México y los agoreros del desastre
Desde la toma de la presidencia por Andrés Manuel López Obrador en diciembre de 2018, la clase conservadora del país, aunada los políticos opositores han augurado el peor de los escenarios para México, advirtiendo entonces la inminente quiebra nacional y crisis económica de proporciones inimaginables, todas estas fatalistas predicciones magnificadas y repetidas ad nauseam por los portavoces de quienes veían esfumarse toda clase de prebendas y mal habidos privilegios. Pero por suerte para el grueso de la población, estas ominosas predicciones sólo eran válidas para quienes usaban y abusaban del erario, sirviéndose de él insaciablemente.
La fortuna sonríe, sin duda alguna a quienes quedaron rezagados por las políticas depredadoras y excluyentes de los gobiernos neoliberales, preocupados exclusivamente por su propio beneficio a costa de los más necesitados, pues gracias a la gran cantidad de programas de apoyos implementados por el gobierno de la cuarta transformación, así como varios mega proyectos que formarán diversos polos de desarrollo, y aunado a severas políticas y acciones anti corrupción, podemos ver ya ahora los frutos de este gran esfuerzo, pese a la sorpresiva y violenta pandemia desatada en todo el orbe que ha puesto de rodillas a las más grandes y sólidas economías del planeta.
A pesar de que el Producto Interno Bruto cayó 22% en el segundo trimestre del año, se recuperó en 12% en el tercero, esto sin contraer deuda adicional como hicieron los otros 5 países que reflejaron una recuperación de este tamaño, recuperando con ello el 55% de lo perdido y convirtiéndose así en la nación con mayor crecimiento neto entre todos los países que conforman la OCDE. Mientras los expertos pronosticaban una caída mayor a -17% en el año y una recuperación que rondaría los 10 años, ahora se espera que la economía se retraiga sólo un 8% recuperable en muy corto plazo.
Contrario a los torpes comparativos que hacen seudo empresarios que en realidad no son otra cosa que viles traficantes de influencias, como Claudio X González, quien maliciosamente presenta una tabla que no considera la caída del PIB a nivel global, los resultados presentados por el actual gobierno pueden ser calificados de muy satisfactorios, considerando que en 2011, ante la pandemia de AH1N1, que fue de muy corta duración, que no cerró la economía en ninguna parte del mundo y que definitivamente no se acerca a la violencia de la actual, la caída del PIB fue de -6.7% y se adquirió deuda adicional por 34 mil millones de dólares para mitigar sus efectos.
Por otro lado, y de nuevo a pesar de la pandemia, el peso perdió valor por -34% durante el segundo trimestre, pero para noviembre ya ha recuperado el 82.5% de lo perdido, ubicándose ahora al nivel que tenía en septiembre de 2016.
Si las aseveraciones de empresarios y expertos de la derecha fueran ciertas sobre el catastrófico estado en que se encuentra la nación, la inflación no se encontraría a niveles tan bajos como ahora, que para noviembre se ubica como la más baja de la historia para períodos mensuales, con 0.04%, lo que permite calcularla por debajo del 4% anual, de acuerdo a BANXICO.
Quienes se oponen a la cuarta transformación insisten en que las políticas de reordenamiento, transformación y combate a la corrupción están provocando despidos masivos. Lo dijeron cuando se decidió terminar con los fideicomisos y lo repitieron ante la revisión del esquema outsourcing. La realidad es que durante la pandemia solamente las empresas que se beneficiaban de exenciones fiscales, contratos oscuros con el gobierno, receptores de indebidos beneficios de los fideicomisos o abusivas prácticas de outsourcing, fueron quienes, al no poder competir en igualdad de circunstancias, despidieron a sus empleados, pero una gran cantidad de empresarios comprometidos, emprendedores y con alto sentido social y solidaridad, lograron sortear la crisis conservando a sus empleados.
Durante el segundo trimestre del año se perdieron 12 millones de empleos totales en la economía, tanto en el sector formal como en el informal, pero para septiembre ya se habían recuperado 10.2 millones de empleos, esto es: el 85% de los perdidos. En la economía formal se registraron, durante ese mismo mes, 200 mil empleos formales que significa la mayor cantidad registrada en la historia para un solo mes.
Otro dato impresionante es que el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores creció 12.94 puntos en noviembre, generando la ganancia mensual más alta en los últimos 11 años en cualquier mes y, para un mes de noviembre, es la más alta en los últimos 21 años, recuperando con esto la pérdida de todo el año y reportando una ganancia para los inversionistas, y sí, a pesar de encontrarnos en un año con pandemia.
En cuanto a nuestra balanza comercial, que es la diferencia entre nuestras importaciones y exportaciones, octubre presentó un histórico superávit para períodos mensuales, con un saldo positivo de 6, 422 millones de dólares, provocando un acumulado anual mayor a los 25 mil millones de dólares.
Contamos también con el registro superavitario en la cuenta corriente que, durante el tercer trimestre llegó a 6.9% del PIB, mayor saldo en este rubro en la historia. Los precios de los combustibles ha tenido una baja de 5% durante octubre, derivado del crecimiento en 30% de la producción petrolera. Las ventas en tiendas y autoservicios han logrado un incremento de 8% y la venta de automóviles nuevos ha aumentado durante los últimos 7 meses.
Como podemos ver, el panorama catastrófico planteado por la derecha, analizada por sus expertos y difundida por sus jilgueros dista mucho de ser real y está diseñada para crear una percepción errónea que les permita acceder de nuevo al poder para seguir utilizándolo en beneficio propio.
Es por ello que debemos apoyar con todo a la cuarta transformación con el voto masivo a quienes la enarbolan, permitiendo con esto lo que a todas luces será necesario: que la verdadera oposición, propositiva y consciente surja de nuestras filas, ya que quienes ahora la representan han demostrado una profunda incapacidad de presentar una verdadera opción.
“hay tiempo de aventar los cuetes, y tiempo de recoger las varas”
Abuela María