Por: Rafael Redondo
@redondo_rafa
La derrota opositora y la resistencia a vivir su duelo, ha provocado todo tipo de reacciones disparatadas, cuyo único resultado ha sido hundirse más en el fango.
Desde los medios de comunicación fingiendo sorpresa ante el resultado de la elección, cuando todos los números coincidieron con el resultado, como López Dóriga, hoy, muy molesto con Claudio X González, cuando durante todo el sexenio, nunca se atrevió a mencionar su nombre, supongo que, aunque se dicen críticos del poder, con los empresarios, un poder fáctico, no se meten. Las ridiculeces de Laura Zapata, Denise Dresser, Carlos Alazraki, y una afirmación propia de algún padecimiento mental por parte de Pedro Ferriz de Con, sobre una alteración cibernética del conteo de votos por parte de un país, según él, comunista. Este señor olvidó que parte de la legislación electoral, incluye el conteo de las actas. La retórica del fraude y la elección de Estado de Xóchitl Gálvez y los partidos que la apoyan, llevándolos al colmo de replicar a AMLO reclamando el conteo voto por voto en 2006. Solo se les olvidó que, en 2006, la diferencia era de 0.56 y hoy, es de más de 30 puntos. Hasta en eso, AMLO les ganó el discurso. También existe la negación de Aguilar Camín, quien dice, no fue una derrota total. Sí señor, sí fue una derrota contundente que, debería obligarlos a la reflexión, no llevarlos a la locura.
Para rescatar al menos su propia dignidad, la oposición debería dedicar un momento a la reflexión. La única forma de sanar es la aceptación de la derrota.
¿Quiénes son los responsables de esta derrota monumental?
1) Los éxitos de este gobierno.
2) La ausencia de un discurso sólido que, la oposición sustituyó con guerra sucia.
3) Los voceros: medios de comunicación, sus intelectuales y la iglesia católica.
4) El mal uso de las redes sociales.
5) Muy mala candidata en la derecha.
Los éxitos de este gobierno: La oposición dedicó todo el sexenio a atacar al presidente, y nunca hizo conciencia de que, lo que estaba sucediendo en México, era un cambio de régimen por la vía pacífica. Renuentes a aceptarlo, cayeron en la irrealidad, percibiendo un México muy diferente al que estaban experimentando, no sólo observando, los votantes potenciales. Errores en esta administración, seguramente hay muchos; pero, la promesa sustancial de cambio de régimen, si se cumplió: un gobierno para todos, y no para una élite. El interés comunitario por sobre el individualismo. La gente votó, no por una beca, sino porque han recibido algún beneficio en su vida cotidiana, durante este sexenio. Y eso incluye a las clases medias altas que, votaron por Claudia en un 49%. Por otro lado, minimizaron e incluso, desestimaron los altos índices de aprobación del presidente al final de su sexenio. Se esforzaron en no dejarlo pasar del 58 o 60 por ciento, cuando incluso la encuestadora estadounidense Gallup, antes de la elección, lo colocó en el 80%. La ceguera ante la realidad puso a la oposición en un piso de cristal de azúcar, hasta que hoy, ese piso se rompió. Su mundo del exterminio de la humanidad o fin del mundo, del Comunismo imaginario, y muchas otras versiones catastróficas, las mayorías nunca las creyeron.
Ausencia de un discurso sólido: El PRIAN, es una marca muy desprestigiada. Hablar de una elección de Estado, de una dictadura, de absolutismo en el poder, de Maximatos, de que solo los “nacos” votan por Morena, fue un discurso carente de propuestas concretas, dedicado solamente a estimular los prejuicios de un sector de la población. A pesar de que, estos postulados son claramente falsos, Claudio X González, el verdadero dirigente de la oposición, dejó avanzar este discurso creyendo que, iba a darle resultados favorables. El problema sustancial de la oposición es que, la gente real, estaba experimentando una realidad que no coincidía con ese discurso fatalista. Pero, la derecha no está acostumbrada a tomar en cuenta a las mayorías. Ellos, trabajan con élites, entre cúpulas, en nichos, y ese fue su talón de Aquiles. Su discurso propagado en editoriales en la prensa, en radio y televisión, sólo lo creyeron ellos, no los votantes potenciales.
Los voceros: En esta elección, no sólo perdieron Xóchitl, Claudio X González, el PRI, el PAN y el PRD. Hubo otros perdedores.
También perdieron los medios de comunicación que, carentes de ética, prefirieron perder su rentabilidad, dedicándose a atacar al presidente. Su voz, se convirtió para las mayorías, en la gota que cae de la ducha debido a una fuga: Enloquecedora. Así que, los medios terminaron siendo repudiados.
