Bartlett en CFE: Lucha sin límite de tiempo
Por Miguel Ángel Lizama
@Migueliz8
En la COMISIÓN FEDERAL DE ELECTRICIDAD (CFE) se lleva a cabo una lucha intermitente por privatizar el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), secuela de las pretensiones neoliberales que emergieron desde la entronización de la Tecnocracia en el gobierno de México, con sucesivas etapas de avance y retroceso, que hoy tiene un período definitorio para el futuro nacional. La pugna arreció en 1988.
Dada la Usurpación de la silla presidencial que le correspondía al hijo del General Cárdenas, para afianzar su poder CARLOS SALINAS DE GORTARI decidió librarse de 2 poderosos caciques sindicales que consideró enorme riesgo político y esperada oposición a los proyectos que incubó en sus estudios doctorales en Estados Unidos.
Para enfrentar al primero nombró a MANUEL BARTLETT DÍAZ como Secretario de Educación Pública, pues el cacique a eliminar -CARLOS JONGUITUD BARRIOS- había sido Senador de la República y Gobernador de San Luis Potosí, además de ser Dirigente Vitalicio de VANGUARDIA REVOLUCIONARIA DEL MAGISTERIO, el puño de su poder y temible aparato de movilización de maestros en el país. Jonguitud era un hueso muy duro de roer. Acumulaba muchas mañas y enorme poder político.
En cuanto al otro cacique de gran peso político y económico basado en el Sindicato de petroleros, Salinas debió recurrir al Ejército y a la PGR, unidos para dar un sorpresivo y contundente golpe que acabara con ese cacicazgo, antes de que lo acabara a él con movilizaciones o paros. Fue el famoso “Quinazo” contra JOAQUÍN HERNÁNDEZ GALICIA, más conocido como La Quina, a quien los aspirantes a cargos públicos acudían a pedirle su bendición y apoyo, que el PRI respetaba como sagrados.
El profesor Carlos Jonguitud había llegado a la cima sindical desplazando a otro poderoso cacique apoyado por el combativo profesorado del Politécnico, JESÚS ROBLES MARTINEZ, quien había formado bien estructuradas organizaciones estudiantiles como la FNET, Federación Nacional de Estudiantes Técnicos. Robles Martínez hacía mancuerna con Manuel Sánchez Vite, Gobernador de Hidalgo y líder del PRI. Dúo terrorífico por el poder que concentraban, pero Jonguitud los desplazó con mucha astucia, misma que empleó Bartlett para desarmar a su Vanguardia y nulificar su poder. Cuando Salinas lo llamó a Los Pinos, Jonguitud ya iba disminuído y no dio el mínimo brinco para entregarle el mando sindical a Elba Esther Gordillo como le ordenó el Presidente. Reconocía su derrota en esa decisión. De ahí al olvido.
Bartlett había sido Secretario de Gobernación con Miguel De la Madrid y recibió enormes paquetazos de problemas descomunales. Recibió una Brigada Blanca armada en el inicio del gobierno de López Portillo con todas las dependencias policiales y represivas, que sumaban excesos de fuerza sin control. Tuvo además una temible Dirección Federal de Seguridad que crecía en abusos y complicidades con un pujante narcotráfico. Los famosos “sótanos del poder” de Bucareli habían sido armados por el capitán Fernando Gutiérrez Barrios, el guante blanco con mano de metate del Gobierno Federal, y Bartlett debió administrarlos. Supo mucho también de marrullerías, eso es indudable, pues su cargo no le permitía contemplaciones.
Además de asesinatos por cuenta de sus fuerzas represivas, a Bartlett le tocó enfrentar acusaciones a De la Madrid por depósitos millonarios de dólares en cuentas europeas y, como remate en ese encargo, tuvo LA MUY POLÉMICA ELECCIÓN DE 1988 en que el grupo de economistas de Salinas aprovechó que “se calló (no cayó) el sistema” para voltear su desventaja en discutido triunfo del PRI, como en 2006 haría Fox para imponer a Calderón.
Con esa experiencia de “luchas sin límite de tiempo”, Bartlett fue invitado por ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR a sumarse a la 4T para enfrentar el poderío de trasnacionales de “energía limpia” (principalmente españolas) amafiadas con la tecnocracia del PRIAN para adueñarse de la luz en México.
Bartlett recibió del Presidente LÓPEZ OBRADOR la encomienda de rescatar para MÉXICO el Sistema Eléctrico Nacional a cargo de CFE, que estaba siendo desmantelada por la Reforma Energética (incluído también el petróleo) del amafiado Pacto por México de Enrique Peña Nieto. Llegando encontró contratos leoninos que obligaban a la CFE a interconectar en el SEN a las generadoras privadas de energía eólica (Repsol e Iberdrola, de España, las principales) sin pagar un solo euro y sí cobrando el precio que ellas fijan unilateralmente. Aprovechan la infraestructura armada durante años con Presupuesto público mexicano, obligando a la CFE a cortar el flujo de energía de sus propias generadoras hidroeléctricas, termoeléctricas y ciclo combinado -en vías de chatarrización por la falta de mantenimiento y atención- para dar paso a su “energía limpia”. Por donde se le mire, es ruinoso para el país ese acuerdo firmado por la Corrupción.
Halló también un desventajoso contrato para abasto de gas desde Texas, por el cual CFE pagaba con su Presupuesto la construcción de un gasoducto que jamás sería suyo y se comprometía a cubrir una penalidad millonaria en dólares si el mismo no daba servicio por cualquier causa. O sea, CFE PERDÍA, de todas, TODAS.
Por si fuera poco, Bartlett encontró piquetes de opositores protestando por todo, empezando por su nombramiento que, se avizoraba, era muy mala señal para los depredadores del PRIAN y sus buitres trasnacionales. Tal como resultó.
Al suspender el pillaje, Bartlett recibió la avalancha del hampa política y mediática acusándolo de todo, empezando por la manida “caída del sistema” que tanto los benefició, pero que usaron como ariete para golpearlo, y cuanta tontera se les ocurrió para desprestigiarlo y dañarlo. Pero imperturbable y firme, como siempre fue su estilo, Bartlett no alteró la mira y, apoyado por el Presidente, persiste en su rescate del interés nacional en la CFE. Ello ocasionó que los buitres hispanos acudieran (como hicieron los LeBaron aprovechando sus conexiones) a congresistas estadounidenses para presionar a la Administración obradorista con pretexto de incumplimientos del nuevo tratado comercial recién firmado. El Presidente tampoco se inmutó, sabedor de la desesperación causante de torpezas en sus adversarios. Sólo esperan el resultado final de los comicios estadounidenses. Pero el hecho es que…
Igual que su jefe actual, Bartlett ya tiene mucho callo en enfrentamientos asimétricos y ni suda ni se acongoja, sigue en lo suyo. No es fácil asustarlos. Esperan trabajando.