AL ROJO VIVO: Escudo antichayoteros en medios de comunicación
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador muchas cosas han empezado a cambiar y una de ellas son los medios de comunicación.
En los últimos meses se han visto exigencias en medios tradicionales y algunos alternativos como nunca, el Presidente da la cara al pueblo y al mundo con las Mañaneras e incluso los ex-presidentes, que antes optaban por la “sana distancia” porque después de su mandato prácticamente desaparecían del escenario público, salen a las redes a dar una palabra sobre los eventos del día.
Los medios de comunicación prácticamente han dejado de ser un espacio de intercambio de datos duros, para convertirse en una arena donde día a día salen a luchar gladiadores de la información, pues igual hay que investigar y escribir, que responder uno que otro ataque.
Carlos Loret, Ricardo Alemán, Jorge Berry, Chumel Torres, Joaquín López Dóriga y otros salen a sus micrófonos y redes, no a debatir, sino a despotricar y escupir veneno contra todo lo que ofrece el Presidente López Obrador, MORENA y la 4T.
Pero no todo está perdido, pues paralelamente también ha emanado una oposición a estos golpistas en los medios públicos y en algunos privados que pareciera ser que se empiezan a apuntar en la sintonía del nuevo debate.
Medios públicos
Hay que mencionar que estos medios son administrados por el Estado Mexicano, por lo que compete al Presidente de la República y algunos otros funcionarios públicos realizar los nombramientos de los titulares de estos espacios.
Cabe resaltar que en este aspecto el Presidente López Obrador subió fuertemente la apuesta por la creación de una marcada diferencia en los medios de comunicación de Gobierno haciendo dos designaciones polémicas que, anteriormente, ni en nuestros más salvajes sueños pensamos que podrían suceder.
Por un lado se nombró a Jenaro Villamil como Director General del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR) y a Sanjuana Martínez como Directora General de Notimex, ambos periodistas emanados de un estilo contestatario e imparcial como lo fue la Revista Proceso en tiempos de Julio Scherer García (1926 – 2015).
Jenaro y su análisis crítico sobre Televisa y Peña Nieto
Jenaro se convirtió en un especialista y critico de medios de comunicación, llegando a ser coautor de un libro con Carlos Monsivais y en otro haciendo mancuerna con el mismo Scherer García en la obra “La Guerra Sucia del 2006” que ilustra la influencia de los medios de comunicación tradicionales en las elecciones presidenciales de aquel año.
https://youtu.be/O61J6a963xU
Villamil fue especialmente crítico del sexenio de Enrique Peña Nieto publicando una cantidad significativa de artículos en la Revista Proceso (de la que se separó para formar parte del Gobierno de AMLO), participando en programas de análisis político en radio y TV (era inquilino frecuente de Carmen Aristegui) y publicó 6 libros entre 2009 y 2011 analizando el fenómeno EPN desde que este era Gobernador del Estado de México.
Sanjuana y sus roces con las altas esferas del poder
Sanjuana, al igual que Jenaro, laboró para la Revista Proceso, así como también para el periódico La Jornada y el portal de noticias Sin Embargo, manejando en todos un estilo libre e incomodo para las personas que la leían y no gustaban de sus letras porque hablaba precisamente de ellos.
Tocó fibras sensibles del poder, siendo la más ríspida la de la jerarquía de la Iglesia Católica en tiempos del Cardenal Norberto Rivera, Arzobispo Primado de México (hoy en situación de retiro o emérito), quien está señalado por proteger a Sacerdotes pederastas durante su estancia en la Diócesis de Tehuacán, Pue. (1985 – 1995) y luego en la Aquidiócesis de México (1995 – 2017). El Cardenal Rivera también se ha caracterizado por tener un estilo de vida muy acomodado, por lo que pesan sobre él sospechas de enriquecimiento inexplicable.
Medios privados: el caso Radio Centro
Dentro de este tipo de medios hay una fuerte andanada contra el actual régimen, pues este no simpatiza con la forma en que estos se financiaban porque muchos recibían carretadas de dinero para, literalmente, hablar bien del Presidente (decía López Portillo… “no pago para que me peguen”).
