Creel, del privilegio y la corrupción
Textos y Contextos
Por: Miguel Alejandro Rivera
@MiguelAleRivera
Del lado del oficialismo, hay cuatro corcholatas, si no es que más: ya cualquier mexicano ligeramente informado se sabe los nombres de cuatro personajes punteros, dos más avanzados en el objetivo de ser candidato o candidata presidencial en 2024, otros dos más rezagados e incluso uno que otro por ahí que, asegura, puede ser el abanderado de la izquierda para el próximo año.
Asimismo, también, cualquier ciudadano medio interesado por la política del país sabe que la oposición es un caos sin pies ni cabeza; la derecha, en un sexenio, demostró que sin el poder no tiene propuestas, no tiene estrategias, no tienen ni candidatos, aunque, en últimos días, ya hay un aferrado qué nomas no baja la mano.
Él es el actual presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel, panista que jura y perjura, es aquel que le puede regresar el poder a la derecha: sí, un hombre que jamás ha ganado un puesto en el servicio público a través del voto ciudadano.
Creel ha sido diputado, senador (ambos plurinominal), secretario de Gobernación (de Vicente Fox); es descendiente de una élite política de Chihuahua, descendiente del ex gobernador de dicho estado, Luis Creel Terrazas, en su tiempo, un. cacique protegido por, ni más ni menos, Porfirio Díaz; en síntesis, es un político por herencia que nunca ha encabezado una campaña política, no ha caminado el país, no tiene idea de qué adolece a la sociedad; es de esos que cree encontrar en los libros soluciones que ni siquiera implementaría, porque desde los puestos que ha tenido, no se le recuerda nada a favor de la gente, que no sea su gente.
Por el contrario, si uno busca un poco, no hay nada bueno para su causa, la palabra corrupción brinca de inmediato, como si ésta estuviera ligada directamente a su nombre.
“Durante el sexenio de Vicente Fox, tanto su secretario de Gobernación Santiago Creel como el entonces titular de Hacienda Francisco Gil Díaz fueron los ejes articuladores de una ‘enorme corrupción oficial’ que involucra miles de millones de pesos, por lo que ambos están obligados a informar a la sociedad de todos esos mecanismos que pusieron en práctica, advirtieron los legisladores perredistas Juan Guerra, Antonio Ortega y Pablo Trejo”, explica una nota publicada por La Jornada el 9 de octubre de 2008 y añade “Si hacemos un recuento, la venta de Banamex repercutió daño patrimonial por 3 mil 200 millones de dólares; si hablamos de ISOSA, el cálculo que hace la Auditoría Superior de la Federación da 10 mil millones de pesos, ya llevamos 42 mil millones”.
También columnistas de medios generalmente amables con la derecha, como El Universal, Creel ha sido señalado de corrupción. En junio de 2005, Félix Fuentes escribió sobre 200 permisos qué Creel habría facilitado para la instalación de casinos, un negocio que creció en los sexenios pianistas. “A él, a Santiago Creel, no corresponde el don de la honestidad, y si partido, Acción Nacional, que lo exoneró de tan escandalosa transa, debiera descartarlo ipso facto, como precandidato a la Presidencia de la República”, señalaba el autor, no sin destacar que se repetían las mismas estrategias de robo que en el salinismo y los 71 años del PRI.
Por su parte, Ana Lozano, en febrero de 2003, escribió para SDP Noticias: “Creel Miranda “no recuerda” que durante su gestión como secretario de Gobernación hubo un fraude superior a 800 millones de pesos del Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden). Los recursos fueron utilizados para “uso electoral”, para favorecer a gobiernos panistas, principalmente a los Estados de Guanajuato, Aguascalientes y Yucatán. Creel hizo todo lo posible para impedir que se transparentara el destino de los recursos del Fonden”.
Puede uno seguir indagando y nada encontrará para justificar que Santiago Creel pueda ser un buen presidente. Es experto en cleptocracia, que es lo que urge a la derecha para regresar a sus privilegios, que no del todo han perdido.
Apenas este fin de semana, en Puerto Vallarta, Santiago Creel aseguró que quiere, puede y debe encabezar a la oposición para sacar a Morena del poder. Claro que es un personaje que representa todo lo que significa la derecha: elitismo, corrupción, cleptocracia, pero ahí lo importante de revisar las trayectorias de esos que querrá presentar la oposición como héroes, pero que en realidad, por el país, nunca han hecho nada.