Estamos a menos de un mes, para el cierre de las campañas electorales. Después vendrá una semana de tranquilidad, antes de la fecha de las votaciones intermedias, del 6 de junio próximo.
Hay movimiento en todo el territorio nacional, para lograr lo que para algunos será el fruto de su trabajo y esfuerzo.
Para otros pocos que esperan la gracia de Dios, como única respuesta a sus ruegos, hay desesperación, frustración, coraje y desesperanza.
Si alguna fuerza política está cierta del triunfo en la siguiente elección, ésa es Morena. El partido tiene la bandera que ondea desde hace más de dos años en Palacio Nacional y que impulsa la Cuarta Transformación del país.
Esa bandera es el presidente López Obrador y el trabajo social articulado por su administración, para dar oportunidad y esperanza a millones de mexicanos, olvidados durante el periodo neoliberal.
Desde la aplastante derrota del 2018, los grupos opositores al cambio que vive el país, han mostrado una esterilidad que los limita intelectual y operativamente.
No han podido estructurar un proyecto de nación, basado en la ideología conservadora. El neoliberalismo fracasó rotundamente en el país, pero la derecha mexicana, formada en colegios de prestigio, que al parecer sirven solo para trabajar la imagen personal de sus egresados, sin llenar el vacío mental que hoy evidencian, no pudo virar un poco el timón para apalancar al libre mercado y evitar el choque frontal con el proyecto que impulsa Morena.
Si los intelectuales de derecha tuvieran la capacidad que falsamente dicen tener, habrían diseñado un proyecto alternativo con matiz popular, como lo hace hoy en Estados Unidos el presidente Biden.
Dos años era tiempo suficiente para minar de a poco, el respaldo al presidente. Pero los conservadores son cascarones sin sustento. Nada hay dentro de los trajes y afectaciones que presentan como imagen.
Intentaron defender a un neoliberalismo muerto y apostaron a que el dinero y las complicidades creadas en décadas de corrupción, serían suficientes para desestabilizar a un gobierno que hoy por hoy, está más fuerte que nunca. A pesar de la pandemia.
A días de las elecciones intermedias, siguen practicando una guerra sucia, que verdaderamente, “da hueva”.
La gente ve pasar las noticias amarillistas que intentan convencer a una sociedad despierta de que “en el pasado se vivía mejor”, sin hacer caso al chisme barato que pagan los empresarios aliados a Claudio X González y la clase política corrupta, agrupada en el TUMOR.
La estrategia usada por la derecha neoliberal, está basada en el engaño, la calumnia, el desaseo político y el uso de instituciones donde la corrupción no ha logrado ser desterrada del todo.
A fines de la semana pasada, comenzó a circular el rumor de que el “Güero” Palma, conocido delincuente que se encuentra prisionero en cárceles mexicanas, podría ser liberado en el corto plazo, al haberse desechado cargos en su contra.
Esta noticia no tuvo mayor interés para una sociedad que se encuentra involucrada en el proceso electoral en curso.
Sin embargo, el sábado pasado, se informó que un juez había ordenado la liberación inmediata del “Güero” Palma. Esta instrucción se da a media noche del día señalado y de inmediato, se ven movimientos en la prensa nacional y dentro de los grupos conservadores.
Hay la seguridad de que el gobierno federal acatará la orden del juez y que el delincuente preso, saldrá en libertad en cualquier momento.
Pero no sucede así.
El gobierno del presidente López Obrador se da cuenta de que se trata de una maniobra de la derecha y solicita al juez más tiempo, para proceder o no, con la liberación de este personaje.
¿Qué pasó ahí?
La orden para liberar al prisionero se da a altas horas de la noche y en fin de semana. Lo que se conoce popularmente como un “sabadazo”. No están trabajando las instancias de gobierno y cualquier trámite en contra de esa sentencia, queda postergado hasta el lunes siguiente.
Ésa era la apuesta conservadora.
Si se liberaba al “Güero” Palma, los medios de comunicación, afines a la corrupción neoliberal, publicarían en todas partes la noticia de que “López Obrador estaba liberando narcotraficantes”. No solo en México, sino también en el extranjero, sería noticia bomba.
La campaña mediática atacando al presidente y a Morena, hubiera sido grande. Y todo debido a un juez que por motivos que nadie entiende, ordena una liberación al vapor.
O quizá si sean entendibles los motivos del juez, si tomamos en cuenta lo ocurrido con otros juzgadores, al otorgar amparos “relámpago” a empresarios y políticos conservadores.
Raymundo Riva Palacio publica hoy una columna donde da por hecho que la liberación del “Güero” Palma se haría efectiva. Habla de una “narco-nación” que protege a los delincuentes y engaña al pueblo.
Alguien falló y no avisó a Riva Palacio que el operativo-calumnia había fracasado.
El engaño no funcionó, por la rapidez con que el gobierno del presidente López Obrador actuó. El “Güero” Palma no saldrá en libertad si hay procesos abiertos en su contra aquí, o en cualquier otra nación. Tampoco si hay solicitud de extradición para juzgarlo en otro país.
Los conservadores acaudillados por Claudio X González, prepararon una trampa para descalificar a Morena y al gobierno en turno, pero fracasaron nuevamente.
Los medios de comunicación conservadores, están metidos de lleno en lo que podríamos llamar la industria de la mentira. Encuestas a modo. Fake news presentadas como verdades incuestionables. Escándalos que pretenden minar el apoyo a Morena.
Ante la falta de propuestas, la derecha de Claudio X González, apuesta todo a la guerra sucia y al lodo que arrojan a puños políticos, empresarios y periodistas neoliberales.
Faltan días para el momento de la elección de nuevas autoridades.
Morena marcha fuerte y con una propuesta sólida, conocida por todos.
Claudio y su gente, con el lodo hasta el cuello, creen que, con mentiras de último momento, harán cambiar la opinión popular y ganar votos para su causa.
El 6 de junio, el “Tigre” los va a desengañar definitivamente.
No pasarán.
Malthus Gamba