Ningún país del mundo está haciendo lo que hace AMLO con el apoyo a la educación superior
En ningún otro país del planeta se está llevando a cabo un reforzamiento de la educación superior tan importante como el que tiene lugar hoy en México.
Cuando hace poco más de dos años, escuchamos los planes del gobierno, sobre el objetivo de desarrollar 100 universidades nuevas en el país, nos pareció algo imposible de lograr.
Ahora sabemos que durante los últimos dos años, se han construido y habilitado 85 nuevas universidades públicas regionales que ya se están inaugurando y al final del 2021 se habrán terminado 140. Muchas de ellas incluirán, entre otras, la carrera de medicina, a pesar de la complicación que implica implementar este tipo de planes de estudio.
Una de las características más interesantes de este programa de desarrollo para que más estudiantes puedan ser admitidos en la educación superior, es que las universidades regionales orientan su enfoque conceptual educativo, hacia las necesidades que presentan las comunidades donde se están instalando, porque no es lo mismo lo que requieren Yucatán, o Puebla o la Ciudad de México.
El programa de universidades del bienestar Benito Juárez García, que es como se denomina este proyecto, se está asegurando de que los contenidos en los planes de estudio sean de alta calidad, para garantizar la optimización del proceso enseñanza – aprendizaje que debe existir en cualquier esfuerzo educativo.
Y para el que tenga duda de que las universidades públicas mantienen la más alta calidad en el mercado educativo, hay que señalar que 9 de las 10 universidades mejor ubicadas en el ranking nacional de universidades, son públicas, encabezadas por la UNAM que ocupa el primer lugar entre las casas de estudio en Latinoamérica, España y Portugal.
Si a este incremento en la capacidad de atención para los estudiantes potenciales de educación superior, le aumentamos el otorgamiento de becas del gobierno, que hasta finales del 2020 era de 2,400 pesos mensuales para todos los alumnos del sistema de educación pública y que para 2021 será mayor, la probabilidad de que los jóvenes que se inscriben abandonen los estudios por falta de recursos económicos, disminuye considerablemente.
Lograr la instalación de 140 universidades públicas y gratuitas en sólo 3 años no es cosa menor. Hacerlo sin utilizar este proyecto como excusa para solicitar deuda adicional, ajustándose a los recursos derivados solamente de los ingresos reales del gobierno, en un año de pandemia, es todavía más increíble.
Podemos imaginarnos qué hubiera sucedido en gobiernos anteriores, si se les hubiera ocurrido esta idea para “fomentar” la educación superior, lo cual por cierto nunca estuvo dentro de sus planes; sin duda hoy tendríamos una deuda adicional enorme y 140 cascarones deteriorados de escuelas sin terminar, que no habrían servido más que como monumentos a la corrupción, como sucedió con la estela de luz, la barda de la refinería de Tula del Borolas, los cientos de edificios sin terminar que se habían proyectado como hospitales con Peña Nieto y que este gobierno actual, está terminando de construir y habilitar.
Como diría el laureado ilustrador estadounidense Johnathan Hennessey: “La ignorancia es el peor enemigo de un pueblo que quiere ser libre”.