El estado lleva décadas de soportar gobiernos locales de ladrones y saqueadores que se han robado todo el dinero. Nadie sabe dónde quedaron los fondos que ha recibido Oaxaca del presupuesto federal en todos estos años; es una de las entidades que más dinero han recibido de los gobiernos centrales y de nada le ha servido esto a la mayoría de sus habitantes, comenta Benjamín Robles, diputado federal reelegido y precandidato de la izquierda para competir en las elecciones de gobernador de Oaxaca que se llevarán a cabo en año que viene.
Un estado con 570 municipios, la cuarta parte de todos los que integran al país, donde 418 de ellos se gobiernan por usos y costumbres; con diecinueve etnias distintas que hablan 16 lenguas diferentes y que viven en un territorio complicado, con montañas, cañadas, valles y costas mal comunicadas, lo convierte en la entidad federativa más compleja para gobernar en el país.
Poca gente lo conoce más o menos bien, o ha tenido la oportunidad de visitarlos todos. Uno de ellos es el presidente López Obrador que los ha visitado más de una vez, igual que los demás municipios de México; otro es Benjamín Robles que lo ha hecho varias veces, la primera de las cuales fue acompañando al presidente y las demás por su cuenta. Si López Obrador es el mexicano que mejor conoce México, Robles es el oaxaqueño que mejor conoce Oaxaca.
Las necesidades y las inquietudes de los oaxaqueños han sido planteadas en el congreso local, en la Cámara de Senadores y en San Lázaro a través de las múltiples iniciativas que Robles ha presentado siendo diputado local, senador de la República y diputado federal dos veces.
Algunas de ellas han sido retomadas por el gobierno de la 4ª Transformación para aplicarlas a nivel nacional, como el cambio constitucional para el combate a la corrupción, la del aumento al salario mínimo, el derecho universal a la salud, el matrimonio igualitario, el apoyo a jóvenes de entre 19 y 29 años para que tengan su primer empleo, la protección de derechos y culturas indígenas, el derecho humano a la energía eléctrica y muchas otras, cuyos contenidos han sido redactados a partir de lo que la gente del estado le plantea en sus giras.
“Yo soy la voz de los que no tienen voz”, dice Robles preocupado, porque hoy Oaxaca tiene la mejor oportunidad de su historia para crecer trasladando el beneficio de ese crecimiento a la mayoría de su población, pero esto puede desaprovecharse si vuelven a llegar gobernantes corruptos como los de siempre, que ahora podrían robar más que antes, o si llegan personajes vinculados con la oligarquía secuestradora de proyectos para su beneficio propio, o peor aún, si tenemos que cargar con alguno ligado al crimen organizado.
Los grandes proyectos de infraestructura como el tren interoceánico con sus parques industriales, el puerto modernizado de Salina Cruz, el gasoducto Transístmico, la interconexión por Internet, el tren del Tehuantepec a Chiapas, las nuevas carreteras y los nuevos caminos de concreto que hoy se hacen en los municipios con mano de obra local, y todo lo demás que está a punto de llegar a Oaxaca hacen indispensable que las inversiones privadas atraídas por ellos se puedan ligar con la economía social de las comunidades, que sirvan para capacitar y emplear a los oaxaqueños con puestos de trabajo de calidad, y se aprovechen para que la gente del estado acceda al bienestar y no para que se lo vuelvan a robar todo como ha sido siempre.