La desinformación en tiempo de coronavirus
En las últimas semanas, la clase conservadora, sedienta de poder y obligada a moverse de prisa, ante la proximidad de las elecciones intermedias del 2021, se ha dedicado a difundir una serie de rumores, en el sentido de que la epidemia de coronavirus que está entrando en su segunda fase en nuestro país, es más peligrosa de lo que señalan las autoridades sanitarias del gobierno de la Cuarta Transformación.
Esas mentiras se difunden en cadenas de WhatsApp, redes sociales y los distintos espacios controlados por la prensa reaccionaria.
Las más risibles mentiras que intenta proponer como verdad, este nuevo intento desestabilizador conservador, son éstas:
La mortalidad que se ha visto en Italia, a consecuencia del nuevo virus, va a replicarse necesariamente en nuestro país.
Esto es falso. La sociedad italiana, sobre todo en la zona del Piamonte, que es donde la enfermedad ha hecho más estragos, está compuesta por personas de la tercera edad. Se trata de un sector que padece enfermedades propias de quienes han disfrutado de una larga existencia.
El coronavirus se presenta y detona esos cuadros clínicos adversos ya de por sí, generando un agravamiento en la salud de los enfermes, que en muchas ocasiones concluye en deceso.
El caso de nuestro país es diferente. La mayor parte de los mexicanos son personas jóvenes y por lo mismo, su situación es menos complicada ante un probable contagio.
Lo que sucede en otras naciones, no es obligadamente aplicable a nuestra sociedad. Ni España, China u otros países que padecen la pandemia en este momento, pueden ser ejemplo fiel de lo que ocurrirá en México.
Otra mentira difundida por los grupos de la derecha que intentan desestabilizar al gobierno de López Obrador, tiene que ver con las pruebas para determinar si alguien es portador del nuevo virus.
Las pruebas “al por mayor”, no son la estrategia adecuada en este caso. Si una persona que no es de la tercera edad y no tiene problemas de salud mayores, considera que ha estado expuesta al contagio, lo único que debe hacer, es tomar los quince días de aislamiento que recomienda la autoridad del sector salud. Cumplido el plazo, puede retornar a sus actividades, con la certeza de que ha adquirido inmunidad ante el coronavirus. No se puede infectar de nueva cuenta, ni trasmitir tampoco la enfermedad a otras personas.
¿Para qué hacer pruebas y más pruebas cuando no existe tratamiento alguno para curar al paciente de la enfermedad? Lo único que puede hacerse, es permanecer en cuarentena por los quince días recomendados y dejar que el propio sistema inmunológico interno, se encargue de crear los anticuerpos necesarios para eliminar el virus. La prueba se recomienda en los casos en que el paciente presenta complicaciones respiratorias o inmunológicas anteriores, o si sufre de enfermedades como diabetes e hipertensión, que complican la salud del contagiado. Pero solo en esos casos resultan necesarias.
Hay muchos otros mitos sobre el coronavirus.
Algunos de orden político que resulta conveniente tratar.
Panistas y calderonistas, intentan fijar en la opinión pública la idea de que la capacidad de los hospitales públicos y privados, no será suficiente para atender la demanda de camas y respiradores que se requerirán en el corto plazo.
Vuelven a tomar como ejemplo los casos de Italia y Estados Unidos. Y en esas comparaciones, manipuladas a su favor, apoyan su permanente golpeteo al gobierno del cambio.
Italia como ya se dijo, tiene una población que en buena medida está constituida por gente de la tercera edad.
Estados Unidos carece de un sistema de salud pública. Ése es el problema que le explota en este momento al gobierno norteamericano. La atención a la salud en el país del norte, está privatizada. Se atiende a quien tiene posibilidad de pagar y ante la presencia de una epidemia que no reconoce entre ricos y pobres, se genera una situación bastante difícil para los ciudadanos sin recursos económicos, que resultarán infectados y que pueden a su vez transmitir el contagio a otros.
Afortunadamente en México, la privatización de la salud no pudo concretarse durante el periodo neoliberal. Con la llegada de la Cuarta Transformación al gobierno, se inició el fortalecimiento de este sector y hoy en día, el pronóstico que dan las autoridades sanitarias, es en el sentido de que se podrá cubrir exitosamente la demanda de salud, a consecuencia del nuevo coronavirus, con la cobertura hospitalaria de que se dispone, auxiliada por médicos e instalaciones del Ejército y la Marina, si fuera necesario.
De cualquier manera, ¿quién sería el culpable de la falta de cobertura hospitalaria en el país? ¿Un gobierno que tiene poco más de un año en haber asumido el poder, o el neoliberalismo que en treinta y seis años de gobierno no fue capaz de fortalecer el sector salud, al ritmo que demandaba la sociedad mexicana?
Las experiencias de otros países, no son ejemplo para lo que sucede y sucederá en México durante los próximos meses. Dar crédito a la desinformación que difunden los grupos conservadores, es un error que puede genera un mal secundario que nadie quiere: el miedo desbordado.
Esa es la apuesta actual de aquellos que quieren regresar a gobernar, a costa de lo que sea.
Están creando “fantasmas” a diario, mediante los cuales intentan presionar a la población para que caiga en estados de pánico. Desean actos de motín y violencia en contra del actual gobierno. Por eso descalifican toda medida de salud que implementa la Cuarta Transformación.
Para ellos, ningún plan estratégico en contra del coronavirus, será acertado, si viene de las actuales autoridades de salud.
Necesitan desacreditar al gobierno, para conseguir sus fines políticos.
Por ello, la recomendación para los mexicanos sigue siendo una sola:
No hacer caso de los fantasmas que nos presentan los medios de comunicación conservadores. No hacer caso de las “cadenas” que corren por WhatsApp y en redes sociales.
Estar al pendiente de los reportes diarios que emite la Secretaría de Salud, a las siete de cada noche.
Y sobre todo, tener presente que la actual epidemia, causa la muerte de un pequeño tres por ciento del total de las personas infectadas. No es una epidemia que amenace la vida de la mayoría de las personas.
Estar informados, cumplir los periodos de cuarentena necesarios y mantener la calma, es la mejor estrategia en este momento.
No le hagamos el juego a una clase económico-política derrotada, que ha demostrado por décadas que, lo que menos le importa, es el pueblo.
Malthus Gamba