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LA FALSA IZQUIERDA
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LA FALSA IZQUIERDA

Cuando analizamos un fenómeno en específico, una situación en forma general, o un problema social que se repite cotidianamente, estamos estudiando las características de un mismo hecho, pero apreciando sus variadas formas, de acuerdo a cada una de las manifestaciones que aparecen ante nuestra vista.

El provocar la muerte a un semejante, tiene diferente matiz cuando se trata de la que se practica en defensa propia, o en defensa de la familia y aquella que se comete en un intento de asalto, por venganza, o por el gusto de matar.
Incluso la muerte masiva que provoca la guerra, tiene causa y justificación social.
Los grupos sociales nunca son los mismos. Cada país vive una experiencia propia e irrepetible. Las sociedades difieren una de otra, aún tratándose de países vecinos.

Aquí en México, vemos cotidianamente que la forma de pensar de la gente del norte, es distinta a la que la sociedad manifiesta en el centro del país. Y ni hablar del sur olvidado por el neoliberalismo, donde la identidad social es muy diferente a la que se observa en el norte y en el centro de la república.

En un movimiento social hacia la izquierda, como el que vive México en este momento, vemos estructuras y personajes de distinta orientación política y con intereses variados, dentro del mismo conjunto. Todo forma parte del Movimiento, o aparenta hacerlo, por motivaciones particulares.

Tengamos presente que la izquierda es ante todo, Pueblo.

La Cuarta Transformación es Movimiento de masas. El presidente López Obrador ha sabido consolidar esa fuerza social, gracias a una lucha de años, donde su rectitud y honestidad a toda prueba, le han ganado el respaldo de millones de mexicanos.

Morena es el resultado de esa batalla de décadas. Al lado del hoy presidente, han estado luchadores sociales hoy presentes y otros que sembraron durante el camino el germen del cambio social, aunque ya no estén con nosotros.

Morena mantendrá el poder político que le confiere el Pueblo, mientras defienda las mismas banderas que en este momento de transformación, defiende el presidente López Obrador. Sobre todo la básica que reza: “Por el bien de todos, primero los pobres”.

Si en algún momento futuro, Morena pierde de vista esa causa social básica, el Movimiento se apaga y el partido político queda como un cascarón vacío. Esa historia la conocemos bien, por haber presenciado no hace mucho, el ascenso vertiginoso del PRD y su no menos rápida caída.

“El Pueblo da y el Pueblo quita”. Quien olvida que la batalla grande la libra el Pueblo en las calles, en las urnas y en la vida diaria, pensando que los políticos son los forjadores de nuestra historia, están condenados al fracaso.
Dentro del Movimiento y dentro de Morena también, hay elementos que formando parte del todo, llevan agendas particulares que no son acordes con la voluntad del Pueblo.

Y sobre algunos de ellos debemos hablar.

Un fundador de Morena, es Porfirio Muñoz Ledo. Expriista como López Obrador, que se ha sumado a las batallas que históricamente se han dado, para acceder a una sociedad más justa. Pero a diferencia de lo que pasa con el hoy presidente, Muñoz Ledo tiene varios “esqueletos en el armario”. Fue uno de los que justificó la represión de Díaz Ordaz en el 68. Su hambre de poder, siempre ha estado a la vista. Es un enamorado de la buena vida. Y hay una característica inocultable, que lo hace poco atractivo a los ojos ciudadanos. Traiciona con facilidad, cuando sus deseos no se cumplen.

Muñoz Ledo, antes que gente de izquierda, se autocalifica como “un demócrata”, sabiendo que en esa categoría, puede estar involucrada gente de derecha, centro e izquierda.

Hoy vemos a Muñoz Ledo defendiendo nuevamente a la democracia. Pero a una democracia muy prostituida, sucia, tramposa y viciada, que se encuentra representada por el INE. Muñoz Ledo llama a una cruzada social, en defensa del corrupto árbitro electoral.
Está en contra de la Reforma Electoral, propuesta por el presidente.

Y vemos a Muñoz Ledo hablarle a la soledad política en que vive desde hace un rato. Porque el Pueblo no lo atiende. No lo ve como el político que se preocupa por la gente. Lo mira como un ambicioso más.

Otro personaje oscuro, pequeño, ambicioso y pedante en extremo, es Gibrán Ramírez, el pretendido “estratega de campaña” de Ricardo Monreal.
Gibrán es una réplica de Muñoz Ledo, con muchos menos años, pero con la misma mentalidad decadente que le vemos a Porfirio. Es como si hubiera nacido políticamente viejo. Adora el poder y los privilegios de todo tipo que pueden alcanzarse, aprovechando para beneficio personal. un cargo público.

Su paso por la Conferencia Interamericana de Seguridad Social, fue muy cuestionado, al realizar gastos en viáticos, alimentación y con afectación a otras partidas presupuestales, fuera de todo principio de austeridad y racionalidad.

Un gasto tan desmesurado, que fue motivo para que un reportero pidiera al presidente López Obrador en la Conferencia Mañanera, se abriera una investigación al respecto, a lo que el presidente accedió.

Gibrán se ha convertido en un golpeador permanente en contra de Morena, el presidente y la Cuarta Transformación. Es un opositor abierto, dentro del partido. No se va de Morena, porque intenta que la presión que ejerce en este momento, misma que es insignificante y ridícula, lleve a la candidatura del partido a Ricardo Monreal. Su jefe político.

Ricardo Monreal quiere ser presidente y Gibrán es el alfil que intenta limpiar el camino, para que su protector alcance la meta. Una lucha perdida anticipadamente, porque la masa social, el Pueblo “que da y quita”, repudia visiblemente tanto a Monreal, como a su pequeño patiño.
Ni Monreal, ni Gibrán son gente de izquierda. Están en el Movimiento por conveniencia. Monreal se dice fundador del Partido, aunque no figura dentro del selecto grupo que estuvo desde el primer momento.

Monreal amenaza con “bajarse del barco” cada vez que su ambición política no es atendida como él quiere. Hoy desea ser el candidato de Morena a la presidencia de la república en 2024. Pero no tiene respaldo social. El rechazo hacia su persona es evidente.
Y lo mismo ocurre con su pequeño títere Gibrán, quien es copia exacta del Belaunzarán que vemos en el PRD.

Ambos son de diminuta talla política. De un raquítico poder de convocatoria.

Ni Porfirio Muñoz Ledo, ni Ricardo Monreal y menos Gibrán Ramírez son representantes de la izquierda. Tampoco están con el Pueblo.
No se van del partido, por cálculo político. Saben que no hay dentro de la oposición, sitio seguro al cual saltar. Están a la espera de mejor oportunidad, o de una oferta económica que los “convenza”

Ese tipo de personajes y sus respectivas agendas, son los que contaminan y perjudican al Movimiento y al Partido.
Son aventureros políticos, que buscan el “botín” personal, antes que el beneficio de la gente.

Mientras más rápido se deshaga el Movimiento de ellos, mejor.
O que sigan “siendo parte” del Partido si así lo desean.

Pero marginados de todo cargo al interior de Morena y de cualquier candidatura o puesto importante.

Así tendrán que optar por la puerta de atrás, para salir vergonzosamente de un Movimiento y Partido, a los que no aportan algo.
Dentro de la izquierda, nada han sembrado y son como la mala hierba, que mata lo que otros procuran cultivar.
Esa falsa izquierda, es germen de divisiones.

Malthus Gamba

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