El virus que infecta a los alcaldes en Veracruz
Por:Renegado Legítimo
@Renegado_L
En plena crisis sanitaria por la pandemia del COVID19, cuando las autoridades de la Secretaría de Salud libran una inédita batalla para tratar de mitigar el ritmo de contagio de la enfermedad, un nuevo virus, menos letal pero de graves efectos discapacitantes hace presa de algunos alcaldes en el estado de Veracruz, particularmente en la zona norte de aquella entidad.
La primera en manifestar síntomas de esta nueva enfermedad, que aún no tiene nombre pero ya se piensa en llamarla VAPOC -por aquello de que se trata de un Virus Apendejador de Políticos Corruptos- fue la alcaldesa de Tamiahua, Citlali Medellín.
La edil postulada por el Partido Verde impuso desde hace varias semanas, por sus pistolas, lo que llamó un “cerco sanitario” en todas las entradas de su municipio, que en la práctica son auténticas guardias paramilitares que impiden el ingreso a todos los que despectivamente en sus redes sociales la alcaldesa llama “foráneos”, por considerar que serían fuente de contagio.
A los retenes que de forma arbitraria instaló, violando el libre tránsito y con ello la Constitución, la alcaldesa le añadió la amenaza, también publicada en su página oficial de Facebook, de que aquellos “foráneos” que fueran detectados en Tamiahua serían aislados por un periodo de 15 días, durante los cuales no podrían tener contacto con otras personas y estarían bajo vigilancia médica. En otras palabras, los amenazó con SECUESTRARLOS y todavía se dio el lujo de decir que era “por el bien de mi pueblo”.
Pero si alguien pensaba que bastaba con que la enferma presidenta municipal estuviera aislada para contener este nuevo virus, pocos días después vino la sorpresa: dos alcaldes más se contagiaron de Apendejavirus: el presidente municipal de Cazones de Herrera, municipio gobernado por el PAN, y la alcaldesa de Castillo de Teayo, también de extracción panista. Ambos decretaron en la misma fecha que también a sus municipios quedaba prohibida la entrada de visitantes, aunque éstos fueron más vivos: prohibieron la entrada a todos… menos a residentes y proveedores. Pues claro: en los tres pueblos mencionados su economía depende por completo del comercio y el empleo con OTROS municipios, así que estos “genios” pensaron: impongamos un cerco sanitario que nos haga ver como “héroes”, pero dejemos pasar a los que nos dan de comer y sostienen nuestras economías. ¡No hay borracho que coma lumbre!
Lo único que van a lograr los tres alcaldes mencionados es perjudicar gravemente la economía de sus propios municipios, paralizando el comercio y tránsito de personas y productos con esas medidas absurdas que, por otro lado, se ha explicado hasta el cansancio que no tienen eficacia alguna para contener las epidemias. El propio Hugo López-Gatell, el experto epidemiólogo y vocero del Gobierno de México en este tema, lo ha mencionado en diferentes ocasiones, sin ir más lejos apenas el pasado 2 de abril cuando por enésima vez un reportero le cuestionó por qué México no ha cerrado sus fronteras. La respuesta del doctor Gatell fue contundente: no existe ninguna evidencia, ni científica ni histórica, de que la imposición de barreras físicas (muros, retenes, cercos) tenga alguna utilidad cuando la epidemia ya se encuentra en la fase de transmisión comunitaria (fase 2), como es ya el caso de México.
Por supuesto que la inutilidad de esas medidas es conocida hasta por los propios alcaldes que las impusieron, porque en realidad no están infectados con el Apendejavirus, que no existe, sino enfermos de algo peor: de poder. Los tres ediles quieren ser el próximo año candidatos a diputados en sus respectivos distritos, y para lograr su propósito no tuvieron mejor idea que disfrazarse de los “salvadores” de sus respectivos terruños, aunque en su afán de seguir viviendo del erario se llevaran entre las patas a sus propios conciudadanos. El hambre por el hueso los lleva, irónicamente a condenar al hambre a sus gobernados, aunque para taparle el ojo al macho se tomen fotos repartiendo algunas pocas despensas dizque de “ayuda por la contingencia”.
No cabe duda: los alcaldes veracruzanos de oposición están enfermos, infectados por el virus más nocivo que haya azotado a nuestro país: el virus de la corrupción, la deshonestidad y la mezquindad. Con esta clase de políticos de quinta tenemos que seguir batallando todavía, por desgracia, en muchos rincones de nuestro México.
¿Qué opina usted, amigo lector?