¡Veinte Vivas! y dos gritos desesperados
¡Veinte Vivas! y dos gritos desesperados
Por: @crinscipe.
Es una tradición mexicana que el Presidente en turno de el grito que simboliza el inicio de la guerra de independencia de nuestro país, por allá de 1810. En esta ocasión, le tocó al Presidente Andrés Manuel López Obrador, no sorprendió la cantidad de mexicanos que se acumularon en la plancha del Zócalo capitalino para acompañar al mandatario en este acto solemne, su poder de convocatoria sigue siendo tan fuerte o más que en los últimos 18 años a partir de su primera participación como candidato para asumir el máximo cargo político en nuestro país.
Como es normal, en una democracia sana siempre existirá una parte opositora al régimen, sin embargo, en México quienes buscan ser dicha oposición distan mucho de poder encarnar una contra sólida, organizada y con intenciones de reivindicar su rumbo en pro de la ciudadanía, su particular indolencia, ausencia de memoria y fatídico sentido de querer instruir para sanear lo que ellos mismos provocaron no resultan más que en la ridiculización de sus propios seres y más allá de resultar opción para las mayorías siguen siendo populares entre los círculos a los que siempre han beneficiado, cercanos a las élites que se sirven con la cuchara grande de recursos públicos, amigables con las facciones clasistas que llaman “indios” a los “indígenas” y que en vez de ofender dejan a la vista su gran ignorancia.
El primer grito de independencia a cargo de AMLO generó grandes expectativas tanto en los simpatizantes como en los “opositores/reaccionarios”. Los primeros mostraron su apoyo al gobierno legítimamente electo y más votado en los últimos años, el respaldo recibido fue indiscutible, las consignas expresadas desde el balcón presidencial en Palacio Nacional enardecieron a todos los asistentes, sin duda, algo que no se veía desde por lo menos hace 12 años. Cuando por ejemplo le gritaban a Calderón espurio, asesino y demás descalificativos ganados a pulso, esto orilló a los organizadores a instalar bocinas anti abucheo para contrarrestar la inconformidad de los ciudadanos y , qué decir de las rechiflas a EPN y su intento de familia real que se exhibía en el balcón presidencial y dentro de Palacio Nacional dejando ver la arrogancia de su gobierno y que hasta cierto punto nos hacía recordar el despotismo de la monarquía francesa que ocupaba Versalles.
En lo que va de este sexenio hemos visto bastante, yo diría “demasiado” cinismo, locura, amnesia y una larga lista de etcéteras de los que alguna vez y tristemente fueron presidentes de México, los gritos desesperados de Fox y Calderón no han cesado desde el inicio del sexenio de AMLO, son esos los que pretenden encabezar la oposición tan anhelada, sabiéndose caducos siguen tratando de defender su privilegio, siguen tratando como Calderón de legitimarse aún fuera del poder, de ganar un voto de confianza a través del intento de la conformación de un partido que no logra juntar ni 200 mil firmas para su nacimiento y que en asambleas no causa más que pena. El ahora llamado “comandante borolas” ha sido reducido a un chiste por no poder y querer gobernar como ahora pregona en su sexenio, es aborrecido por sus expresiones fascistas “daños colaterales”, “alacranes”, “sicarios” etc.
Por su parte Fox, se cuenta solo, su sentimiento por no recibir pensión, su “preocupación” repentina por México y demás mentiras que difunden en internet vía fake news (ver articulo ¿Cuántas “fake news” llevamos en los 9 meses de AMLO en la presidencia?, de este medio @SinLinea), no son más que muestra de su agenda desesperada por desvirtuar el gobierno de López Obrador, ante todo esto, vale la pena recordar lo que diría Carlos Monsiváis acerca del cinismo, y ajustándolo en particular de estos dos indeseables. “Ya no le digamos cinismo, sino sinceridad”, sinceridad por su urgencia de terminar con la democracia, porque más allá de su incomodidad con el hoy mandatario así como de muchos medios y ciudadanía inconforme, debemos decir que su problema no es con AMLO, sino con la misma democracia, con el voto que inevitablemente es popular, que este y todo país que se haga llamar democrático está basado en el DOXA.
Los Veinte Vivas de AMLO, fortalecen sus lazos con los que lo apoyan y de igual manera los debería obligar a exigir lo que se deba, a repudiar las malas prácticas del pasado. Los Veinte Vivas de dignificación del país y de patriotismo no deben quedarse en eso, sino deben convertirse en acciones para asegurar esa independencia tan deseada, los retos son muchos y las disidencias necesarias.