En las dos últimas conferencias mañaneras, el presidente López Obrador se ha referido directamente a los grupos que apresuradamente construyen políticos y empresarios de corte conservador, para enfrentar el año entrante al partido Morena, en las elecciones intermedias y conseguir en el 2022 la revocación de mandato al presidente.
Son agrupaciones de filiación neoliberal, que han visto afectados sus privilegios de clase, desde la llegada al poder de la Cuarta Transformación. Gente a la que el pueblo identifica como lo peor del empresariado y clase política corrupta.
A este segmento social inconforme, el presidente le ha ofrecido la alternativa inmediata para que frenen la continuidad en el trabajo de la Cuarta Transformación y regresen al poder, si el pueblo lo quiere, en el 2021.
Ayer les propuso que la revocación de mandato que tanto han solicitado en redes sociales y medios de comunicación conservadores, se realice en el 2021, aprovechando las elecciones intermedias.
Y ayer mismo, los partidos políticos que responden a los intereses de estos grupos inconformes, dieron un rotundo no, a la propuesta presidencial.
¿Por qué?
En lo personal, nunca he estado de acuerdo con la visión de que en México se vive una “guerra híbrida” en contra del presidente López Obrador y su gobierno. Este tipo de estrategia y movilización social, debe tener a su favor una serie de factores que actualmente, no se dan en nuestro país.
Entre los más importantes, debemos destacar dos. La participación en la estrategia golpista de sectores de las fuerzas armadas, o agrupaciones policiales en el país. Cuando el proyecto está maduro, al considerar que el desgaste gubernamental alcanza su punto crítico, son el ejército y los grupos de seguridad pública quienes toman el poder por la fuerza. Después pueden regresar la conducción del país al nuevo gobierno civil, pero mantienen un control férreo contra cualquier posible disidencia.
En México, las fuerzas armadas, son leales a las instituciones democráticas del Estado. No existe la posibilidad de una participación golpista en contra del gobierno.
El otro factor es de orden internacional. Como hemos visto en varios países de Latinoamérica, la intervención del gobierno de Estados Unidos en esos eventos es determinante. Muchos golpes de Estado se han operado desde las embajadas norteamericanas, o desde ahí han partido las instrucciones que ponen en práctica los grupos golpistas. En este momento, es evidente que la relación de nuestro gobierno, con el del presidente Donald Trump, pasa por buen momento. Es una relación de entendimiento entre dos gobiernos que ven provechosa la política del buen vecino, entendiendo que los intereses de las dos naciones son muy distintos, pero que inevitablemente están relacionados. El gobierno de Donald Trump no daría en este momento, apoyo a grupos golpistas en nuestro país.
Sin estos dos elementos a su favor, la “guerra híbrida” es imposible. No existe.
Los grupos conservadores pueden tener la intención de ponerla en práctica, pero definitivamente no cuentan con los elementos necesarios para darle vida.
La derecha mexicana rechaza la propuesta del presidente López Obrador, en lo que se refiere a adelantar la fecha para la revocación de mandato, porque efectivamente están en este momento preparando una guerra en contra del titular del ejecutivo y del gobierno de la Cuarta Transformación.
Pero no es una “guerra híbrida” la que diseñan, sino una “guerra de lodo”.
Solo para eso les alcanzan sus escasas fuerzas.
En la conferencia mañanera del día de hoy, López Obrador señaló que ayer por la tarde, su equipo de trabajo le presentó la lista de los personajes con más seguidores en redes sociales. Son artistas y deportistas quienes ocupan los primeros sitios. Hasta diez millones de seguidores tienen algunos de ellos. Y es precisamente de ese selecto grupo, de donde están saliendo los “ciudadanos independientes” que critican el trabajo del gobierno federal.
Hemos visto desfilar a Thalía, el “Chicharito” Hernández, Gael García, Eugenio Derbez y otros más, que manifiestan su desacuerdo con las políticas públicas de la Cuarta Transformación.
Esa gente, como hemos visto en el pasado, no opina gratuitamente. Cobra por el “servicio” que presta. Hay que pagar por cada mensaje que colocan. Y no cobran poco.
Esta necesidad de recurrir a gente con millones de seguidores, nace de la impotencia de la clase política y empresarial mexicana, para difundir su mensaje de odio por boca de quienes militan dentro de sus filas.
Toda la clase política conservadora, sufre actualmente de un brutal descrédito social. Lo mismo les pasa a los empresarios, periodistas y comunicadores identificados con los grupos neoliberales.
Los artistas y deportistas contratados para dar buena imagen a la estrategia conservadora, muestran una cara agradable y pretenden ser parte de una sociedad civil ajena a intereses políticos. Después de todo, la mayoría de ellos tienen cuentas bancarias con muchos ceros.
Detrás de ellos, están los impresentables corruptos del pasado, que son quienes cubren lo que cuestan las caras “bonitas”. Son también quienes se dedican a lanzar todo el lodo posible, en contra de la Cuarta Transformación y el presidente del país.
Su materia de trabajo es el lodo. Vemos diariamente como Felipe Calderón, Javier Lozano, Marko Cortés, Mariana Gómez del Campo, Fernando Belaunzarán, Gustavo de Hoyos Walther, Carlos Loret, Ciro Gómez Leyva, Raymundo Riva Palacio, Pascal Beltrán y un amplio etcétera, dedican su tiempo y energía en intentos concertados por manchar al presidente y a su gobierno, en base a mentiras, calumnias y engaños.
Esta guerra poco les ha aportado hasta el momento, pero no pierden la esperanza de conseguir resultados en el corto plazo.
Por eso rechazan la propuesta para adelantar la consulta para la revocación de mandato al presidente.
Necesitan más tiempo y más lodo, antes de que se realice la consulta.
Tienen la idea de que el pueblo de México, se puede decepcionar de su presidente y apoyar a la causa conservadora, que miente a diario.
La guerra de la derecha es de lodo y nada más.
Y aquí queda la última pregunta a la gente, al pueblo, al ciudadano común:
¿Alguien está dispuesto a apoyar el regreso de los conservadores al poder, sabiendo lo que son y entendiendo que nos mienten a diario?
Ellos, los corruptos del neoliberalismo, piensan que sí.
A eso le están apostando tiempo y recursos.
Pero en México, en tiempos de la Cuarta Transformación, “el pueblo manda”.
Y el pueblo decidirá en su momento.
Malthus Gamba