Por qué tardó tanto Colombia en virar a la izquierda; retos y oportunidades para Petro
Textos y Contextos
Por Miguel Alejandro Rivera
Desde que Colombia se proclamó independiente, en 1830, no se había registrado el triunfo de un gobernante de izquierda hasta este domingo, cuando Gustavo Petro, candidato de la Alianza Democrática M-19, ganó la presidencia.
Con el surgimiento de movimientos y guerrillas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en los sesentas del siglo pasado, una parte de la sociedad tuvo cierta aversión a los movimientos de izquierda, pues entre las infiltraciones del narcotráfico y otros actores que no buscaban un bien social en este tipo de organizaciones, así como las ideas conservadoras predominantes, se estigmatizaba a esos grupos y sus políticas.
Sin embargo, también influía mucho la estrategia de miedo que la oligarquía de derecha en Colombia sembraba a través de algo muy similar a lo que sucedió en México, en épocas de la Guerra Sucia. En el país sudamericano, grupos paramilitares asesinaron en los ochentas a unos 4 mil 600 militantes de izquierda de la Unión Patriótica y desaparecieron a otros mil 700, según reveló la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en abril pasado.
Es decir, como en Argentina, como en Chile, como en Uruguay, como en México, a través del miedo y la violencia, la oligarquía colombiana logró que los ciudadanos desecharan a la izquierda porque votar por ellos o apoyarlos era sinónimo de muerte o desaparición, siendo una mejor opción mantener el sistema tal y como estaba. Incluso, al haber entre las víctimas candidatos presidenciales, como Jaime Pardo Leal (1987) y Bernardo Jaramillo Ossa (1990), sólo por nombrar algunos, el caso se asemeja mucho al de Luis Donaldo Colosio en México, cuando en 1994 los votantes eligieron a Ernesto Zedillo más por miedo que por convencimiento.
Sin embargo, muchos factores han influido para que Colombia, finalmente, pruebe a la izquierda. Por principio, la firma de la paz con las FARC ha sido clave, proceso que inició en 2010 y oficialmente termina en 2016; esto ha causado mayor confianza para con la izquierda, pues la institucionalización de un movimiento es importante en la percepción social. Incluso Petro fue guerrillero, y la gente le ha dado la confianza ahora que marcha por los caminos oficiales.
Asimismo, las protestas de 2021 dejaron fuertes heridas a la derecha, que conducida por el actual presidente, Iván Duque, respondió con violencia y represión a las quejas de los manifestantes en torno a una reforma tributaria, la brutalidad policial y la desigualdad, entre otras cosas, entre las cuáles destaca la mala gestión para combatir el Covid-19.
Sin duda, Gustavo Petro tendrá innumerables retos para gobernar Colombia, siendo el más difícil, quizás, controlar a las Fuerzas Armadas, pues incluso ha tenido rencillas públicas con el Jefe del Ejército colombiano, Eduardo Zapateiro, quien podría renunciar o, en un movimiento más radical, orquestar un golpe de Estado, cosa que después de episodios vistos recientemente en Bolivia o Venezuela, no suena a una locura.
Peor aún cuando lo preocupante, y ridículo que aún lo siga siendo, es la injerencia de los Estados Unidos en Sudamérica y la relación que tiene con el gobierno actual de Iván Duque, quien estuvo muy cerca de Joe Biden en la última Cumbre de las Américas. Últimamente se ha hablado de que incluso un contratista del gobierno de EU se interesa en comprar la empresa con los derechos de Pegasus, el software israelí con el que se ha espiado a políticos, periodistas y un montón de personajes influyentes en la política mundial, lo que demuestra que la Casa Blanca, tiene ganas de seguir manipulando al concierto internacional.
Las grandes oportunidades que tendrá el ex guerrillero están en el extranjero, donde lo cobija una actual tendencia a la izquierda, liderada por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pues mandatarios como Gabriel Boric, de Chile, le han mostrado su admiración, y que incluye a Luis Arce, de Bolivia; Nicolás Maduro, de Venezuela; Alberto Fernández, de Argentina; Pedro Castillo, de Perú; Xiomara Castro, se Honduras, por supuesto en Cuba, Miguel Díaz-Canel, y veremos si en octubre cierra la pinza Brasil, con un regreso de Luis Inacio Lula da Silva.
Aunque no es un socialista y ha declarado que no buscaría la reelección, Petro ha propuesto cambiar el sistema económico colombiano, mermar la extracción recursos naturales, una reforma agraria para terminar con los latifundios improductivos y ofrecer empleo en el Estado a quienes no lo encuentren en el sector privado, lo que lo hace más cercano al progresismo moderado en México o Argentina, que a propuestas como la venezolana.