el Gobierno Federal, consideró suficientes, para declarar al caso como, Crimen de Estado y, pasarlo de, La Comisión para la Verdad sobre el caso Ayotzinapa, cuyo trabajo es con, y para, las víctimas (y esto es muy importante), a la Fiscalía; es decir:

A) La Comisión para la Verdad del caso Ayotzinapa, es una instancia creada especialmente, para trabajar para las víctimas y, con las víctimas. No es una institución formal del Gobierno Federal, no es un coto de poder, es un espacio primordialmente ciudadano.

B) El informe en su versión pública, tiene partes testadas, o tachadas, precisamente porque, la investigación sigue en curso, algunos de los peritajes, como dice el informe, aún estaban en espera cuando el dictamen se hizo público y no tiene sentido dar lectura a ciertas partes del informe, que solo resultan morbosas. Tan sigue en curso que, justo cuando llegó a la Fiscalía, Peniley obtiene una copia del informe, sin testar.

Retomo ahora, tres definiciones de periodismo que, considero, nos pueden ayudar a comprender, cuál es la tremenda falta de ética profesional de Peniley Ramírez:

Para Rizard Kapuscińsky, bielorruso, considerado uno de los mejores reporteros internacionales: “el trabajo de los periodistas, no consiste en pisar las cucarachas; sino, en prender la luz para que la gente vea, cómo las cucarachas corren a ocultarse”.

Para Mariano Moreno, argentino, periodista que, vivió entre 1778 y 1811: “el pueblo, tiene derecho a saber la conducta de sus representantes… el interés del periodismo es que, todos conozcan los misterios inventados por el poder”.

También, tengo la definición de Bill Kovash, estadounidense, dos veces premio Pulitzer: “el periodismo, es la primera versión de la Historia. Las pautas éticas, son para los periodistas, como las estrellas para los antiguos navegantes; quizá, no las lleguemos a usar nunca, pero, sin ellas, estaríamos completamente perdidos”.

Conclusión: el objetivo del periodismo, su misión, su razón de ser es, dar información a la sociedad en general, información que los ilustre y los defienda, de los cotos de poder, de las élites (con cotos de poder, me refiero no solamente a los gobiernos; hay muchos otros cotos de poder y eso, incluye a los medios de comunicación).

El periodismo, trabaja para las mayorías, develando los secretos de las minorías. Peniley, hizo exactamente lo contrario: atentó contra la integridad, esfuerzo, esperanza y dolor, de los familiares de los chicos desaparecidos en Ayotzinapa, porque, está metiendo los dedos, en una investigación en curso, cuyo beneficiario, es la sociedad. Peniley, lo hace para beneficio personal, evidentemente, y, para validar las alucinaciones de la derecha.

La Comisión para la Verdad, no es la Presidencia de la República, no es la Suprema Corte, no es el Congreso, no es la Fiscalía, no es una empresa multinacional, dañando el medio ambiente o evadiendo impuestos, no es la iglesia, no es un grupo delincuencial, no es el Ejército, no es un medio de comunicación. Es un grupo de ciudadanos, tratando de derribar una mentira.

La Comisión para la Verdad sobre el caso Ayotzinapa, es un grupo de ciudadanos, tratando de esclarecer lo que sucedió la noche de Ayotzinapa, con el apoyo y la venia, del Gobierno Federal. ¿Sí entendimos eso, Peniley?

Ella, todavía, en un párrafo final de su artículo editorial, dice: “la fuente que me lo compartió (se refiere a la copia del informe, sin testar) me dijo que, lo hace porque considera que es vital que, se investiguen esas nuevas pistas”.

Y, según ella, ¿quién haría esa nueva investigación? De entrada, la Comisión para la Verdad, única instancia que tiene acceso a la evidencia recopilada. Es decir, volveríamos al inicio. ¿Cuál es la aportación de Peniley o del whistleblower región 4?

De verdad, ¿Peniley cree que, en un artículo editorial se van a hacer descubrimientos, o se va a aportar a una investigación que, tiene años en proceso? ¿Se pueden hacer descubrimientos sobre los descubrimientos, ya hechos? O sea, ¿yo, puedo descubrir de nuevo América?

De ese nivel, tan ingenuo, por llamarle de una manera, es el razonamiento de esta mujer.

Los voceros de la derecha mexicana, una derecha derrumbada sobre un tablero hecho polvorón, incapaz para construir comunidad, que no practicó jamás la empatía, y sus voceros, todos, están tan extraviados que, no sólo ven fantasmas y elefantes verdes, sobrevolando las ciudades, praderas y desiertos; también, terminan pisoteando al periodismo, convirtiéndolo en basura y al final, a quien están afectando, es a un grupo de por sí ya bastante afectado: están revictimizando a una víctima. El periodismo, está para beneficiar, en este caso, a los familiares de los desaparecidos, no para lamerle las botas a una élite.

No Peniley, no te equivoques, Julian Assange, jamás habría cometido un error tan garrafal como el tuyo.

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