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EL METRO Y LA POLÍTICA SUCIA
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EL METRO Y LA POLÍTICA SUCIA

Hay hechos lamentables en nuestro país, ocurriendo a diario.

Guanajuato es ejemplo de una violencia desatada que siendo motivo de atención y reclamo en los medios de comunicación tradicionales, se esconde, intentando que los hechos sangrientos pasen de largo, sin que el pueblo se dé cuenta del baño de sangre que vive esa entidad federativa.

La razón la conocemos todos. Guanajuato es gobernado por el partido de derecha Acción Nacional y siendo los propietarios de los grandes medios de comunicación de filiación conservadora también, es natural que pretendan ocultar ante los ojos ciudadanos, el desastre que vive el estado, en materia de seguridad.

En Chihuahua se fugaron hace unos días varios presos de un penal estatal. Custodios y algunos internos perdieron la vida en este suceso. Todo para lograr la salida violenta del jefe de un grupo delincuencial, que al ser detectado y rodeado posteriormente, pierde la vida de manera violenta. La gobernadora del estado es también militante panista y por lo mismo, recibió la protección de los medios de comunicación, que tocaron el tema de manera discreta, sin acusar a la gobernadora de negligencia, falta de capacidad, o notables y evidentes fallas en un sistema carcelario local, donde se permite a los reos de alto poder económico, privilegios como los de contar con un chef para la preparación de sus alimentos, sillones por demás confortables, cantina, caja fuerte, armas y sumas millonarias en efectivo.

Los medios informativos nacionales, cuando así lo requiere el segmento conservador que pretende controlar la información que llega a los ciudadanos, son muy indulgentes con las faltas cometidas por los políticos y gobernantes de filiación reaccionaria.

Pero su severidad y perversidad se desatan con toda su fuerza, cuando los problemas, las fallas, o las situaciones, tienen que ver con gobernantes provenientes del Movimiento de la Cuarta Transformación.

El alcance que sufren dos trenes del Servicios Metropolitano de Transporte (Metro), fue presentado como un accidente de talla infinitamente superior a cualquier otro ocurrido en la Ciudad de México. Y la culpable de ese accidente no es otra que la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

No esperaron a tener en sus manos los informes preliminares sobre el accidente. De inmediato iniciaron el nado sincronizado golpeador, para dañar la imagen de la Jefa de Gobierno.

Personas que nada tenían que ver con con el asunto, hicieron acto de presencia en la estación del Metro Potrero, para sacar raja política de un percance que costó una vida humana y lesiones a varias personas. Sandra Cuevas, alcaldesa en Cuauhtémoc fue una de ellas. La demarcación a la que tocaba actuar, era la Gustavo A. Madero. Ella nada tenía que hacer ahí.
Los Marietto, Kaiser, Di Constanzo, Belaunzarán, Azucena, Loret, Margarinflas, Madrazo, Xóchitl, Rementería, Triana, López Dóriga, Claudio, así como las granjas de bots que acompañan a cada uno de ellos y otros más, descalificaron en forma permanente a Claudia Sheinbaum, acusándola de negligencia, desvío de recursos financieros, incompetencia, mal gobierno y todas las demás linduras que se les ocurrieron.

Todo esto, sin tener una sola prueba que aportar, para sostener sus dichos.

Las especulaciones abundan en este momento y se habla también de un posible sabotaje a las instalaciones de ese medio de transporte público, por parte de grupos sindicalizados del mismo Metro, que son de filiación priista y que por lo tanto, intentan desacreditar a Claudia Sheinbaum, tratando de impedir que alcance la presidencia del país en 2024.
La defensa de la Jefa de Gobierno es obligada en este momento, para todos aquellos que se identifican con el Proyecto Nacional que impulsa la Cuarta Transformación. No podemos permitir que la suciedad en la política, tan arraigada en el bando conservador, manche una trayectoria de años, sin prueba alguna.

Que se hagan las investigaciones del caso y se finquen las responsabilidades correspondientes a quienes tengan que ver con el accidente, en caso de que así lo determinen la averiguación y los peritajes.

La guerra de lodo, no va a detener a una aspirante a la presidencia, si no hay algo que la ligue directamente con el percance. Y nadie en este momento, ha presentado prueba alguna que demuestre que lo ocurrido, es atribuible a una falta de responsabilidad de la Jefa de Gobierno.

Cuando la guerra sucia viene del lado conservador, es hasta cierto punto fácil frenarla.
Todos sabemos que los reaccionarios mienten a diario y que pocos ciudadanos hacen caso a sus montajes y calumnias habituales.

Pero la situación se hace distinta cuando el lodo viene de la izquierda. Cuando el “fuego amigo” se hace presente.
Como en casos anteriores, vemos al extremismo de izquierda, inclinado por alguno de los aspirantes a suceder en la presidencia a López Obrador, lanzarse con todo en contra de aquellos a quienes ven, no como contrincantes a vencer, sino como enemigos a destruir.

Se ha acusado a Fernando Coca, de ser un elemento simpatizante con la candidatura de Marcelo Ebrard, que lanza ataques permanentes en contra de Claudia Sheinbaum, intentando desgastar su imagen. Y esto es cierto. Coca apela a lo sucio, a la calumnia, a la tergiversación de hechos, pensando que con eso puede bajar la popularidad de la Jefa de Gobierno y en automático, fortalecer la aspiración de Marcelo Ebrard.

Pero no es solo Fernando Coca quien piensa así.

Del lado de Claudia Sheinbaum hay personajes idénticos, dedicados a lanzar lodo en contra del canciller, con las mismas intenciones que tiene Coca. Destruir la imagen de Marcelo Ebrard, para que crezca (según ellos), la posibilidad de triunfo de Claudia.

Tuiteros que parecían sensatos y suficientemente analíticos, se lanzaron ayer en contra de Ebrard, señalando que tiene en su pasado el asunto de la Línea 12, lo de la discoteca News Divine y un asunto de violencia en Tláhuac.
Son los mismos que dieron como buena una noticia aparecida en el Reforma, para atacar al canciller.
Ese pequeño prestigio en Twitter (que es nada), se les subió a la cabeza y desde su pequeño ladrillo, organizan un ataque en contra de otros aspirantes, con las mismas sucias armas que utiliza la oposición.

Quizá los simpatizantes más sensatos hasta ahora, son los que respaldan las aspiraciones de Adán Augusto. La guerra sucia no ha aparecido ahí, afortunadamente.

Lo que hacen Fernando Coca y su gente, así como el grupo radical que dice apoyar a Claudia y que en realidad la dañan, es reprobable.

Así no es el Proyecto que estamos construyendo entre todos.

Y prueba de ellos son las respuestas que están recibiendo en redes sociales, donde la condena y no la aplauso, son la norma general.

Valen mucho Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.

Son aspirantes de lujo los que tiene la izquierda y entre ellos se llevan bien.

López Obrador no se cansa de recomendar unidad y habla bien de los tres en todo momento.
Que sus equipos y simpatizantes entiendan eso.

De suciedad en la política, estamos cansados los mexicanos. Vamos saliendo de eso.

No pretendan echar a perder el trabajo realizado, ni a dañar al Proyecto Nacional, por un fanatismo que no reconoce la diferencia que existe entre un enemigo y un compañero de causa con el que se compite limpiamente.

La mayoría de quienes estamos en esta lucha, sin ambición alguna, ni interés de algún tipo, no se los vamos a permitir.
Antes que cualquier interés personal, está el Proyecto.

Malthus Gamba

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