Perdió también, la iglesia católica quien, se pasó por el Arco del Triunfo al Artículo 130 constitucional, y se metió de lleno en la campaña. Y es evidente que, a la gente no le gustó su intromisión en política.
Perdieron los analistas, opinólogos e intelectuales. Desde hace muchos artículos, he hecho énfasis sobre las pérdidas monetarias que significa para los medios de comunicación, el tener analistas cuyo único propósito, es mentir. La lista de estos personajes es muy larga, en prensa, radio y televisión. Hoy está claro que, todos hicieron una muy mala publicidad, no análisis, y sus mensajes no fueron escuchados. La guerra sucia, el go negative de Jorge Castañeda, las tracalerías, mentiras, infamias como el mote de “Narcopresidente”, fueron observadas por la ciudadanía y obviamente, no solamente no las creyeron, también las castigaron.
Las redes sociales: Los medios de comunicación convencionales o corporativos, se rindieron ya ante las redes sociales, y cometen un error enorme. Las redes, y me refiero a influencers, youtubers, etc, sobreviven únicamente de dos ingredientes:
A) La espontaneidad, confundida a veces con verdad.
B) Los nichos.
Aunque ciertos personajes logren un poco de fama en su nicho a través de internet, eso no significa popularidad. La popularidad implica un conocimiento masivo que, permee por lo menos al 80% de una sociedad. Los ejemplos, son muchísimos: influencers, cantantes o youtubers que, creen que son muy famosos porque tienen muchas vistas en sus redes; pero, lo logran gracias a que, su mismo nicho reproduce varias veces su video, o su música. No porque las masas estén enteradas siquiera de que existen. Los éxitos de cantantes en redes, o en Spotify, no se traducen en conciertos y arenas llenas. Si los medios corporativos quienes sí tienen los recursos para pagar calidad abandonaran sus compromisos ideológicos, enfocándose solamente en su rentabilidad, aumentarían su capacidad de penetración en la sociedad porque tienen la capacidad de apostar por la calidad, y la verdad, es calidad. Apostando por la calidad, sus contenidos se colocarían muy por encima de influencers y youtubers. Además, entre tanto flujo de contenido, son indispensables los filtros que hagan las veces de forense informativo o referente, y no creamos en todo lo que aparece en redes, muchas veces, producto de la irresponsabilidad. Esta superioridad de los medios corporativos por sobre los personajes de redes, funcionará si, y sólo si, los medios corporativos apuestan por la calidad y la verdad. La calidad siempre trasciende, y también, tiene la capacidad de alcanzar la popularidad; permear realmente a grupos masivamente. Esa posibilidad, es imposible, por muchas razones, para personajes de redes sociales.
Volviendo a la campaña electoral, otro ejemplo sobre el tema, son los millones de bots que apoyaron a Xóchitl Gálvez. Xóchitl en algunas de sus publicaciones, lograba hasta 20, 000 likes en Facebook, frente a los 3, 000 que lograba Claudia. Evidentemente, estos números no se tradujeron en votos.
Mala candidata: Xóchitl siempre fue percibida por un gran número de votantes potenciales, como inculta, ignorante, tonta y corriente. Eso, impactó evidentemente a su campaña. Los medios siempre fingieron demencia ante esa percepción de los votantes potenciales, mientras a Claudia Sheinbaum, se encargaron de abrumarla con críticas misóginas. Una vez más, la derecha corría en dirección contraria a la realidad que estaba experimentando la población.
Conclusión, los votantes potenciales son el grueso de la población, no sólo un nicho, una élite, una cúpula, una corporación. No. En la sociedad mexicana hay ricos y pobres, citadinos o rurales. Mientras la oposición no tome en cuenta a la gente real, la siga despreciando, mientras los medios pretendan continuar ofendiendo la inteligencia de sus lectores, escuchas o espectadores. Mientras dejen correr el discurso de que los “nacos”, ignorantes o no católicos se inclinan por determinada propuesta política, continuarán su ya muy larga lista de derrotas. Señor Camín, la derecha tiene ya muchas derrotas acumuladas desde 2018. El fracaso incluirá a empresarios que financian este tipo de campañas concluidas en fracasos descomunales, a medios de comunicación que pretenden construir falsas percepciones, a los supuestos intelectuales, a la iglesia católica, a las falsas asociaciones o fundaciones de la sociedad civil, y a las redes sociales y sus bots. Todos quienes confíen en una premisa desconectada de la realidad, están destinados al fracaso.