Los conservadores tuvieron una semana de pesadilla
Esta semana fue de pesadilla para los moralmente derrotados conservadores. Es una de las peores que han visto pasar en los últimos tiempos.
Fueron varios los golpes que recibieron en forma directa y poco lo pudieron hacer para defender de alguna manera sus posiciones.
Por una parte, se viene abajo la estrategia de amparos promovida por Claudio X González y su equipo reaccionario, para impedir la construcción del aeropuerto planeado en terrenos de la base militar de Santa Lucía. El juez que lleva estos casos, ha comenzado a desestimar la procedencia de los mismos y todo indica que este viernes, dará una respuesta jurídica clara, sobre todos los procedimientos de amparo que están a la espera de resolución definitiva.
¿Por qué el juez cambia de opinión en forma inesperada? La conducta de este funcionario del poder judicial, parecía inexplicable hasta el día de ayer. Anteriormente, había defendido la posición de quienes promovían este tipo de amparos. Concedió suspensiones de carácter definitivo, en tanto el gobierno de la Cuarta Transformación no presentara la documentación de impacto ambiental correspondiente.
Estaba trabajando claramente, a favor de los intereses conservadores. ¿Qué pasó entonces?
Me parece que la razón de este viraje hacia el otro extremo, tiene que ver con el duro golpe que sufrió la derecha mexicana el día de ayer.
Eduardo Medina Mora, ministro de la Corte por obra y gracia de Enrique Peña Nieto y poderes neoliberales que el expresidente representaba en su momento, renunció intempestivamente al cargo que ocupaba en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Le restaban once años en el desempeño del cargo que ostentaba, pero su pasado, negro como el de la mayor parte de los políticos neoliberales, lo fue acorralando de a poco, hasta hacer imposible su permanencia en la Suprema Corte.
A Medina Mora se le investiga en México y Estados Unidos, por el manejo de recursos de procedencia ilícita. Sus cuentas bancarias en Estados Unidos y Canadá, muestran un comportamiento atípico, considerando los millonarios depósitos que han recibido en el pasado reciente, que no se justifican con los ingresos que percibe el hoy exministro. Hay mucho dinero de más en esas cuentas, sobre el que no existe explicación que justifique su origen.
Medina Mora se va, pero no a un retiro tranquilo y bien merecido. Sale por la puerta de atrás, a la espera de lo que se vaya dando tanto en la Unidad de Investigación Financiera de la Secretaría de Hacienda y en la Fiscalía General de la República. Además, sabe que puede enfrentar procesos en los Estados Unidos, donde también se le está investigando.
Medina Mora fue un defensor declarado de las causas conservadoras. Como ministro, era poco a lo que podía temer y mucho en lo que podía ayudar a los grupos conservadores opuestos a la Cuarta Transformación. Conociendo su forma de actuar, no es difícil suponer que las decisiones del juez que lleva los casos de amparos promovidos por Claudio X González y amigos, hayan estado influenciadas por las “recomendaciones” y “línea” del entonces ministro de la Corte. Es la manera típica de actuar de los reaccionarios.
Al ser conocida la decisión de Medina Mora, para separarse del cargo que se le había conferido, es natural pensar que el juez deja de sentirse apoyado y comienza a actuar de acuerdo a lo que realmente marca la ley y el derecho. Por eso el cambio en su decisión, para dar vía libre a la construcción de las pistas en Santa Lucía.
Si las cosas no ocurrieron totalmente como lo planteamos, algo muy similar sucedió en estos días, dentro del Poder Judicial.
La caída de Medina Mora, es un golpe tremendo para los conservadores. López Obrador presentará terna de aspirantes al cargo y estos dejarán de responder a los intereses de la derecha. El poder que tenían los reaccionarios dentro del máximo tribunal de la nación, se acaba. Su principal alfil abandona el barco.
Otro descalabro para los conservadores, fue el saldo blanco que registró la marcha conmemorativa de los sucesos violentos perpetrados por el Estado, en contra de los estudiantes que asistieron a la plaza de Las Tres Culturas, el día dos de octubre de 1968.
La presencia de grupos de provocadores, evidentemente financiados por la extrema derecha, no fue suficiente para empañar el evento, ni tampoco para provocar enfrentamientos donde la represión y la violencia dieran elementos a la derecha, para acusar a los gobiernos de la Ciudad de México y federal, de utilizar los mismos métodos antidemocráticos y represivos, que distinguieron a las administraciones públicas durante el neoliberalismo.
Los cinturones de paz cumplieron plenamente con su objetivo y fuera de unos pocos incidentes, el evento se desarrolló con normalidad y sin mayores problemas.
Los conservadores pudieron apreciar con claridad, cómo la sociedad civil se muestra molesta ante la presencia de estos pequeños grupos de adolescentes y jóvenes, aparentemente drogados, que llegan con el único objetivo de dañar comercios, instalaciones y mobiliario público, incluyendo también a las personas que encuentran a su paso. En buena parte del camino que siguió la manifestación, fueron los ciudadanos quienes encapsularon y obligaron a los agresores a retirarse.
No hubo sangre, ni lesionados, ni videos o fotografías que testimoniaran actos de represión y de violencia. No funcionó la estrategia planeada y puesta en práctica por la derecha.
Por último, está el caso de las condonaciones de impuestos que se dieron durante los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Hasta el momento, las justificaciones que los dos expresidentes panistas han intentado, los dejan mal parados. No hay forma de que su habitual estrategia de mentiras, pueda convencer a una sociedad que los conoce bien y sabe que la marca de estos exmandatarios neoliberales, fue la corrupción y el engaño.
En todos los frentes salió derrotado el conservadurismo en esta semana.
El día de ayer, al correr la noticia de la renuncia de Medina Mora a su cargo en la Suprema Corte, Javier Risco, periodista conservador de El Financiero, publica un tuit que ejemplifica el desaliento de la derecha ante el fortalecimiento de la Cuarta Transformación. El mensaje es corto, pero muy significativo.
Refiriéndose a lo que está renuncia significa para el gobierno de López Obrador, escriba: “todo le sale bien”.
Y es cierto, los corruptos abandonan los cargos públicos, porque su pasado los persigue y evidencia. Eso es un triunfo para el gobierno del cambio.
El poder político conservador, se achica al paso de los días. Hoy son muy pocas las piezas que pueden mover en el tablero de la política nacional.
Y ni siquiera hemos llegado al primer año de gobierno.
El cambio sano para el país, prometido por la Cuarta Transformación, se va tejiendo poco a poco.
Malthus Gamba