Conforme más débil esté la oposición; más noticias falsas veremos ¡Todos a desmentirlos!
Carlos Loret de Mola puede ser considerado como el prototipo del profesional de la mentira. Vive de ella. Trabaja en base a ella. Se gana el pan diario usando la mentira, de la misma forma en que un carpintero utiliza la madera, o un artesano el barro, el metal, o el esmalte.
“La política es un oficio noble”, ha dicho el presidente López Obrador infinidad de veces. Pero lo es únicamente cuando se práctica el oficio honestamente, con vocación de servicio y con apego a la ética y los valores morales que nos debieron ser inculcados.
Lo mismo puede decirse del periodismo. Una actividad importante dentro de cualquier núcleo social. Los profesionales del periodismo debieran ser ciudadanos preparados para brindar un servicio de calidad a la audiencia que atiende sus comunicados y opiniones. Son el punto de referencia de muchos para entender lo que sucede en su ciudad, su país y en el mundo.
En los tiempos que vivimos, donde es evidente que la ética y la moral son desdeñados por algunos sectores sociales, que no ven en la práctica de estas cualidades, un beneficio mercantil aprovechable, tanto políticos como periodistas ambiciosos, observan un comportamiento que raya en lo criminal.
Loret de Mola es uno más de los periodistas de corte conservador, que a falta de otras capacidades personales, acude al mecanismo más despreciable del oficio: mentirle a su audiencia. Loret vive aún en la creencia de que los comunicadores de renombre, son por este simple hecho, manipuladores de masas. “Influencers” que tienen cierto tipo de control sobre la mente de los ciudadanos de a pie.
La narrativa diaria de la verdad, es lo que menos importa a este tipo de periodistas. Su meta inmediata es fijar ideas prefabricadas, en la mente colectiva. Crear visiones deformadas de la realidad que respondan a sus intereses personales, de clase social, o a los intereses de aquellos que pagan por sus servicios.
La lista de periodistas, analistas, columnistas y conductores que toman a la mentira como herramienta de trabajo es bastante extensa. Los más importantes deformadores de la verdad en nuestro país, serían: Ciro Gómez, Pablo Hiriat, Pascal Beltrán, Sergio Sarmiento, Raymundo Riva Palacio, Javier Risco, Joaquín López Dóriga, Carmen Aristegui últimamente y varios otros que aparecen en radio, televisión y prensa.
Luego vienen los comunicadores de segundo orden, como Chumel Torres, Ricardo Alemán, Callo de Hacha, José Cárdenas, Paola Rojas, Yuriria Sierra y bastantes más.
Están aparte los medios impresos, dónde la línea periodística en general, tiende a impulsar la mentira. Ahí podríamos acomodar a Reforma, El Universal, Milenio, y a la revista Proceso, que hoy sabemos se escribe con “Z” de Zavala.
A diario, las audiencias de estos medios y de estos difusores de mentiras, son avasallados por una cantidad de información alterada, que persigue fines distintos a la narrativa de la realidad. La verdad aparece poco en estos sitios. El intento de manipulación social es lo importante.
Lo mismo hacen los políticos que participan en estos medios de comunicación, o que interactúan con la sociedad mexicana por la vía de las redes sociales.
Estos políticos son el siguiente eslabón en la cadena de mentiras que se fabrican diariamente en los medios de comunicación conservadores.
La mentira diseñada a pedido del cliente, es replicada por los políticos neoliberales hoy derrotados. Amplifican el engaño. Utilizan a sus granjas de bots para dar la impresión de que mucha gente está de acuerdo con lo que se dice.
La intención final es crear confusión. Desinformar. Restar apoyo al contrincante político, para conseguir respaldo social.
Esta práctica la vemos en todos los medios de comunicación controlados por la derecha mexicana, un día sí y el otro también.
Nos venden mentiras cotidianamente. Nos ofrecen su producto adulterado con la esperanza de que compremos y hagamos nuestra su visión torcida de la realidad.
Tanto políticos, como periodistas y prensa de corte conservador, tienen puestas sus esperanzas en esta estrategia de engaño.
No tienen otra cosa a la mano. No hay proyecto nuevo que atraiga al futuro votante. No hay personajes sobresalientes en las filas neoliberales. No pueden competir limpiamente en contra del gobierno de la Cuarta Transformación, para ganar posiciones políticas en el corto plazo.
El gobierno del presidente López Obrador, a pesar de la crisis mundial que se vive a consecuencia de la pandemia de Covid-19, está dando resultados comprobables, de manera permanente.
La avalancha de mentiras, es la única opción que encuentran abierta los grupos que vivieron por años de la corrupción y que intentan por tanto, el regreso de un gobierno de corte neoliberal.
Esta nota es una advertencia para los ciudadanos. Las elecciones intermedias del 2021, se acercan día a día a nosotros. La tormenta de mentiras de la que hablamos, está muy próxima.
Va a arreciar el engaño por parte de toda la prensa tradicional. Se agregarán nuevos actores, tanto del “gremio” periodísticos, como de la clase política que intentará asegurar posiciones.
Las pocas encuestas serias y creíbles, hablan de un triunfo contundente de Morena en las votaciones referidas.
Por eso la necesidad imperiosa de la clase conservadora, constituida por grandes empresarios, políticos en desgracia y antiguos periodistas y medios de comunicación “chayoteros”, para incrementar al máximo está guerra de descalificaciones sin sustento, basadas en mentiras, deformaciones de la realidad y creatividad imaginativa.
Los medios de comunicación convencionales no son de por sí una fuente confiable de verdad. En época electoral, su nivel ético se degrada aún más.
Estemos atentos a esta fuerte tormenta que se avecina. No creamos en noticias de dudosa calidad. Confrontemos lo que no parece claro, con la visión de otros medios de información. Escuchemos lo que señalan otras voces.
Solo así tendremos oportunidad de conocer la realidad que vive nuestro país.
Solo así conoceremos a quienes hablan con la verdad y a quienes mienten por oficio o por vocación.
Vienen tiempos importantes para el fortalecimiento del proyecto de Cuarta Transformación, o para el regreso parcial del neoliberalismo a nuestro país.
No caigamos en el juego del engaño. Defendámonos de la mentira para poder pensar con libertad y tomar la decisión que más convenga a nuestra persona, a nuestra familia y al país.
Malthus Gamba