A pesar de lo que todos sabemos que sucede en radio y televisión, llama la atención la situación específica de Grupo Radio Centro, empresa que ha cambiado en los últimos meses su forma de hacer noticias y organizar estos espacios.
La primera medida que tomó fue convertir la estación de radio 97.7 de FM en su principal canal de noticias transmitiendo a través de esta solo este tipo de contenidos. Análisis político y económico, periodismo de espectáculos y de deportes es lo que se escucha por esta frecuencia.
La segunda medida fue incorporar a sus filas a periodistas que hasta el 30 de noviembre de 2018 estaban prácticamente vetados; tal es el caso de Carmen Aristegui, quien fue despedida de MVS en 2015 supuestamente por violación a las cláusulas de su contrato, sin embargo era un secreto a voces que la medida se tomó por la investigación especial “La Casa Blanca de Peña Nieto”, inmueble cuyo valor ascendía a $7 millones de dólares y fue adquirida por Grupo Higa, una de las empresas constructoras consentidas de EPN desde sus tiempos como Gobernador del Estado de México.
El siguiente paso fue mover los espacios noticiosos de Sergio Sarmiento, Guadalupe Juárez (quienes laboraron en la estación hasta este mes, junio de 2019) y Carlos Loret de Mola, quien no aceptó la decisión y al no llegar a un acuerdo concluyó la relación laboral con la empresa.
Posteriormente se incorporó a Julio Hernández López, mejor conocido como Julio Astillero, pues escribe una columna con este nombre en el Periódico La Jornada.
El citado periodista se ha caracterizado por manejar un estilo bastante imparcial desde que se incorporó a Radio Centro, siendo dos sus programas más polémicos: la mesa de las mosqueteras (donde invita a tres periodistas mujeres, Carolina Rocha, Elisa Alanís y Marcela Gómez, a debatir sobre temas de actualidad) y la mesa de los periodistas (con Alejandro Páez Varela, director de Sin Embargo, Alvaro Delgado, reportero de la Revista Proceso y Miguel Badillo, director de la Revista Contralínea).
Ahora, por si lo anterior no fuera ya suficiente Grupo Radio Centro creó un puesto que a la fecha no existía en ninguna estación de radio, sino solo en medios impresos: el de director editorial, puesto para el que Julio Astillero ha sido designado como primer titular.
Y el movimiento más reciente fue dar un espacio propio a Alvaro Delgado y a Alejandro Páez, quienes comenzaron a transmitir el día de ayer martes 25 de junio.
Escudo antichayoteros
Todos estos nombramientos eran inesperados, tanto en medios públicos como en privados; en los primeros porque normalmente se designaban personas incondicionales del Presidente en turno y en los segundos porque se buscaban reporteros y periodistas que simpatizaran con el régimen del momento.
En ambos casos, ni en los medios públicos (SPR y Notimex), ni en el 97.7 de Radio Centro, hay gente incondicional al Presidente López Obrador y para muestra un botón, pues en su primero programa Páez Varela y Delgado tuvieron como invitado a un General del Ejército que tiene algunas dudas y cuestionamientos sobre el tema de la Guardia Nacional.
Esto es algo sumamente positivo, pues se mantiene una línea de cuestionamiento al poder político (lo que el mismo AMLO busca que se fomente), pero dicha línea se maneja desde un estilo netamente periodístico, comunicativo y siempre con argumentos claros, que pueden o no pueden gustar, pero están bien armados y sin prejuicios ni dobles discursos.
Lo anterior termina dando una cachetada con guante blanco a los golpeadores mediáticos como los que mencioné en los primeros párrafos de esta columna y demuestra que, como se dijo en estos días en Sin Censura con Vicente Serrano, la verdad sí vende y tan es así que hay medios públicos y privados, tradicionales y alternativos, en radio, TV, internet y prensa escrita impresa y electrónica, que buscan tener este preciso estilo de hacer comunicación, de hacer periodismo.
Así las cosas, estimado lector, así las cosas.