La peor oposición de la historia
El momento culminante del neoliberalismo en México, se dio en el momento en que los grandes medios de comunicación, propiedad de empresarios relevantes del conservadurismo, crearon un presidente de la república a su imagen y semejanza.
Es decir, las televisoras, señaladas como responsables de la enajenación mental de los mexicanos, manipulando el entretenimiento en casa, vía “la caja idiota”, vendieron al pueblo de México, aún adormecido por años y años de “desculturización”, un producto vacío y carente de conocimiento, que responde al nombre de Enrique Peña Nieto.
En ese sexenio, se dio el momento más alto de corrupción que haya registrado nuestro país en su historia.
La reforma energética que tanto interesaba a las empresas y gobiernos extranjeros, fue aprobada por el gobierno peñista, comprando los votos necesarios en el Congreso, a precio millonario.
La energía eléctrica se había privatizado un sexenio antes con Felipe Calderón y miles de trabajadores de Luz y Fuerza del Centro, perdieron su fuente laboral, por la violenta acción privatizadora del neoliberalismo. El gobierno de Peña Nieto autorizó contratos ventajosos a empresas extranjeras, para la producción y distribución de energía eléctrica, Otorgó subsidios a las compañías privadas y permitió que las mismas no pagaran un centavo por concepto de impuestos. La Comisión Federal de Electricidad quedó muy disminuida y en desventaja para competir con las empresas privadas que se hicieron con el 50 por ciento del mercado nacional. La idea era desaparecer a la compañía del Estado en el futuro, para dejar todo el suministro eléctrico en manos de particulares.
La campaña en medios de comunicación sirvió a los fines conservadores, para alcanzar todo el poder y beneficios que disfrutaron hasta la salida del último gobierno priista.
Y aún sabiendo que López Obrador llegaba al gobierno con planes de cambio para el país, los conservadores no se inquietaron demasiado. Confiaban en la fortaleza de esos medios informativos que habían demostrado en el pasado, ser lo suficientemente influyentes en la opinión pública.
No quisieron ver que el triunfo electoral de Morena en 2018, señala un antes y un después, que marcará la historia del país en las siguientes décadas.
López Obrador ha señalado en varias ocasiones, que él mismo advirtió que la idea de los neoliberales, era que todas las promesas de campaña del gobierno del cambio, serían en realidad parte de un proceso electoral competido, donde se promete lo que nunca se va a cumplir. La Cuarta Transformación era solo discurso de campaña. No habría cambio. El gatopardismo que operó durante décadas, aplicaría nuevamente en el gobierno de López Obrador.
Ese error lo están pagando los neoliberales hasta este momento y les falta el resto del sexenio para advertir plenamente la dimensión de su torpeza.
La Cuarta Transformación ya está removiendo las raíces del neoliberalismo, como si se tratara de yerba mala. Nada quedará de esa plaga, al finalizar el sexenio.
Pero si ya cometieron un error garrafal, al no considerar objetivamente el tamaño del cambio que vive el país, cometen otro igual o peor, al creer que los medios masivos de comunicación, los sacarán una vez más del atolladero y los ayudarán a recuperar el poder perdido en 2018.
Toda la apuesta conservadora en este momento, está basada en la estrategia que se diseña para prensa, radio, televisión y redes sociales.
Campañas de lodo, noticias falsas, “periodismo de ficción”, amarillismo y otros viejos trucos, han sido puestos en marcha para intentar desacreditar al gobierno del presidente López Obrador, al partido político Morena y a sus candidatos.
Esa es toda la estrategia que vemos en los grupos conservadores.
No hay contacto con el pueblo.
Tampoco una plataforma conservadora, donde aparezcan nuevos perfiles políticos, defendiendo un proyecto de nación novedoso.
Todo el capital del conservadurismo neoliberal, está apostado a los medios masivos de comunicación y a las granjas de bots que hacen campaña en favor de la derecha, en redes sociales.
Han pagado incluso a medios internacionales, para que publiquen notas en contra del actual gobierno. Otras son en favor de la causa de los neoliberales.
Les va a salir muy caro el error, que en este momento tiene consecuencias irreversibles.
Las encuestas que conocemos hasta el momento, dan una ventaja a Morena en la mayor parte de los Estados donde se verificarán elecciones dentro de tres meses. Esa ventaja es amplia y nada puede hacerse ya para revertirla. Cuando mucho, quedará la posibilidad de impedir que se incremente, pero hasta en eso las probabilidades son lejanas.
Quien ha entendido perfectamente que los medios masivos de comunicación, son el último baluarte significativo de los conservadores, es el presidente López Obrador.
Durante las últimas semanas, ha sido insistente en este punto, señalando que la prensa “chayotera” siempre ha mantenido una relación estrecha con los corruptos grupos políticos y empresariales.
La prensa de corte conservador y la que se dice de centro-izquierda sin serlo, apoyan e impulsan un intento de retorno del neoliberalismo. Lo hacen por medio de campañas sucias en medios informativos. Editorializan toda noticia importante, para atraer el voto ciudadano, o desprestigiar al gobierno del presidente. Atacan a los candidatos de Morena, con acusaciones de todo tipo, pensando que con esto, legitiman a los corruptos que presentará el #TUMOR, como candidatos a puestos de elección popular.
López Obrador sabe que la prensa convencional no tiene el mismo poder que demostró tener durante el neoliberalismo. Está desacreditada, disminuida y es rechazada por amplios sectores de la sociedad mexicana.
Es el arma que utiliza Claudio X González y su #TUMOR. Un arma tan endeble como Claudio y su estructura formada por retazos de partidos políticos corruptos.
Esa prensa y esos empresarios neoliberales, no entendieron el papel histórico que les tocaba representar como oposición. López Obrador sí lo vio desde el inicio.
No pueden pensar y concretar ideas. No saben construir.
Todo lo apuestan a la desinformación que difunden los medios de comunicación de su propiedad.
Crearon un presidente artificial y se sintieron dueños de México.
Hoy ven caer sus sueños uno a uno y aún piensan que “la caja idiota” los va a sacar del atolladero en las siguientes elecciones. Los únicos engañados son ellos mismos. El pueblo perdió toda confianza en esos informadores.
Claudio X González y el #TUMOR no tuvieron el tamaño necesario para asumir el papel histórico que les tocó en suerte.
Son ya la peor oposición de que se tenga memoria.
Malthus Gamba