La diputada Ana Lilia Herrera, también víctima… de miopía
Por Miguel Ángel Lizama
@Migueliz8
Luego de año y medio de no leer El Universal por su manifiesta parcialidad contra el Presidente Andrés Manuel López Obrador -no sólo con su sesgo tendencioso sino por la exclusividad a mentiras o medias verdades-, veo una opinión de la actual diputada federal ANA LILIA HERRERA ANZALDO, ondeando la bandera de las víctimas a punto de ser desamparadas por la renuncia de Mara Gómez a la CEAV (Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas) y lo que ella llama “austericidio” del que culpa al Presidente.
Pese a su indudable capacidad intelectiva, la hoy diputada Herrera Anzaldo sigue registrando la misma falla que tenía cuando, recién egresada de la UNAM, llegó a solicitar trabajo a Comunicación Social de la Cámara de Diputados, donde debí atenderla como Subdirector de Prensa que yo era. En la prueba que le puse afloró lo que hoy exhibe y refiero: ESTRECHEZ DE ENFOQUE EN EL TRATAMIENTO DE UN TEMA. En aquella entrevista le pregunté qué leía a diario y me respondió que la sección cultural de La Jornada. Le sugerí ampliar su acervo cognoscitivo y leer, incluso, las secciones de Deportes, Policía y hasta Finanzas aunque le resultaran muy fastidiosas o poco gratas. Le repetí una máxima literaria: “Para saber escribir, tienes que aprender a leer”. Y hay que leer de todo.
Noté el potencial de Ana Lilia y no obstante su falla (subsanable) la contraté. Ahí no erré, pese a diferencias ideológicas pues me etiquetó de “perredista” por mis ideas liberales que ella supuso “de izquierda”, no obstante mi oposición a Los Chuchos y al sello tribal del PRD (que hoy veo repetirse en MORENA). Ana Lilia se desempeñó muy bien como reportera en Comunicación Social de la Cámara, de donde brincó al PRI para iniciar su trayectoria pública al amparo del grupo Atlacomulco en el Edomex, lo que aumentó su miopía política, muy entendible.
En su texto pro-CEAV, Ana Lilia habla de regresión de quienes prometieron una transformación, pues pretenden “matar de inanición” a instituciones como la que ya “no dará atención psicológica, legal y social” a víctimas. Su queja soslaya que las propias víctimas y familiares se quejaban, desde el antecesor de la hoy renunciante (Jaime Rochín), por la desatención de la “institución” responsable de atenderlos y fueron los que más celebraron la salida de Mara Gómez, como antes la de Rochín. No obstante la renuncia, el Presidente insistió en que a las víctimas se les seguiría atendiendo y no se les dejaría “a la buena de Dios”, como acostumbraban los mentores de la legisladora Herrera con toda la gente. Además, la diputada priísta sólo alude a delitos federales (no se ocupa de los del fuero común, responsabilidad de los gobiernos estatales) y a violaciones de derechos humanos (también atribuidos al ámbito federal no a los estatales). Su miopía es la misma del hoy cercano PAN y el PRD del que tanto censuraba mi supuesta proclividad.
Con la conocida sorna opositora. dictamina que sólo sus datos son los únicos válidos en el Registro Nacional de Víctimas (siempre la burocracia) para “acceder al fondo de ayuda” (siempre el dinero como “leitmotiv” de la mini oposición PRIANista). De igual forma exige crear más burocracia “jurídica, psicológica y de trabajo social, para dar atención directa a las víctimas”. Nadie le advirtió que “a confesión de parte, relevo de pruebas”. Reconoce, implícitamente, que las víctimas NO RECIBÍAN ATENCIÓN DIRECTA, jurídica, psicológica ni asistencial. Precisamente DE ESO SE QUEJABAN LOS FAMILIARES DE VÍCTIMAS y es lo que se quiere revertir, pero sin el aparato inútil y oneroso, cargado de burocracia, cuyos únicos titulares desde que se creó en 2013, siempre se hacían los escurridizos para no ver ni atender a los quejosos y eludir reclamaciones. Algunos medios (como La Jornada) dieron cuenta de ello. Ahí está la hemeroteca.
Ya entrada en gastos, la diputada Herrera pide que las Comisiones Ejecutivas Estatales de Atención a Víctimas tengan libre acceso al FASP (Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública) o, en el peor de los casos, crear un fondo federal específico para las Comisiones Ejecutivas de los estados. Ahí está el quid del asunto. Ana Lilia aboga porque se abra de nuevo la llave presupuestal para que los gobernadores puedan servirse a gusto, ahora que se les acabó el manejo de fondos federales para Seguridad, Salud y Educación, rubros que hoy como nunca antes reciben ATENCIÓN DIRECTA Y PRESUPUESTO, sin pasar por los múltiples cortes estatales que sólo hacían llegar a la gente, chisguetes de todo el caudal presupuestario.
Ahí le falla su percepción a la legisladora federal. Se queda en la reductiva visión partidista, hoy tan menguada por la misma gente que se hartó de demagogia y engaños. No acepta la realidad que los revolcó en 2018 y persiste en volver al pasado del “¡Viva México!” en cada Transferencia Federal.
Lástima, estimada Anali. Te lo digo con afecto y cariño: Debes ampliar tu visión e información, para aceptar que las cosas cambiaron, ya no son iguales, PORQUE LA GENTE LO DECIDIÓ. Y aunque te enfurruñes, como dice nuestro Presidente López Obrador: EL PUEBLO MANDA. Ni modo.