Son un sector que aglutina aproximadamente a 20 millones de mexicanos, según la estimación que tiene el presidente López Obrador. Un grupo importante sin duda, pero minoritario, si consideramos que la población del país en 2022, está calculada en aproximadamente 130 millones de habitantes.
Los conservadores cuentan con una estructura político-económica, incrustada en los aparatos de gobierno estatales y federal. Han perdido fuerza desde la caída del neoliberalismo en 2018, pero aún así, tienen herramientas suficientes para entorpecer el trabajo transformador que impulsa el presidente López Obrador.
El personaje que da la cara públicamente, impulsando un proyecto reaccionario que permita al conservadurismo hacerse nuevamente con el poder en 2024, es Claudio X González Guajardo. Un reconocido traficante de influencias durante el periodo neoliberal.
Claudio X cuenta con los recursos económicos suficientes, para echar a andar una maquinaria política de gran calado. Y lo ha intentado, uniendo las fuerzas de las derrotadas tropas priistas, panistas y perredistas, en una especie de ejército, donde se ven uniformes de todos colores y armas de distinto calibre.
Cuenta además con la participación incondicional de los medios masivos de comunicación, que como fieles servidores, distorsionan la realidad política del país, de acuerdo a lo que mejor convenga a la clase reaccionaria.
Hay mucha actividad en el campamento conservador desde hace bastante tiempo. Los periodistas hacen lo suyo. La gente importante dentro de cada partido, intenta lo propio. Hay incluso respaldo de personajes, gobiernos y empresas extrajeras, que trabajan en favor de la causa conservadora.
La mesa está dispuesta y los intentos para desacreditar al gobierno del presidente López Obrador, son permanentes.
¿Qué le falta entonces a la oposición, para salir triunfante en este encuentro?
Una sola cosa. Cabeza.
Es cierto que el descrédito persigue a esa clase social, marcada con el sello de la corrupción. No es fácil convencer a una sociedad mayoritariamente contraria a las políticas neoliberales que condenaron a la miseria a millones de mexicanos, que esos mismos verdugos arrojados del poder en 2018, son los mensajeros de la paz social que requiere el país.
Pero aparte del natural rechazo a las figuras políticas del pasado, los conservadores carecen de rostros nuevos y proyectos frescos que puedan interesar a un sector más amplio de la sociedad.
Los conservadores se mueven mucho, pero lo hacen a la manera de las moscas, que dan vueltas una y otra vez por el mismo lugar, sin avanzar un solo metro el sitio donde iniciaron su camino.
Claudio X González nos recuerda al personaje del libro de Washington Irving, “La Leyenda de Sleepy Hollow”, o como ha sido llevada al cine, “La Leyenda del Jinete Sin Cabeza”. Mucha acción. Mucho movimiento. Ataques a diestra y siniestra. Algunas cabezas cortadas. Para llegar finalmente al sitio donde perderá en definitiva la batalla importante.
En cada jornada electoral, a partir del 2018, las tropas de Claudio X González han sido barridas por Morena, que vendría siendo “el chico bueno” de la película.
Escasas victorias han quedado en manos de las tropas reaccionarias.
Y la mayor parte de la culpa, cae sobre los hombros de Claudio.
No tienen un proyecto nacional interesante. No han intentado impulsar nuevos cuadros políticos, que no despierten de entrada el rechazo popular.
Intelectualmente están vacíos. No hay cabeza.
¿A quién van a presentar como candidato a la presidencia rumbo al 2024?
¿A Alejandro Moreno, que por más esfuerzos que hace para dar oxígeno a su posible candidatura, es considerado por el grueso de la población como un cadáver político?
¿A Ricardo Anaya que anda “a salto de mata” desde hace más de un año, intentando escapar al brazo de la justicia que lo ha denunciado penalmente?
¿A Enrique de la Madrid, que tiene como único mérito el poseer el mismo apellido y la idéntica personalidad desangelada de su padre?
¿Al tiktokero de Nuevo León, que como vimos, no tiene poderes especiales para convocar a las nubes y para robar el agua de otros Estados?
¿Al presidente municipal de Monterrey, que llegó al puesto porque su papá se apellidaba Colosio?
Esos personajes están igual de perdidos que Claudio X. Sin cabeza.
Todo el conservadurismo anda a la caza de cabezas ajenas.
Por eso no es raro escuchar a Jesús Zambrano del PRD y a Alejandro Moreno del PRI, aplaudir la posible llegada de Ricardo Monreal, para reforzar de algún modo las debilitadas trincheras opositoras. Claro, después de que Monreal haya abandonado en su momento a Morena.
Si dentro de la izquierda mexicana, Ricardo Monreal, junto a Gerardo Fernández Noroña, es de los candidatos con menos posibilidades de ganar la candidatura a la presidencia, dentro del bloque opositor, tiene mayor posibilidad de obtenerla.
Monreal está quemado dentro de la izquierda. Pero puede ser un activo útil para la oposición.
Dentro de todo, Monreal tiene cabeza. Fría y calculadora, pero la tiene.
Alejandro Moreno no será candidato a la presidencia del país en 2024. A menos que la oposición dé por descontada la derrota desde este momento.
Lo mismo ocurre con Ricardo Anaya. Es otro cartucho quemado, sin posibilidad alguna de recuperar un carisma que en otro tiempo fue atractivo para un sector de la sociedad.
La cabeza que le urge encontrar a Claudio X, podría ser la de Ricardo Monreal. Aún tiene activos políticos que pueden mantener viva la esperanza conservadora para recuperar el poder en el corto plazo.
Claudio X González debe meter el acelerador para encontrar esa cabeza a modo, porque la desesperanza y la frustración, están apareciendo en personajes importantes de la oposición.
El día de ayer, un Felipe Calderón indignado, reclamó a la clase empresarial el haber permitido la llegada al poder de López Obrador.
Dijo que ellos eran directamente responsables de esa derrota.
Y no solo eso.
Los culpó de lo que va a ocurrir irremediablemente en el corto plazo, con otra derrota similar a la del 2018.
Es decir, Felipe Calderón ve con irritación y desesperanza, que ya muy poco se puede hacer para impedir que el próximo presidente de México, provenga de las filas de Morena.
Da por descontado que la Cuarta Transformación, tendrá continuidad por seis años más.
Y esta señal debe prender focos rojos en el cuartel de Claudio X González.
“El Jinete Sin Cabeza” opositor, debe buscar y buscar, las ideas que a él y a los suyos les faltan, en la cabeza de quienes puedan competir con alguna oportunidad, ante los perfiles de Morena, que van con las ideas y la cabeza bien puesta, en busca de la candidatura presidencial, en el ya o tan lejano 2024.
Porque si algo abunda en Morena, son las cabezas, las ideas y la convicción del Proyecto Nacional que se impulsa.
“El Jinete Sin Cabeza” busca lo que con seguridad no encontrará.
Malthus Gamba