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La soberbia panista: Derrota y Fracaso
Columnas, Nacional

La soberbia panista: Derrota y Fracaso

Por Miguel Angel Lizama
@Migueliz8

“Sólo nosotros los legisladores sabemos lo que es mejor para el pueblo. LA GENTE NO SABE LO QUE LE CONVIENE. POR ESO NOS ELIGE, para que decidamos lo que necesita”.

Tal EXPRESIÓN ABSURDA de soberbia y grosero menosprecio a los ciudadanos, fue hecha en pleno Teatro de la República de Querétaro –en la inminencia de la elección de 2006– por el entonces senador panista César Jáuregui, hoy Secretario de Gobierno en Chihuahua con Javier Corral, quien ha resultado un fiasco con puras poses teatrales y poca eficiencia gubernativa.

La petulancia de Jáuregui se alimentó entonces con el TRIUNFO USURPADOR de Felipe Calderón gracias a las marrullerías de Vicente Fox, ensoberbecido con la mentalidad clasista feudal y excluyente característica del PAN, del conservadurismo heredado de los estancieros del virreinato, que sigue vivo gracias a El Yunque, el dinero de la clase empresarial y la iglesia católica más medieval.

Desde Calderón abusaron durante 12 años con pillajes, violencia, ríos de sangre, VIOLACIONES A DERECHOS HUMANOS y falsedades que promovían la idea del país idílico difundido por la prensa comprada, muy distante de la realidad cotidiana del ciudadano común. A las quejas y reclamos populares se les puso sordina para nunca ser escuchados, pues “ellos sabían lo que la gente ignorante desconocía para su bienestar”.

La gente aguantó bastante, hasta que en 2018 se la cobró con intereses. Desde un principio fue evidente que la simpatía popular la tenía ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, el “peligro para México” foxista que por años siguió repitiendo como mantra el conservadurismo para conjurar su “demonio” de Tabasco. Los mismos que en 2006 y 2012 hicieron frente común contra AMLO, ayudados por el supuesto partido que lo apoyaba (el PRD propiedad de Los Chuchos), se aliaron de nuevo para descarrilarlo en 2018.

Pero esta vez la repetición de los mismos ataques no tuvieron igual efecto. La gente, más alerta, se había enriquecido con una ola juvenil avasalladora, que no se dormía con espejismos ni falsos cantos. Las “benditas Redes Sociales”, manejadas por muchachas y jóvenes de empuje, desde el inicio se alinearon con Andrés Manuel, al saber las trampas e injusticias que había padecido, y su tozudez para recorrer caminos removiendo conciencias y pasando las mismas carencias que la gente. Eso los ganó. E hicieron ganar a AMLO y a MORENA.

En contraste, la obcecación del PAN, pese a más dinero público y privado que utilizó para ponerse disfraz “Ciudadano”, no logró socavar la creciente base electoral de López Obrador. La minimizaron insistiendo hasta el final en que el Voto Útil de “LOS INDECISOS” haría triunfar a su anodino candidato, bueno en intrigas partidistas y tranzas inmobiliarias, pero carente de toda simpatía popular que jamás había buscado desde sus oficinas y residencias en Querétaro y Atlanta (USA). El PAN creyó que la SONRISA PLÁSTICA de su candidato borraría los años de trashumancia por todo México del candidato López Obrador, puntero desde 2006.

El mismo día de la votación, el PAN y sus corifeos se fueron a dormir con una monumental derrota… y la bilis derramada. Pero en vez de procesar su fracaso y digerirlo para corregir sus errores y emprender las reparaciones correspondientes, decidieron erigirse en una “oposición” recalcitrante, obnubilada, gritona, cerrada a la realidad que la revolcó.

En vez de reconocer las necesidades del pueblo mayoritario a las que se apega López Obrador, todo lo que éste propone es descalificado de inmediato por líderes partidistas y “expertos” y “analistas” para agradar a la plutocracia y desquitar el dinero que les siguen dando sus patrocinadores. Así como al principio del retorno del PRI a Los Pinos se le echaba tanto incienso y lisonjas a Enrique Peña NIeto como “Salvador de México” en la prensa extranjera, Andrés Manuel López Obrador hoy es acribillado con mentiras y catastrofismos futuristas, no sólo por Medios nacionales y extranjeros, sino por calificadoras y organismos de la más variada ralea, a fin de minar su apoyo popular, SIN LOGRARLO.

Lo peor para los malquerientes de AMLO es que, por lo contrario, hay más gente que lo apoya, a medida que comprueban su actuar y pensar para rescatar a la mayoría popular del pozo en que la tenía la Tecnocracia neoliberal.

Pese a que periódicos, TV y radio hicieron “necesario” todo lo superfluo y desechable, la gente apoyó las decisiones de AMLO, porque corporizaban su descontento: el avión presidencial, el derroche, el nuevo aeropuerto en el lodazal de Texcoco, los gasolinazos y groseros sueldos y prestaciones de la oligarquía del INE, la Suprema Corte, el IFAI, Ifetel, la CRE, los costosos e inútiles “Adjuntos” de la burocracia dorada, y tantos etcéteras.

El PAN y su opinocracia persisten en ignorar la vieja y certera sentencia latina: “VOX POPULI, VOX DEI” (la voz del pueblo es la voz de Dios). Y eso que se precian de ser tan católicos, de misa y comunión cada domingo. Se les olvida el catecismo.

Hasta hoy, el problema es que EL PUEBLO SÍ SABE lo que necesita y le conviene, porque lo vive, sin necesitar políticos petulantes que CREEN saber lo que la gente piensa y requiere, sin salir de sus oficinas ni haberse acercado a sus carencias cotidianas. Por eso hubo un voto arrasador por AMLO como nunca se había registrado en la historia. Y su popularidad sigue subiendo a medida que los resultados de su trabajo y cumplimiento de promesas va llegando a más gente. Aunque encuestadoras contratadas reporten “desplomes de popularidad”, pese a las evidencias que se vive en todo el país, Andrés Manuel sigue al alza.

El PAN tira sus oportunidades de reivindicación con la gente por complacer a sus resentidos y hoy hasta perseguidos, no por López Obrador, sino por la Ley simplemente aplicada y hecha cumplir.

Como siempre sucede, EN EL PECADO LLEVARÁN LA PENITENCIA.

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