El maniqueismo pasado de moda, obsoleto, absurdo y bobalicón, se ha convertido en el refugio de una clase conservadora, incapaz de dar vida a una forma de pensamiento y a un proyecto nacional competitivo y atractivo para la sociedad mexicana.
“Los buenos somos nosotros (los fascistas), los malos, ustedes (el gobierno y el pueblo que lo respalda)”.
Esa película de “buenos contra malos”, la hemos visto repetirse de manera constante, en la guerra que libra la oposición mexicana, en contra del gobierno de la Cuarta Transformación.
En los medios masivos de comunicación, “el sombrero blanco” del bueno, corresponde a los personajes que intentan romper el respaldo social que tiene el presidente López Obrador, quien lleva en esta historia “el sombrero negro”.
Los opositores, de corruptos y pésimos gobernantes, pasan a ser dentro de la narrativa conservadora, defensores naturales de las causas justas que preocupan a nuestra sociedad.
En realidad, están a la caza de situaciones dolorosas, o de impacto social, para sacar sus banderas blancas, que son inmediatamente pintadas y adornadas con lemas y consignas en contra del gobierno, que es naturalmente, el “malo “ de la película.
Si hay reclamo feminista, los simpatizantes y militantes del conservadurismo, se envuelven en la bandera de esa causa y se dicen históricos defensores de los derechos de la mujer.
Si los enfermos reclaman por medicamentos que tardan en llegar a los centros del Sector Salud, la oposición se coloca la camiseta correspondiente y exige se atienda de inmediato la queja urgente de los pacientes.
Si desafortunadamente se da el caso de periodistas muertos a manos de la delincuencia organizada, salen de inmediato los opositores a exigir garantías plenas a todo comunicador en el país.
Los buenos son ellos. Los defensores de las causas justas, son los mismos corruptos que pudieron haber detenido el deterioro en el nivel de vida de los mexicanos, mientras fueron gobierno. Y no lo hicieron. Al contrario, fomentaron la caída en el nivel de vida del pueblo de México.
Los “buenos” acusan al gobierno del presidente López Obrador a diario. Pretenden fijar la idea de que el rumbo que lleva el país, es equivocado y que solo el regreso de la corrupción al poder, el permitir que el fascismo tome el timón nuevamente, podrá conducir la nave nacional a buen puerto.
Una y otra vez nos presentan capítulos diferentes de la misma historia, en la que combaten “buenos (corruptos), contra “malos (honestos).
Esta vieja rutina repetida hasta el cansancio, agotó desde haced mucho sus posibilidades.
La gente no cae en el engaño y por lo mismo, el respaldo al presidente López Obrador, se incrementa, en lugar de disminuir.
El último episodio de esta serie, tiene como participantes principales a los médicos cubanos que pronto llegarán a México, para dar atención especializada en comunidades apartadas de los grandes centros urbanos.
La oposición de inmediato se mueve para protestar por el hecho de que especialistas de un país “comunista”, vengan a tratar a enfermos “demócratas”.
Sacan de la vieja alacena una confrontación que tuvo lugar en el mundo, hace décadas. Durante la llamada “Guerra Fría”.
La forma de sembrar miedo y preocupación social, era el apelar al “fantasma” del comunismo. O del socialismo, puesto que el pueblo de entonces, poca diferencia veía entre una y otra etapa de desarrollo histórico.
Los focos rojos en el cuartel del fascismo opositor, se encendieron de inmediato, pensando que la llegada de estos profesionales de la medicina, podría dar vida a un nuevo capítulo de la serie señalada.
Se han publicado notas en casi todos los diarios de circulación nacional. Radio y Televisión difunden la misma historia de terror. Llegan los médicos comunistas, trayendo su “ideología”, como único remedio a los males que padece la gente humilde del país. Vienen a adoctrinar. A confundir. A vulnerar nuestra naciente democracia.
Y acusan a “los malos” (el gobierno del presidente López Obrador), de este atentado a la democracia.
Varios médicos nacionales que trabajan en hospitales de prestigio y altos honorarios, firman un desplegado en defensa de todo integrante de la clase médica del país.
“No necesitamos doctores y especialistas llegados del extranjero”
“Hay suficientes profesionales de la medicina en México, que lo único que requieren, son plazas en el Sector Salud, para cubrir la demanda que urge al país”
“No a los médicos cubanos. Respaldo al médico mexicano”.
Esos médicos “buenos” y nacionalistas, son respaldados por la gente de Claudio X González y las redes sociales, que nada perdonan, exhiben de inmediato, las ligas de los principales voceros de este movimiento, con políticos corruptos del pasado.
Hay una doctora marca Televisa, que es hija de un exgobernador de Michoacán acusado de un desfalco millonario durante su gestión. Ella se dice “apolítica”, mientras su perfil en redes sociales, muestra una vida de lujo que tiene como origen la fortuna familiar.
¿Cómo desbarata este castillo de naipes el presidente López Obrador?
De la misma forma en que ha tirado toda débil obra conservadora en el pasado reciente. De un manotazo.
En la conferencia mañanera del día de hoy, el presidente anuncia que el martes de la semana entrante, dará a conocer el número de plazas vacantes que deben cubrirse a la brevedad, en el Seguro Social y en el ISSSTE.
Ese mismo día queda abierta la convocatoria para que cualquier médico mexicano, se inscriba y quede contratado de inmediato, hasta llenar el cupo que aparece en la convocatoria.
Los salarios serán buenos y competitivos.
Y agrega una cosa más. Esa convocatoria la publican IMSS e ISSSTE todos los años y nunca se inscriben médicos dispuestos a dar servicio en las zonas humildes y apartadas del país. Todos los solicitantes quieren su plaza, en zonas urbanas, donde las comodidades no faltan.
La cuestión es que el servicio se requiere en áreas rurales, donde la gente también se enferma y es preciso darle atención de manera urgente.
Las plazas disponibles ahí están. Esperando a quienes dicen, buscan esa oportunidad personal.
La pregunta ahora es ¿Dónde están los médicos?
Es el momento de que “los abajo firmantes”, hagan acto de presencia.
Hospitales y clínicas se están construyendo y remodelando en todo el país. La infraestructura está lista y solo hace falta personal médico.
Inscríbanse y obtengan su plaza. O permanezcan callados, observando como los médicos cubanos (los buenos), cubren los espacios en áreas apartadas, que no interesaron a los profesionales de la medicina nacionales (los malos), que prefieren la comodidad del consultorio citadino.
Esas historias donde la corrupción aparenta bondad, interés y sensibilidad hacia las causas del pueblo, no engañan a nadie.
Son campañas con interés político. Manchan a quienes las impulsan y le hacen al gobierno del presidente López Obrador, “lo que el aire a Juárez”.
¿Dónde están los médicos?
Los esperamos.
Malthus Gamba