Pablo Meléndez
@jpms1500
Es una pena que desde que se formó la coalición entre el PRI y el PAN, nadie recuerde que el PRD también está ahí, ¿acaso ellos no merecen ser tratados igual? Si sus 17 diputados también han dado el compromiso que sea cual sea la propuesta, la votarán en contra.
Aún en las últimas elecciones en la CDMX, algunas colonias se pintaban de amarillo, tiene una representación y sigue siendo la carta de entrada para el candidato que el Alejandro Moreno les (im)proponga.
Su historia ha demostrando que ha funcionado como un grupo de oposición eficaz, durante los años de dictadura del PRI y el PAN, tanto fue su rivalidad que el presidente Fox negó que el ese entonces Jefe de Gobierno lo acompañara al desfile anual de septiembre, un tal Obrador que pertenecía el partido amarillo.
Luego de eso, el partido tomó un nuevo rumbo más estratégico que buscó más cordialidad con sus rivales y lograron unirse a una coalición exitosa mediáticamente, donde se han sumado actores de alta relevancia.
De la triple alianza el partido amarillo es el que menos escándalos tiene, comparados con puestos por favores sexuales y cabildeo con partidos neonazis europeos del rojo y el azul; un diputado federal que quiso tomar protesta desde la prisión esta varios niveles abajo.
El perredista, Rogelio Franco, fue acusado por violencia familiar, extorsión y abuso de poder; el PRD movió sus redes para pedir la liberación de su candidato quien, según ellos, tiene fuero y es perdonado de todos los delitos por haber sido electo.
Sus abusos han estado al mínimo y su importancia en las siguientes elecciones de la CDMX es una pieza clave y aún así no son tratados con el respeto que merecen.
Hoy el partido recibió un duro golpe, en una entrevista, el presidente del PRD, Jesús Zambrano, fue ofendido al decirle que Claudio X está detrás de sus decisiones, el político aclaró que eso no es verdad y había pasado un año sin ver a X.
Hace dos días, dio una dura (auto)recomendación al presidente de la nación: “No te hagas Wey”.
