En Tijuana se debe escuchar fuerte y claro: ¡AMLO no estás solo!
Hagamos memoria.
Durante el gobierno de Vicente Fox, fuimos testigos de un acto de servilismo que deshonró a la administración panista, ante los ojos del mundo. El entonces presidente de México, solicitó al primer ministro cubano, Fidel Castro, que abandonará nuestro país, donde se verificaba una cumbre, en la cual participaba también el primer mandatario de la Unión Americana. La petición se formuló vía telefónica, lo que permitió a la delegación cubana grabar lo dicho por Fox, para exhibirlo más adelante ante la comunidad mundial.
La finalidad de todo este bochornoso asunto, era quedar bien con el entonces presidente Bush. Se olvidaron las formas diplomáticas y se actuó atropellando los deberes que, como país anfitrión, debía observar el gobierno de México.
Durante el sexenio de Felipe Calderón, fue firmada por los gobiernos de Estados Unidos y México, la Iniciativa Mérida. Convenio mediante el cual, se instrumentaba un mecanismo de asesoría, capacitación, equipamiento y equipo bélico, para enfrentar, con la fuerza del Estado mexicano, a la delincuencia organizada. Fue un pacto ventajoso para los norteamericanos, que tienen a la industria del armamento, como uno de los pilares económicos del país. Sabemos en qué terminó la guerra de Felipe Calderón, en su lucha sin cuartel contra las bandas delincuenciales. Muchos muertos por ambos bandos y también “bajas colaterales” que se anotaron en la cuenta de la sociedad civil.
El Operativo Rápido y Furioso fue la cereza del pastel en este monumental fracaso. Armas que se vendieron a la misma delincuencia y que fueron usadas en infinidad de delitos. Fueron también causa de centenares de muertes. La Iniciativa Mérida fue un desastre en lo que respecta a política exterior y la responsabilidad de este error, recae directamente en el entonces presidente Felipe Calderón.
Con Peña Nieto, las relaciones con la Unión Americana, no variaron mucho. Un Luis Videgaray, más interesado en mantener una relación sumisa ante el poder norteamericano, que en defender la soberanía nacional, no tuvo empacho alguno en apoyar al vecino del norte, en su guerra injustificada contra el gobierno de Venezuela. De igual modo, la expulsión del embajador de Corea del Norte, a petición del gobierno norteamericano, fue un acto vergonzoso y servil, que dañó mucho la relación entre ambas naciones. Por último, la invitación a Los Pinos, al entonces candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, significó para los mexicanos una humillación injustificable, ya que el candidato amenazó con la construcción del muro fronterizo en la línea que divide a los dos países, si llegaba a la presidencia. Todo esto, en suelo mexicano.
Recordar es en muchos casos, poner en perspectiva una situación de actualidad, considerando los antecedentes que se han vivido en el pasado reciente.
En los últimos días, se ha hablado mucho de las amenazas del presidente Trump, para aplicar un impuesto especial y escalonado, a las importaciones de productos procedentes de México, en represalia por la falta de atención del gobierno de nuestro país, al problema migratorio.
Hay una delegación de funcionarios mexicanos, encabezada por el canciller Marcelo Ebrard, que negocia en estos momentos, la no aplicación de estas tarifas aduanales.
No puede descartarse el fracaso en las negociaciones iniciadas. El presidente López Obrador ha manifestado públicamente, que el problema migratorio se atiende y atenderá permanentemente. Se pueden escuchar opiniones y propuestas de las autoridades norteamericanas. Es aceptable que presenten sus inquietudes y exijan soluciones. Lo único que no es negociable, es rebasar los lineamientos que obligan a nuestro país, en materia de derechos humanos. Es decir, no se tratará a los migrantes como a delincuentes, ni se usarán métodos violentos para el control del tráfico de personas procedente de países de centro y Sudamérica.
Si la intención del gobierno norteamericano es revivir de alguna forma la Iniciativa Mérida, tal y como operó durante el neoliberalismo, va a encontrar muchos obstáculos en el camino.
En la conferencia mañanera del día de hoy, el presidente López Obrador fue claro al respecto: “vienen miles de niños con sus padres y aún solos, en esos grupos de migrantes. No podemos abandonarlos, ni maltratarlos”.
La violencia contra la migración, no es la vía correcta para resolver el problema. El servilismo ante el gobierno norteamericano, tampoco. Serviles fueron los neoliberales durante los últimos sexenios y los resultados de esta indigna forma de proceder saltan a la vista.
Lo curioso en este asunto es que, tanto Fox, como Calderón, se atreven a dar consejos sobre política exterior, al gobierno de la Cuarta Transformación. Presentaron resultados lamentables al final de sus mandatos y hoy intentan aparecer como dirigentes con experiencia en el manejo de asuntos internacionales.
Su consejo es responder al gobierno norteamericano con la inútil y gastada estrategia del “ojo por ojo”. Está demostrado que esto no funciona. Lo han intentado otros países, sin haber obtenido resultados favorables. Ni China que es el principal competidor comercial de Estados Unidos, ha conseguido beneficios al imponer impuestos a los productos que importa de la Unión Americana.
El presidente López Obrador, ha implementado estrategias de diálogo, que hoy negocia la delegación mexicana con su contraparte. Además, anuncia para el sábado entrante, un Acto de Unidad por la Dignidad de México, a verificarse en la Ciudad de Tijuana, Baja California. Están invitados todos los personajes públicos, las fuerzas políticas y sociales, así como la ciudadanía en general, para manifestar nuestro rechazo a las medidas de fuerza que intenta implementar la administración de Donald Trump.
Del mismo modo, es un acto para estrechar lazos ciudadanos con la sociedad norteamericana. Los pueblos, independientemente de sus gobiernos, han estado unidos históricamente, por lazos de vecindad, que se ven reflejados en todos los ámbitos de la vida.
Los aspectos comercial y migratorio, afectan del mismo modo a ambas sociedades. Encontrar maneras sanas para enfrentar el problema, es lo más indicado en estos momentos.
No es con sanciones unilaterales, como se lograrán resultados. Al contrario. Estas políticas dificultan las relaciones internacionales y causan más perjuicios que beneficios.
En este momento, resulta necesario apoyar la convocatoria presidencial, para dar voz a la sociedad de ambas naciones. Debe escucharse al ciudadano común, que es en realidad el que va a pagar el precio de políticas equivocadas, que no resuelven el conflicto y sí afectan la economía a ambos lados del río Bravo.
Por un lado, esperemos resultados favorables en las negociaciones en curso. Por el otro, manifestemos nuestro apoyo al gobierno del cambio, que llama a unir esfuerzos, en favor de los intereses nacionales.
Este sábado, los mexicanos haremos presencia, de cualquier modo, en Tijuana.
Malthus Gamba