Al no poder contra AMLO; la oposición y sus voceros atacaron a Beatriz
El día de ayer fue de fiesta para los millones de mexicanos que apoyan decididamente al gobierno de la Cuarta Transformación. Dos años en que los cambios políticos y sociales, dejan un grato sabor de boca y una seguridad palpable en los bolsillos de quienes están integrados a los sectores sociales más desprotegidos en el país.
El discurso del presidente López Obrador, donde informa a la nación de la situación que guarda su gobierno en este momento, así como de las acciones que se tomaron durante estos dos primeros años de transformación, da certeza en el rumbo que lleva el país. Deja clara la diferencia entre lo que venía destruyendo sistemáticamente el régimen neoliberal y la intención de construir junto al pueblo de México, la nación de igualdad, democracia y soberanía que todos esperamos.
No hubo acto en el zócalo capitalino, por la contingencia sanitaria que impide eventos multitudinarios. Pero en redes sociales se festejó el aniversario del triunfo obtenido por el presidente López Obrador y el partido político Morena, en las elecciones del 2018.
Fue la parte positiva de los acontecimientos del día de ayer.
En el reducido campo de los conservadores, las cosas sucedían de manera muy distinta.
A pesar de los pronósticos que han lanzado desde el inicio de este sexenio los integrantes de los “medios sicarios”, que trabajan bajo pago a favor de la causa conservadora, la popularidad del presidente no baja.
Ni el grave problema que ha significado para todos los países del mundo, la presencia de la pandemia de Covid-19, que causa además un descalabro económico importante, han podido disminuir el apoyo que gran parte de la sociedad mexicana, brinda a su presidente.
Esto no es gratuito. La responsabilidad que ha mostrado el gobierno para atender la enfermedad, ha sido reconocida no solamente por los mexicanos. Otras naciones y organismos internacionales relacionados con la salud, han expresado su reconocimiento al gobierno de México, por la calidad del trabajo desarrollado.
Aparte, la oportuna implementación de los programas sociales, significó un importante auxilio para la población con menos recursos, que no padeció los efectos económicos que acompañan a la pandemia, sin el apoyo económico indispensable.
Los alimentos no faltaron en la mesa de toda familia mexicana.
Todo esto pinta un panorama desalentador para la clase conservadora, que ve cada día más lejana la posibilidad de recuperar algo del poder perdido, en las próximas elecciones del 2021.
Los intentos por deslegitimar al presidente ante los ojos de los ciudadanos, han fracasado por completo. Pocos se tragan el cuento de que se vivía mejor en tiempos neoliberales.
Las campañas de guerra sucia en contra de la Cuarta Transformación, pasan sin pena ni gloria, pues el pueblo de México aprendió a desconfiar de lo que se publica en los “medios sicarios” que desvirtúan o falsifican la realidad nacional.
Las marchas dominicales que los pocos integrantes de los grupos FRENA intentan cada semana, para convencer a los ciudadanos de que existe una amplio movimiento nacional en contra del gobierno del presidente López Obrador, no han obtenido respuesta social alguna.
Nadie se identifica con el clasismo que desfila en carro, para no dañar la blancura de su piel. Esta gente desfila en medio de los chiflidos y la recriminación del ciudadano común.
Todo este panorama, crea una situación de tensión y enojo en estos pequeños sectores reaccionarios, que no ven la forma en que puedan conseguir algunos triunfos en el 2021, no ya para ganar nuevos espacios, sino para conservar los que hasta el día de hoy mantienen. Las siguientes elecciones prometen ser catastróficas para los intereses conservadores.
Sus partidos políticos enfrentan el peligro de desaparecer como fuerzas opositoras, por no contar con el número de militantes requerido por la Ley.
¿Cómo dar salida a todo este descontento? ¿Cómo atacar un punto vulnerable del presidente, o de su proyecto de Cuarta Transformación?
Ayer, los integrantes de la derecha nacional, tuvieron la brillante idea de dirigir sus ataques hacia la esposa del presidente.
Lo hicieron de una manera brutal, insistente y en algunos casos, enferma. Una catarsis grupal, donde dieron salida a toda la frustración acumulada. Un ejercicio de misoginia por parte de quienes se dicen defensores de los derechos de la mujer. Aunque sabemos que la mayor parte de ellos son únicamente, lo que se denomina como “fakeministas”.
Un panista, disfrazado de ciudadano sin militancia, pone un tuit en el que le pregunta a la esposa del presidente: “¿cuándo atenderá personalmente a los padres de los niños con cáncer”?
La respuesta de Beatriz Gutiérrez es ésta: “No soy médico. A lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos.”
Esa respuesta ha dado material para todo un día (y lo que llevamos del jueves), de ataques hacia una mujer. Acusaciones ridículas, considerando que no se trata de una funcionaria pública.
¿De qué hablaría Beatriz Gutiérrez con los padres de los niños enfermos? Seguramente de su tratamiento. ¿Y la Sra. Beatriz Gutiérrez qué puede hacer al respecto? Nada, puesto que no es médico, como para tomar una posición calificada al respecto. Tampoco es la servidora pública que toma acciones en beneficio de los afectados.
La calidad de panista de quien realizó la pregunta original, se conoció casi al final del día. Queda claro que fue una ataque premeditado en contra de la esposa del presidente.
Los BOAs y FRENAs saben que nada político sacarán de este asunto. Pero el sabor del desquite, de la revancha que permite sacar un poco del rencor acumulado, les viene bastante bien. No importa si su conducta es reprobable y cobarde.
Incluso algunos periodistas que navegan con bandera de “independientes” se lanzaron con todo en contra de Beatriz Gutiérrez.
El caso más claro es el de Álvaro Delgado. Un periodista que siempre ha sido de segundo orden. Ayer reclamaba airado a la esposa del presidente, por su respuesta en redes, que en realidad no contiene elementos de insulto o agresión hacia alguien.
Delgado es considerado por algunos como un buen periodista, en contra de la opinión que de él tenía Julio Scherer. Por voz de Sanjuana Martínez, sabemos que el entonces director de Proceso, lo veía como uno más entre el montón.
Aparte, está esa inclinación personal de Alvaro Delgado por la bebida. Esto también nos lo cuenta Sanjuana Martínez en algunos tuits publicados en su cuenta, durante los primeros días de junio de este año.
Los errores y equivocaciones los tenemos todos, en una forma u otra. Pero hay personajes que en un momento determinado se sientes inmaculados y critican con aspereza y mala fe, las posible faltas ajenas. Jueces severos (con otros).
A veces lo hacen a consecuencia de uno más de sus errores de conducta. En otras ocasiones, por ser parte de los “medios sicarios” a los que pagan bien por este tipo de trabajos.
Ayer, este periodista encabezó un linchamiento mediático que no debió darse. Delgado sabrá en cuál de los casos está.
Yo me inclino por el segundo.
Malthus Gamba