El NAIM, la obra maestra de los mafiosos
NAIM PARA ATERRIZAJES MAFIOSOS
Por Miguel Angel Lizama
@Migueliz8
Hacia finales del sexenio de Luis Echeverría, en medio del torbellino de ataques al Presidente por parte de la clase empresarial indignada por el asesinato de Eugenio Garza Sada, patriarca del Grupo Monterrey y súmmum empresarial de México, llegó a la Dirección General de ASA (Aeropuertos y Servicios Auxiliares) Librado Caudillo Nájera, de quien se decía haber sido contador del Presidente Echeverría, como único mérito para llegar a esa posición.
Perdido entre el personal de la Gerencia de Proyectos de ASA de Caudillo Nájera estaba un joven arquitecto, dinámico y simpático (easy-going, dirían los gringos) llamado Pedro Cerisola y Weber quien, pese al parentesco (por vías maternas) con el nuevo Presidente José López Portillo y Weber, debió esperar varios años nutriéndose de los planes futuros del negocio aéreo, antes de remontarse a estratos más altos hasta llegar a ser Secretario de Comunicaciones y Transportes con VICENTE FOX, quien hizo infinidad de promesas (la mayoría incumplidas) para alcanzar la Presidencia de la República. Y entre ellas estaba un nuevo aeropuerto en el Lago de Texcoco que Cerisola ya tenía planificado.
Mientras en la administración de Caudillo Nájera e inmediatos sucesores el arquitecto Cerisola trabajaba en planos y diseños de posibles nuevos proyectos de ampliación del Aeropuerto Benito Juárez (llamado AICM o Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México) y acopiaba enorme caudal de información de las ideas que se manejaban secretamente en el gobierno federal, en el Estado de México la nata de su clase política recibía discretas sugerencias para ir comprando terrenos cercanos o colindantes con el AICM. Era gente con mucho dinero para financiar su paciencia, pues no había fecha fatal para el posible y lucrativo negocio. Debieron transcurrir 4 sexenios antes del primer intento que se frustró en Atenco.
Prácticamente todos los gobernadores que sucedieron al Dr. Jorge Jiménez Cantú, incluyendo a los Del Mazo, al profesor Hank, Emilio Chuayffet, Arturo Montiel, entre otros, empezaron a operar mediante intermediarios, socios y amigos o parientes, para comprar terrenos, casas ocupadas o lotes baldíos a precios castigados que para las colonias entonces depauperadas parecían fortunas. Ninguno de los vendedores pensó que sus propiedades llegarían a cotizarse en cientos de miles ¡DE DÓLARES! al imponerse –a la chita callando– el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) trabajado en penumbras por la gente de Enrique Peña Nieto, sin considerar en sus planes la pérdida del poder por el PRI o el PAN. Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia nunca fue una variable a considerar. Así de confiados estaban.
Ni las múltiples acusaciones contra la represión iniciada por Vicente Fox, aumentada por Felipe Calderón y continuada por Peña Nieto, les causó la menor inquietud. Se sabían a salvo, protegidos y encubiertos. La Comisión de Derechos Humanos, la Procuraduría General de la República, el Poder Judicial completo, eran ciegos y sordos a los clamores de justicia que hacían los pobladores de Atenco y otros pueblos originarios que fueron salvajemente reprimidos, cuyas mujeres fueron violadas y burladas por las fuerzas policiales mexiquenses y federales, a ciencia y paciencia de gobernadores y presidentes. Ningún ministro de la Suprema Corte se perturbó por las acusaciones que se hacían en organismos internacionales de derechos humanos ante la apatía y contubernio de la justicia mexicana con los francos violadores de derechos humanos. En el Poder Judicial se acumulan los expedientes de ciudadanos comunes que exigen justicia, pero de inmediato se tramitan y otorgan amparos promovidos por el sector privado contra las acciones del Presidente López Obrador.
