En estos días se están desahogando asuntos de muy alta prioridad para la transformación de México, que nos van a servir para terminar de configurar el nuevo rostro de la vida pública del país, en uno más democrático y más incluyente, haciendo a un lado a los grupúsculos de traficantes de influencia voraces que en el pasado nos saquearon a su antojo.
El jueves se determinó en la Suprema Corte de Justicia que la ley eléctrica, sobre la que llovieron decenas de amparos otorgados por dos jueces corruptos, es constitucional y se mantiene vigente. Con esta resolución de la Corte ya podemos asegurarnos de que el precio de la energía eléctrica no suba, como lo hace en Europa por ejemplo, que la Comisión Federal de Electricidad se va a fortalecer y que el Estado mantendrá el control de este sector estratégico para el desarrollo del país.
También nos aseguramos de que las sociedades ilegales de autoabasto de energía, que en realidad eran negocios de saqueo, dejen de existir como se conocen hasta hoy para que no hayan tarifas preferenciales injustificadas para empresas y comercios, mientras los consumidores pagamos más que ellos por la energía. Así dejaremos de subsidiar sus negocios con dinero de nuestros impuestos; podremos entonces ahora sí, competir con piso parejo, como siempre pregonaron que debería de ser mientras en realidad se beneficiaban tramposamente en lo oscurito, haciendo que todos pagáramos sus abusos.
Otro de los asuntos que nos va a dar un nuevo perfil, es la consulta para revocación o ratificación del mandato del presidente que se celebrará el domingo en todo el país, a pesar de las resistencias, trampas y sabotaje desplegado por el INE para evitar que nuestra sociedad contara con una herramienta legal de la democracia participativa, que nos evite la tragedia de cargar con algún presidente rapaz o criminal, como los que tuvimos en México los últimos 40 años, antes del gobierno actual.
Cuántas muertes, desfalcos, abusos y aberraciones de toda índole nos habríamos ahorrado en estos 40 años de haber contado con una herramienta democrática como esta, que da vida al principio del artículo 39 constitucional, en el que se establece que el pueblo manda y puede remover a sus gobernantes si así lo decide.
Con esta consulta el pueblo toma el poder en sus manos y lo usa para ratificar o revocar a su primer mandatario, en función de los resultados que perciba la mayoría, que tendría que hacerse extensivo en el futuro para los gobernadores, alcaldes, legisladores federales y locales, así como cualquier funcionario que haya sido colocado en su puesto a partir del voto popular.
Por lo pronto hoy nos toca inaugurar esta herramienta en un proceso de democracia participativa. Nos toca estrenar nuestro poder como ciudadanos para tomar decisiones sobre remover o mantener a nuestro presidente en su cargo. No importa lo que digan aquellos que tienen miedo de ejercer este poder o los que temen que en el futuro les apliquen a ellos esta medida. Por eso están promoviendo que no votemos. En pocas palabras nos están pidiendo que no actuemos como ciudadanos sino como borregos. Como le hacen ellos.
Con esta herramienta se acabaron las excusas para remover a un mal gobernante que no tendremos que aguantar durante 6 años. Ya no, ahora lo podemos correr si así lo decidimos. Por supuesto que la gran mayoría de los mexicanos queremos que el presidente López Obrador continúe, porque los resultados que hemos visto de su desempeño, son de las razones por lo que lo pusimos en ese puesto.
Muy pocas veces en la historia se puede encontrar un político honesto que cumpla con lo que promete. Esta es una de ellas y los ciudadanos lo vamos a respaldar. Todos a votar el domingo 10 de abril. Sin excusa ni pretexto, llueva, truene o relampaguee.
Como dijo el financiero estadounidense Warren Buffett: “La honestidad es un regalo muy caro. No lo esperes de gente barata”.