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El negocio perfecto de Estados Unidos: La guerra
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El negocio perfecto de Estados Unidos: La guerra

Foto: Especial
Hay alarma a nivel mundial por los acontecimientos que se viven en estos momentos en Medio Oriente.
Una guerra de dimensiones indeterminadas es posible.
La situación en esa parte del mundo es compleja para el ciudadano mexicano que desconoce el contexto que da origen al conflicto.
Pero una cosa queda clara para todos: quien provoca deliberadamente la confrontación, es el actual gobierno norteamericano.
Una de las aristas del problema tiene que ver, como se ha señalado en medios de todo el mundo, con el posible juicio político contra el presidente norteamericano Donald Trump.
Este procedimiento en contra de quien pretende reelegirse por cuatro años más al frente de una de las naciones más poderosas del mundo, está ligado al asesinato del general iraní Qasem Soleimani.
Trump necesita un distractor que sirva como cortina, para ocultar las faltas en que incurrió en las pasadas elecciones.
El partido demócrata, contrincante del republicano en que milita Trump, tratará de sacar ventaja de este posible procedimiento, mostrando a un presidente deshonesto y mentiroso.
Trump puede perder la presidencia, si la confianza ciudadana en él se desmorona.
La intriga para asesinar al general Soleimani es monstruosa en sí misma.
Estados Unidos convenció al gobierno de Irak, de que hacía falta limar asperezas con el gobierno de Irán, a fin de alcanzar acuerdos que beneficiaran tanto a los intereses norteamericanos, como a los iraníes.
Convencieron a Irak de participar como intermediario. Se convocó a una reunión donde se iniciarían platicas que condujeran a posteriores acuerdos.
Qasem Soleimani acude a Irak con este fin y es asesinado cobardemente por drones armados norteamericanos.
Estados Unidos es uno de los países que obtiene grandes ingresos en base a la “industria” de la guerra. Esta nación vende armas al por mayor y lo hace a todo aquel que se lo solicita, sin importar que se trate de grupos criminales, o grupos desestabilizadores en otras naciones.
Prueba de ello es la cantidad de armamento que llega a los grupos delictivos de nuestro país, vía Norteamérica.
Pero no solo les interesa la venta de armas al “menudeo”. Se ha visto que en una guerra, la mayor parte del equipo bélico utilizado por los Estados Unidos y sus aliados, es de fabricación norteamericana.
Una guerra siempre ha reactivado la economía estadounidense cuando se encuentra en crisis.
Por último, hay que ver que las reservas petroleras de Irán, siempre han estado en la mira de los gobiernos norteamericanos. Su intención es tener un enclave en Medio Oriente y una reserva energética importante a su disposición. Por eso su marcado interés en Irán.
Del otro lado, está una nación fuerte, que ha decidido enfrentar al imperio americano, en defensa de su soberanía, dignidad y costumbres.
En Medio Oriente es difícil hablar de naciones en la forma en que acostumbramos hacerlo en Europa y América.
En estos países orientales, pesan más la tradición, la fe y las costumbres, que el sentido de identidad nacional.
Dentro del mundo musulmán que vive mayoritariamente en esa zona, existen diferentes grupos que tienen por lazo común el ser seguidores del Islam.
Pero existen variantes en la creencia, tal y como sucede dentro de la fe cristiana, donde protestantes y católicos creen en el mismo Dios, pero con variantes apreciables en las distintas iglesias.
Todos los musulmanes son seguidores del Islam, pero una variante en esa fe, creen que Ali Ibn Abi Tálib, fue el califa sucesor del profeta Mahoma. La forma abreviada del nombre de este sucesor es “chía”. De ahí viene la castellanización de “chiita” a todo el que sigue esta forma de fe musulmana (“chía” es abreviatura de “chiat u Alí”, que ignifica “partidario de Alí”)
Aproximadamente el veinte por ciento del mundo musulmán es chiita. Profesa esa fe.
Como hemos dicho antes, los lazos de identidad religiosa son más fuertes que cualquier nacionalidad.
Es por eso que vemos en este momento que países como Yemen, Irak, Siria, Líbano y Palestina, se sientes agredidos directamente por la acción criminal del gobierno de los Estados Unidos. Irán tiene una mayoritaria población chiita y el gobernó del país lo ejerce ese grupo religioso. En las otras naciones señaladas, la población chiita es muy significativa.
La muerte del general Qasem Soleimani, es interpretada como un agravio al pueblo chiita, independientemente de la nacionalidad del fallecido militar.
Una confrontación que el gobierno norteamericano pensaba limitada exclusivamente a Irán y en todo caso, con su vecino Irak, puede convertirse en un problema grave que involucre a otras naciones en la zona.
Irán advirtió a los aliados del gobierno norteamericano, especialmente a Israel, que todo el que apoye un ataque a territorio iraní, estará expuesto a la respuesta de los misiles iraníes.
El gobierno sionista de inmediato manifestó que la muerte de Suleimani fue decisión de los norteamericanos y que no tuvo nada que ver en ese asunto.
Hoy vemos cómo Donald trump da un paso hacia atrás y declara que no habrá represalias al ataque iraní. Manifestó que no se registraron bajas que lamentar y que los daños materiales son menores.
Fustiga a la OTAN para que en conjunto, intervengan más en el problema iraní.
Indudablemente esto puede ser interpretado como una victoria de Irán e Irak. A menos que el gobierno de Trump prepare una emboscada más, como la que concluyó con la muerte de Soleimani.
El último aspecto que debemos tener en cuenta, es la fortaleza actual de las otras dos potencias mundiales: China y Rusia.
Ambas se mostraron en contra de una nueva guerra en Oriente Medio.
Rusia es la potencia militar más poderosa en el mundo. China es la primera potencia económica, actualmente.
El mundo, querámoslo o no, se está agrupando en torno a estos tres polos de poder.
La política, las finanzas y la economía del planeta, se está reconfigurando en este momento.
Estado Unidos dejó de ser la nación todopoderosa de otros tiempos. China y Rusia lo están desplazando en buena parte del planeta.
Estos conflictos, aparentemente ajenos a esta lucha tripolar, tienen en realidad mucho que ver con los intentos de las potencias más poderosas, para controlar gobiernos, recursos naturales, finanzas y economías, que les permitan influir mundialmente, durante los próximos cincuenta años.
En eso está el mundo en estos momentos.
Por eso suceden estas guerras y demás golpes de Estado.

Malthus Gamba

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