La 4T nos conviene a todos; sí también a la oposición
Para intentar entender la actitud que ha tenido la derecha en relación con el proceso de transformación del país, es necesario ponernos a pensar cómo les pueden perjudicar las acciones que se están llevando a cabo, especialmente en materia de desarrollo de infraestructura, programas de bienestar, seguridad social y política fiscal.
En un mundo al revés, imaginemos que existen empresarios que se verían perjudicados porque el gobierno contrate constructoras privadas para desarrollar refinerías, trenes, hospitales y acueductos como nunca se había hecho en 40 años, o que se construyan más aeropuertos que faciliten sus viajes, la llegada de turismo y fomenten el empleo; que además no les convenga que la población tenga acceso a la salud; que a los fabricantes y comerciantes no les beneficie que gracias a los programas sociales más personas puedan comprarles sus productos
O transportistas a los que no les convenga que el diésel mantenga su precio, así como ‘clasemedieros’ que estén furiosos por tener una de las gasolinas más baratas del mundo y se sientan profundamente frustrados porque no hay aumentos de gas o de luz. En el universo de los importadores, que les perjudique que el precio del dólar se encuentre estable; que haya consumidores molestos porque se trate de controlar la inflación y los trabajadores se encuentren enojados por tener un sueldo que conserve su poder adquisitivo en términos reales; ya de pilón que nos encontremos algún ecologista desquiciado porque se promueve la energía generada por las hidroeléctricas, mientras un medio de información está completamente acabado porque exista una absoluta libertad de expresión.
En el mundo real lo que está sucediendo en el proceso de transformación, nos conviene a todos los mexicanos que pretendemos vivir honestamente. Sin embargo para aquellos que vivían de robarse los impuestos, de hacer transas con los contratos del gobierno, de comprar y vender facturas falsas o de beneficiarse de otras actividades que perjudicaban a la gran mayoría de la población, donde hoy hay un combate frontal a la corrupción, a ésos ni les gusta, ni les conviene.
Este grupito de neoliberales que nos exprimieron por años, hoy se encuentran furibundos y desesperados por convencernos que les demos otra oportunidad para estafarnos. En esta labor los acompaña un pequeño “ejército” conformado por medios de propaganda con marionetas resentidas disfrazadas de periodistas, intelectuales y payasos, por agencias sin escrúpulos que les proveen troles y bots para hacernos creer que el país se desmorona entre el caos, pagados por supuesto con el dinero que nos robaron por décadas. Juntos vociferan denostaciones e insultos, pero con cero propuestas, porque no las tienen, pues su interés es seguir robando y viviendo a costa de los que trabajamos honestamente.
Ellos y sus representantes en la política, hoy aglomerados en cárteles disfrazados de partidos, se han dedicado a entorpecer el avance del país en estos últimos 4 años, tratando de detener obras, interponiendo amparos absurdos otorgados por sus jueces corruptos, buscando sabotear consultas y elecciones, utilizando a sus funcionarios electorales simuladores y podridos, votando en contra de leyes que nos permiten tener soberanía, leyes que nos defenderán de aquellos que regalaron nuestros recursos a empresas extranjeras.
En resumen, la oposición solo ha servido como estorbo, están dedicados a entorpecer los procesos que nos benefician a todos, incluso a ellos, aunque ni ellos lo entiendan. Lo que sí les debe de quedar bien claro, es que ni con el dinero que nos saquearon, ni con todo el esfuerzo de sus marionetas del engaño, van a lograr detenernos. Les haría mucho bien relajarse, reflexionar en silencio sin tanto aspaviento y dejar de sufrir por algo que de todas maneras van a tener que vivir.
Como dijo la escritora inglesa J.K. Rowling: “El destino es un nombre dado a decisiones que en retrospectiva, tuvieron dramáticas consecuencias”.