@_BarbaraCabrera
«Un cínico es un hombre que, en cuanto huele flores, busca un ataúd alrededor»
Henry Louis Mencken
Con las benditas redes sociales por testigo redacto esta Nornilandia.
Todo comenzó con el tweet de un señoritingo que se cree fifí, conocido con el arroba pedroferriz3 (pues vaya que le queda bien ese 3 al final de su nombre escrito con minúsculas) quien sin rigor periodístico (dice que es periodista) a ojo de buen cubero (evito la tentación de cambiar la r por la l, para no herir susceptibilidades) dijo que el hijo de Andrés Manuel López Obrador estaba en el extranjero mercándose en tremenda tienda lujosa. El tiempo le calló la boca: no se trataba del hijo de Andrés Manuel y la foto fue tomada en la CDMX, en El Palacio de los Palacios.
Algo similar ocurrió cuando desde la Calle Berlín lucubraron el supuesto apoyo de Rusia a Andrés Manuelovich (ja, ja, ja, ja, ja, ja, por lo visto no se cansan de hacer el ridículo, o tal vez no saben lo que eso signifique, sobre todo por los kilómetros que los separan de algo llamado dignidad)
Como era de suponerse, el junior de los Ferriz, recibió su merecido en Twitter a través del hashtag #CactanAlHijodeANLO llevado hasta Trending Topic.
Ya sabrán que el señor no pudo quedarse callado y con patadas de ahogado incluidas, pidió disculpas como seguramente le enseñaron en su casa: insultando y amenazando.
No sigamos hablando más de su lamentable presencia y vamos a lo que sigue. Dejemos hasta ahí la crónica anunciada de un cínico que como dice la frase que abre esta columna, cuando huele flores, busca un ataúd.
Y mientras personajazos como éstos siguen instalados en el berrinche ante la inminente pérdida de los privilegios ofrecidos por el neoliberalismo ramplón, salvaje, avorazado y corrupto, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, codo a codo con un amplio respaldo ciudadano sigue trabajando de manera ardua y consecuente para sacar adelante al país que en ruinas nos dejaron. Cada día amanecemos con las mañaneras, por la tardes el Presidente, visita una localidad de este gran país.
Sin duda, la Cuarta Transformación va, y es en serio. Así que a los corruptos y a esa minoría dolida por el cambio de régimen y las políticas públicas que ello conlleva digámosle ¡toma tu Champotón!
Y sí, tienen razón en estar preocupados, nerviosos y tener miedo. Se les acabaron los privilegios.
Es todo por hoy.
¡Hasta la próxima Nornilandia!