Toda la presión que se ha estado haciendo desde el exterior sobre el gobierno mexicano no es casual y tampoco tiene mucho que ver con las causas en las que se basan para hacer presión.
Tenemos por ejemplo la increíble resolución del Consejo de la Unión Europea, motivada por las botargas de Iberdrola en España, que tienen a su pueblo de rodillas pagando tarifas exorbitantes de energía y que se atrevieron a inmiscuirse en asuntos de un país que ni siquiera está en el continente que mal gobiernan, recibiendo la respuesta que se merecían.
Otro ejemplo claro ha sido la preocupación del gobierno estadounidense por las empresas que han invertido en México en un esquema ilegal y abusivo de generación eléctrica, que por cierto ahora intentaban también inmiscuirse en el proceso que solamente compete a los mexicanos; a cambio recibieron un decálogo de medidas que se aplicarán para protegerlos, buscando que puedan seguir haciendo sus negocios dentro de la ley.
Otro ejemplo fue mencionado por el presidente López Obrador, cuando narró que los oligarcas fueron a cabildear a los Estados Unidos para que no se autorizara la compra de la refinería de Deer Park, a menos que el gobierno desistiera de promover la reforma eléctrica.
Todos estos esfuerzos enormes realizados por la oligarquía para que el gobierno reciba presiones desde el exterior, a fin de abandonar el intento de defender los bolsillos de los mexicanos, han recibido una respuesta firme. El gobierno hoy se ocupa de los intereses de los mexicanos y no de los que van a beneficiar a grupitos de saqueadores.
Pero el asunto tiene fondo y el fondo no es ni la seguridad de los periodistas, ni siquiera son las reglas de la reforma eléctrica. El fondo es el litio, cuya propiedad exclusiva se le otorga al Estado en la reforma eléctrica.
En realidad, hoy no sabemos con exactitud de cuánto estamos hablando en reservas de este material estratégico dentro del territorio nacional. Tenemos claro que existen yacimientos de él en 18 de los 32 estados del país, pero no conocemos su tamaño. Apenas hoy se estudian varios de ellos para cuantificarlos. Sin embargo sí sabemos el potencial de uno de ellos; el que se ubica en el Norte de Sonora, concesionado en el pasado a la empresa Bancanora.
Solamente ese yacimiento tiene un potencial de 250 millones de toneladas de litio registradas en la concesión otorgada. Como el precio del litio ha venido subiendo en forma acelerada, cada tonelada vale hoy un millón 219 mil pesos. Esta sola concesión, que la empresa concesionada tuvo a bien entregar a una empresa estatal china en complicidad con los miembros de la Cofece, tiene un valor de 305 billones de pesos, que se explotarán en un período de 30 años. Esto implica que se exploten en promedio 10 billones de pesos por año; es decir, la mitad del Producto Interno Bruto de México anualmente.
Como lo hemos tratado en otras ocasiones, esta cantidad total es equivalente a que los mexicanos podamos pagar el presupuesto federal completo durante 43 años, podamos liquidar el adeudo de Fobaproa 305 veces, o podamos entregar los apoyos sociales que hoy se desinan a impulsar el consumo de los que menos tienen durante 610 años.
¡Cómo no van a estar desesperados los oligarcas de la élite internacional y las bandas de saqueadores disfrazados de empresarios en México por quedarse con toda esta riqueza! Una riqueza que es igual a lo que producimos todos los mexicanos anualmente, multiplicada por 14 veces, que se les está yendo de las manos para quedar en poder de todos los ciudadanos.
Esto es lo que pretenden entregar los legisladores que voten en contra de la reforma eléctrica, seguramente a cambio de mochecitos mugrosos como los que recibieron Anaya o Lavalle por regalar la riqueza de su país y por lo que van a pasar un buen tiempo en la cárcel.
Como dijo el poeta italiano Francesco Petrarca: “Todo el mal que puede desplegarse en el mundo, se esconde en un nido de traidores”.