La compra de terrenos aledaños al aeropuerto presente y futuro, fue una “Operación Hormiga” sólo conocida y practicada por nombres tan cercanos a los políticos mexiquenses, como Juan Armando Hinojosa (el de la Casa Blanca de La Gaviota y frustrado constructor del tren México-Querétaro); Anuar Maccise Dib e hijos (emperadores de medios de comunicación mexiquenses); Roberto Alcántara Rojas (señor feudal de autotransportes y bancos); Carlos Peralta Quintero (hijo de Alejo Peralta y heredero de IUSA, monopolio de la CFE) y otros conspicuos nombres con tentáculos en múltiples negocios nacionales, ¡el puro billete! Y eso por no hablar de la especulación inmobiliaria de la Conagua con el pretexto de un Parque Ecológico que la iniciativa privada se preparaba para convertir en megadesarrollo comercial.
Para armar bien su mafia, Peña Nieto también sumó al proyecto NAIM a las cúpulas empresariales, empezando por Carlos Slim como constructor, no como financiero. Esperaban un negocio enorme del nuevo aeropuerto que nacería sin competencia, para monopolizar todo, así como de los terrenos que quedarían vacantes con la desaparición del AICM, para fraccionar y comercializarlos a precio alzado. Y todo sin desembolsar un centavo, pues según revelaciones de Raúl González Apaolaza, elegido por el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) como Director Ejecutivo del programa NAIM, y del mismo Carlos Slim, que reconoció la participación de Afores financiando la obra, el NAIM se pagaría, además del presupuesto federal para obra pública (pese a su franco propósito privatizador), con créditos internacionales obtenidos con la garantía colateral del TUA, impuesto federal por cobrar que –en estricto derecho– sólo corresponde a la Cámara de Diputados disponer de él en los Presupuestos Federales de Ingresos y Egresos. La clase empresarial no aportaría dinero para el NAIM, sino influencias ante bancos, calificadoras y Presidencia de la República. Y aplausos bien orquestados para el “proyecto de Primer Mundo”.
Pedro Cerisola aprovechó los gobiernos neoliberales, especialmente de Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, para aumentar, pulir y compartir su caudal de información con la mafia imperante, lo mismo del PRI como del PAN al llegar Vicente Fox (que lo hizo Secretario de Comunicaciones y Transportes) y después Calderón, y especialmente con el Grupo Atlacomulco que, desde Vicente Fox, había despuntado como un considerable poder en México y se enfilaba con fuerza hacia la cumbre política. Luego de su activa participación en la elección de 2006 para “convencer” gobernadores a fin de acomodar votaciones en favor de Calderón, Cerisola no logró que se iniciara ninguna nueva obra aeroportuaria ni obtuvo hueso de relevancia en el cuestionado gobierno calderonista y se perdió en la iniciativa privada (hoy es presidente de la trasnacional tecnológica Indra) entre los esperanzados beneficiarios del NAIM que por fin inició Peña Nieto sin tanta bulla.
Pero la elección apabullante de Andrés Manuel en 2018 echó todo a perder.
Toda la mafia tejida alrededor del NAIM perdió miles de millones de dólares de esperadas ganancias y comenzó su griterío y activismo anti-AMLO para revertir su cancelación y hasta hoy no disminuye su rabia contra el tabasqueño. Hoy consideran más rentable todo el dinero (no invertido en el NAIM) que le meten al Poder Judicial para comprar amparos y entorpecer las acciones del Presidente López Obrador, así como para financiar movilizaciones y contracorrientes de la depreciada y reducida oposición del PAN (de derrota en derrota), PRI (casi extinto), PRD (fantasma ambulante en el Congreso) y MC (más gritón que efectivo), esperando recuperar el poder perdido. Con similar paciencia a la de los especuladores inmobiliarios mexiquenses, la mafia empresarial espera y confía en socavar, a base de multitud de amparos y campañas de prensa, la confianza popular en los proyectos de AMLO para el desarrollo del país, molestos porque esos recursos no aumentarán sus cuentas off-shore.
Los enemigos (no adversarios) de López Obrador rumian su coraje financiando ataques mediáticos en México y el extranjero contra todo lo que huela a AMLO, mientras patrocinan acciones desestabilizadoras en México, cuya autoría tratan de atribuir al crimen organizado o membretes de una supuesta “sociedad civil”, al tiempo que esconden la mano, olvidando una máxima interrogativa en las investigaciones de crímenes:
“¿Quién se beneficia de todo?”
Obviamente NO LÓPEZ OBRADOR Y SÍ LA MAFIA que pretende su aterrizaje en el NAIM cancelado.