UNA SUPREMA CORTE REACCIONARIA
Si un ciudadano cualquiera ve la defensa que hacen de su causa los personajes más emblemáticos del conservadurismo, podrá constatar sin dificultad alguna, que todos ellos se califican de demócratas defensores de la libertad y de las instituciones.
Pocos aceptarán el calificativo de “conservador”, tan ligado históricamente a la palabra “corrupción”. Preferirán por tanto que se les califique de “ciudadanos libres e independientes”, “sociedad civil sin colores partidistas”, o “representantes sociales independientes”.
Sin embargo, ese discurso es falso y nada tiene que ver con las acciones que ejecuta a diario cada uno de esos personajes.
A estas alturas del cambio que vive México, creo que queda claro para todos que Ciro Gómez Leyva, Loret de Mola, Carmen Aristegui, Denise Dresser, Brozo y otros comunicadores, no tienen rasgos de imparcialidad en sus posicionamientos periodísticos diarios.
Tampoco podemos creer que la “Sociedad Civil, S. A. de C. V.” representada por Claudio X González, Gustavo de Hoyos Walther, Sergio Aguayo, Carlos Alazraki, Marietto Ponce y muchos más, se mueve sobre terrenos de la independencia política.
Todos ellos son conservadores declarados, que intentan permanentemente desacreditar al gobierno de la Cuarta Transformación, para que los políticos reaccionarios a quienes apoyan, recuperen el poder lo más pronto posible.
Sociedad Civil es en la actualidad, sinónimo de conducta reaccionaria.
No hay sociedad civil de izquierda. Ahí hay Pueblo y nada más.
Y esa lucha entre Pueblo organizado y Sociedad Civil, hoy apartada de la ubre del presupuesto público, es evidente para todos.
Pocos creen ya en el poder que puedan tener “Los Abajo Firmantes”, para conseguir respaldo social. Son reaccionarios disfrazados de independientes que intentan engañar a un Pueblo que día con día se muestra más politizado y enterado de la realidad que vive el país.
La supuesta “polarización” de la que hablan los conservadores, es en realidad el enfrentamiento entre pequeños grupos sociales, disfrazados de “colectivos independientes”, en contra de un Pueblo que ha sabido organizarse en torno a un Proyecto Nacional encabezado por el presidente López Obrador.
Eso lo atestiguamos a diario en nuestra vida cotidiana, al escuchar la radio, ver las noticias en televisión, leer la prensa nacional y escuchar la conferencia mañanera del presidente.
Pero ese disfraz de independencia no es utilizado únicamente por la sociedad civil que se mueve del lado de la reacción.
Hay “Órganos Autónomos” que hablan permanentemente de su independencia del gobierno y de las posturas de las distintas fuerzas políticas que conforman nuestra democracia y que en realidad han jugado siempre del lado conservador.
Ahí está la entidad responsable de la competitividad en el país. La que regula las telecomunicaciones. Aquella otra que vela por el abierto acceso a la información y muchas otras como las señaladas.
Todas ellas fueron creadas con la finalidad de defender los intereses de los poderosos grupos conservadores nacionales y extranjeros. Ninguna es independiente. Todas son de corte reaccionario.
Quizá el organismo que mejor define lo que es la máscara de la independencia dentro del sector público, es el Instituto Nacional Electoral.
Ese organismo es repudiado por el Pueblo y aplaudido por la Sociedad Civil conservadora, porque responde a los intereses que defienden los partidos políticos neoliberales, que a su vez trabajan en favor de los intereses económicos de los grandes capitales en nuestro país y en el extranjero.
El fraude electoral es el sello distintivo del INE, desde los tiempos en que era IFE. En el momento actual, los consejeros de ese instituto están enfrascados en una guerra a muerte en contra del gobierno del presidente López Obrador.
No desean perder privilegios especiales. No les interesa la austeridad en absoluto. No quieren que el Pueblo nombre a magistrados y consejeros electorales. Pero sobre todo, no quieren perder esa perversa facultad para impulsar y validar fraudes electorales, en favor de las fuerzas políticas conservadoras.
El INE habla permanentemente de democracia, de independencia, de legalidad, de justicia. Pero solo habla de eso. Su proceder diario los muestra como uno más de los grupos reaccionarios, empeñados en frenar el Proyecto Nacional de Transformación. Son conservadores corruptos que pretenden envolverse en la bandera de la democracia para engañar al Pueblo.
Y volvemos al escenario nacional. Ya no pueden engañar a un Pueblo que se ha politizado en cuestión de unos años. Un Pueblo que sabe que su enemigo natural, es el segmento conservador que ha saqueado a la nación por décadas.
La máscara de “independencia” no le sirve de nada al INE. Está identificado como un organismo corrupto y tramposo que juega a favor de los intereses de la derecha corrupta.
Por último, está el Poder Judicial.
Ahí la corrupción es tan evidente, que es por demás detallarla. Cualquiera que haya estado ante un juez, por la causa que sea, sabe perfectamente que las sentencias y fallos se venden al mejor postor, en la mayor parte de las causas.
La nueva ministra presidenta en la Suprema Corte, ha expresado que a ella no le consta la corrupción, que al resto de la sociedad si le resulta evidente. Ella habla de una pureza o limpieza inexistente en juzgados y tribunales.
La independencia política del Poder Judicial es una máscara más. No existe. La corrupción anida dentro del aparato de justicia mexicano y donde hay corrupción, hay conservadurismo en la forma de pensar y actuar.
La actual Ministra Presidenta tiene una inclinación conservadora inocultable. Su antecesor, Arturo Zaldívar, era en alguna forma menos cercano al conservadurismo, aunque tampoco mostró vocación ni carácter, como para realizar la depuración que requiere el aparato de justicia del país.
La Transformación en México avanza. Pero hay asignaturas pendientes que deberá atender el gobierno que llegue a partir del 2024.
Una de ellas, es terminar de quitar las máscaras a los organismos e instituciones que mentirosamente se presentan al Pueblo como “independientes”. Son autónomas sin lugar a dudas, pero también son dependientes totalmente del poder económico que sabe pagar bien por sus favores y servicios.
Ahora que se vea en la Corte la constitucionalidad del Plan “B” sobre la Ley Electoral, que ya fue aprobado parcialmente en el Congreso y que saldrá en su totalidad en el presente mes, veremos sin lugar a dudas cómo esos ministros se ponen en su mayoría, la camiseta reaccionaria que se usa en las grandes ocasiones. Van a intentar frenar todo cambio.
El Pueblo no cree en una independencia que desmienten los hechos.
Sabe que aún tiene poderosos enemigos, en varias instituciones del Estado.
Y a esos enemigos, hay que ponerles freno en el momento indicado.
Malthus Gamba