AMLO: El presidente que no quiso fuero
Es casi un hecho que López Obrador, será el primer presidente de la república que pueda ser juzgado, como cualquier ciudadano, por algún delito que se le impute como personaje público, o como ciudadano mexicano.
La aprobación de esta medida histórica, se discutirá el día de hoy en la cámara de diputados y dado que se trata de una iniciativa presentada por el titular del poder ejecutivo, se da por descontado que la mayoritaria bancada de Morena, junto con la del PT, saquen adelante la votación necesaria para aprobar la nueva disposición constitucional.
Será interesante observar la conducta del voto opositor en esa votación.
Pudieran ver en la modificación a la ley, el resquicio que afanosamente han buscado para deshacerse de un presidente que atenta contra las reglas no escritas, a favor de la corrupción y la impunidad que utilizaron por años.
Bastaría encontrar el punto ideal para atacar al titular del ejecutivo, llevarlo a juicio y conseguir retirarlo del máximo cargo en el gobierno.
La zanahoria está ahí, a su disposición y solo basta votar a favor de la reforma propuesta, para iniciar la guerra sucia que posibilite su regreso al gobierno del país, en el futuro inmediato.
Imaginen que triunfo para la causa conservadora, el haber derrotado al presidente de la república, con el arma que el desaforado titular del ejecutivo presentó para discusión y aprobación.
Eso tira en definitiva todo el proyecto de Cuarta Transformación.
Si es tan peligroso el aprobar dicha reforma, ¿por qué afrontan este peligro real, los legisladores de Morena y el PT?
La respuesta a este temor que alienta en algunos personajes ligados al proyecto de la izquierda, lo ha dado López Obrador en reiteradas ocasiones:
“No nos comparen, porque no somos iguales” “Eso calienta”.
Ahí está la clave para entender el porqué de la iniciativa y la pertinencia de presentarla en este momento.
Para pode hacer frente sin preocupación alguna, a una amenaza de desafuero, se requiere únicamente cumplir con un sencillo requisito: ser honesto.
López Obrador es reconocido por simpatizantes y, aún a su pesar, por enemigos, como el único político de amplia trayectoria, que vive en casa de cristal. No hay en su pasado, ni en su presente, acto de corrupción o deshonestidad que pueda serle señalado.
No tiene fortuna amasada, no obstante haber participado en política desde hace décadas.
Su vida y la de su familia, transcurren dentro de la “justa medianía”, donde no existen carencias, pero donde tampoco se dan excesos.
Encontrar una grieta en la conducta y comportamiento del presidente, está prácticamente en chino.
Los conservadores, escarbarán y buscarán hasta por debajo de las piedras, intentando encontrar un acto deshonesto o indebido, que les pueda servir de instrumento para solicitar el desafuero presidencial.
No lo van a encontrar.
Esa fuerza que da el haber vivido con dignidad y decencia, es la que da seguridad al presidente, para afrontar una posible solicitud de desafuero, sin temor alguno. Sabe gobernar dentro del marco de la Ley. No es un improvisado.
Y tiene además el apoyo mayoritario del pueblo al que sirve.
Lo que en realidad desea López Obrador, es dejar la vara muy alta, para quien lo suceda en la presidencia del país, en futuros años.
No le preocupa que el desafuero esté aplicando durante su gestión.
Quienes deben preocuparse son los que aspiran al cargo presidencial, una vez concluido el actual sexenio.
Terminaron para ellos los años en que, como bien dice el presidente, “los políticos robaban y no perdían por esto su respetabilidad”.
En adelante, el titular del ejecutivo podrá ser llevado a juicio y señalado públicamente como corrupto, ladrón, o prevaricador.
Esa es una de las herencias que dejará la Cuarta transformación.
“La corrupción se da de arriba, hacia abajo”
Y López Obrador está poniendo la cabeza del gobierno, a disposición de la sociedad, si se presentan en el futuro casos comprobados de delincuencia institucionalizada. Todo funcionario público, podrá ser juzgado en adelante, sin que pueda escudarse en el fuero para evadir a la justicia.
Un golpe contundente al modelo neoliberal corrupto.
La semana entrante se votará en la cámara de diputados otra iniciativa, impulsada por la legisladora Tatiana Clouthier, para disminuir prerrogativas a los partidos políticos, hasta en un cincuenta por ciento.
Es evidente para el ciudadano común, que los recursos asignados a cada fuerza política, resultan excesivos. Estas instituciones dejan de ser un elemento participativo dentro de un sistema democrático, para convertirse en fuente de ingreso y vía de negocios, para quienes dirigen a cada agrupación política.
No se justifica el gasto que hacemos los contribuyentes, para mantener vivas a estas estructuras, que muchas veces no aportan algo a la vida democrática.
Aquí también veremos a la mayoría conformada por Morena y el PT, sacando adelante la iniciativa.
Será interesante también, como en el caso del desafuero, ver el sentido del voto opositor, principalmente el del PRI y el PAN, a favor o en contra de la propuesta.
Las vías de financiamiento que usaron en el pasado, para impulsar campañas políticas y comprar votos y conciencias en época electoral, están siendo cerradas por el gobierno de la Cuarta Transformación.
Esto, por estar ligadas todas ellas a la corrupción.
Las modificaciones a la ley, que serán debatidas el día de hoy y la semana entrante, son de un alcance histórico en materia electoral y de combate a la corrupción.
La corrupción sale definitivamente en dos de los Poderes de la Unión: el ejecutivo y el legislativo. Se termina el fuero y con él, los privilegios para un sector de la administración pública, que disfrutaba de un estatus preferencial.
No habrá delincuentes evasores de la justicia.
El dispendio, los lujos y gastos innecesarios dentro de las estructuras partidistas, termina también.
Las prerrogativas serán las suficientes para desarrollar acciones necesarias dentro de cada partido político. Pero quedan suprimidos recursos para todo gasto indebido o superfluo, o para el enriquecimiento de quienes representan a esos partidos.
López Obrador prepara el camino para una Transformación que debe durar mucho más de un sexenio.
Se está construyendo el escenario, para un régimen que tendrá vida por varias décadas.
Los candados que se ponen a la corrupción e impunidad, son fuertes.
Que la nueva ley aplique también para quienes integran este gobierno, no preocupa. La mayoría de los perfiles destacan, sobre todos los demás méritos individuales, por su honestidad.
Y esa es la base sobre la que se está construyendo la Cuarta Transformación.
Honestidad, decencia y rectitud. Ésa será la herencia del gobierno del cambio.
Apoyemos con unidad y fuerza.
Malthus Gamba