¿Será Querétaro otra recarga a la 4T?
Por Miguel Ángel Lizama
Twitter: @Migueliz8
De las gubernaturas que serán votadas el año próximo, ninguna como la de Querétaro tan cargada de simbolismo en la vida de México. 1) De Querétaro salió la chispa para que el cura Hidalgo encendiera la Independencia; 2) en Querétaro acabó fusilado por Juárez el segundo sueño conservador de tener su Imperio en América (el primero fue de Iturbide); 3) en Querétaro se fraguó el fin armado de la Revolución encendida por Madero, mediante un documento rector convocado por Carranza, llamado CONSTITUCIÓN.
4) Ahora en Querétaro se puede gestar otra etapa de enorme significado social, al rescatar un bastión del rancio fanatismo conservador, que sobrevive enquistado en una sociedad de enorme historia libertaria, profundamente nacionalista.
El Querétaro actual refleja la inercia contradictoria que todavía vive el país. En una sociedad que avanza con el ritmo de los tiempos, persiste un sector alentado en púlpitos y sacristías, que considera “obra del demonio” el BIENESTAR que otros países de Primer Mundo ya toman de referencia, como Nueva Zelanda (con PIB envidiado en la Unión Europea) y China. Ese grupo filo-religioso se aferra al poder y pretende conservarlo pese a la evolución social.
En este panorama surge con leves destellos, un personaje de luz propia en el combate al monstruo de México llamado CORRUPCIÓN. Su nombre es SANTIAGO NIETO CASTILLO, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera que le encargó el Presidente López Obrador, y quien se ha vuelto emblema de la lucha titánica contra la Bestia Corrupta que se asentó en México hace más de 40 años y hoy se agita en la Impunidad. Santiago Nieto la conoce porque vivió en ella y empezó a combatirla desde la Fiscalía para Delitos Electorales. Fue entonces que la Bestia pegó un reparo y lo masticó, pero no logró tragarlo y lo escupió.
Todo México supo cuando Santiago Nieto comentó en una “entrevista de banqueta” que ya casi concluía su investigación sobre el director de Pemex Emilio Lozoya (sin mencionarlo) y sus nexos mafiosos con la constructora brasileña Odebrecht. De las alturas del poder llegó la orden fulminante de despedirlo, para no tocar al favorito de los dineros y exponer a los implicados en los manejos turbios.
Del despido de Santiago Nieto se hizo enorme escarnio público, porque el nuevo encargado de la Procuraduría de la República lo bañó con el lodo en que se movía todo ese grupo político empoderado, que llegó a alardear su Impunidad cuando Lozoya se jactó: “Tengo el dinero y tiempo suficiente para probar mi inocencia”, y hasta hoy no ha podido.
Estando en la lona, caído aunque no vencido, una mano se tendió para levantarlo. Fue López Obrador que iba como locomotora imparable rumbo a la Presidencia de México, y Santiago Nieto se repuso y tomó nuevos bríos. Ya había perdido familia y amistades que se distanciaron como si estuviera apestado. Pero AMLO ya lo había percibido como un elemento bastante valioso en la batalla que se proponía emprender, para librar al país del cáncer de la Corrupción. Y no le falló su “ojo clínico”.
No cualquiera desafía a la Bestia, y menos desde adentro como lo hizo Nieto Castillo.
El adalid anticorrupción actúa con sigilo y eficacia (como impone su labor), pese a los jueces venales que sembró el PRIAN. En su balance de Resultados aparecen miles de millones de pesos y dólares congelados a notorios sinvergüenzas, aprovechados del secretismo bancario, fiduciario y cambiario y las ventajas de una legislación permisiva preparada a modo, con reguladores excesivamente “comprensivos”. Aunque los Fiscales heredados de la Corrupción poco ayudan en la lucha emblemática de la 4T, Santiago Nieto sigue en lo suyo. Para combatir a las mafias hay que atacar su enorme capacidad económica para restarles poder. Como ha hecho el queretano.
Luce difícil que el Presidente López Obrador acepte desprenderse de un valioso colaborador como Nieto Castillo, para rescatar de la ambición, codicia e hipocresía, un pedazo de territorio tan significativo en la Historia de MÉXICO. Aunque, pensándolo bien, con la amplia visión de historia y repercusiones para el país que tiene AMLO, tal vez decida que la Cuarta Transformación ganaría una enorme propulsión con un esforzado luchador contra la Impunidad, gobernando su tierra natal, de tanta relevancia histórica. Especialmente porque Santiago Nieto no anda en grillas palaciegas ni repartiendo codazos para abrirse paso. Lo suyo es la eficacia y el trabajo arduo y honrado. JUSTO LO QUE NECESITA QUERÉTARO Y TODO MÉXICO.
Hasta hoy los partidos políticos de la entidad están en latencia, apenas despertando de su gran indolencia funcional, incluso MORENA QUERÉTARO, inmersos en grillas internas, padeciendo el mal endémico de los partidos: DIRIGENCIAS ALEJADAS DE SU MILITANCIA. En vez de abonar el terreno para quien sea su candidato a Gobernador y puestos de elección, mostrando acción y organización, ninguno hace algo que llegue al pueblo y lo motive al apoyo. Todos están en la tradicional inercia acomodaticia que impuso el PRIAN como método político, y que resguarda celosamente la supuesta “autoridad electoral” (INE y Trife), tutora de los partidos laxos, esperando “La Voz de las alturas” para despertar y dirigirse al siguiente puesto donde reposar.
En lo que la mayoría de políticos de todo signo mira pasar la vida y sus encantos, sólo el NeoPAN siente pasos en la azotea y activó su aparato de propaganda con pasquines a todo color y alarde de gasto, esperanzado en que el hoy grisáceo senador Mauricio Kuri sea el continuador del legado de prominentes PANazis como Vicente Fox, Felipe Calderón y PANcho Domínguez, todos de infausta memoria en México y Querétaro.
A PANcho, particularmente, le interesa quien le cubra la retaguardia por la cola muy larga, como la que le pisó a Marcos Aguilar, suspirante por la gubernatura escondido en San Lázaro. No vaya a ser que al veterinario Domínguez Servién se le atreviese Santiago Nieto como una indigestión de pronóstico reservado.
Habrá que ver cómo teje fino el Presidente y aprovecha el momento propicio para otra recarga a la Cuarta Transformación. Ya advirtió públicamente que a medida que se acerquen las elecciones del 21, aumentarán los ataques irracionales a su gobierno, como ya se ha visto, de todos los confabulados en la Corrupción (empresarios, políticos y medios), para detener la 4T y retener a cualquier costo sus lucrativos feudos.
Lamentablemente, el aparato electoral que AMLO diseñó, armó y activó para el triunfo de la transformación, hoy no promete mucho porque se oxida por falta de uso.