Mientras llegamos a la recta final del proceso electoral que tendrá lugar el 6 de junio, estamos viviendo en un entorno informativo borroso e incierto, en el que tenemos que discriminar permanentemente lo que nos dicen para lograr separar la verdad de la mentira.
Así como recibimos noticias sobre denuncias por delitos electorales en una suerte de pleito de todos contra todos, algunas cuyos delitos han sido evidentes y públicos, hay otras que se presentan aparentemente para calentar a la opinión pública y denostar a algún candidato.
Ha habido desde denuncias dudosas por abuso sexual presentadas a modo de los opositores del denunciado, hasta otras por agresiones contra candidatos que incluso han perdido la vida.
El bombardeo permanente de noticias ciertas y falsas desatado por el proceso electoral, se mezcla continuamente con las noticias del día, muchas de las cuales son procesadas en las fábricas de mentiras de los medios tradicionales en tal cantidad, que los medios dedicados a desmentir estas patrañas, como Infodemia y Sin Línea Mx, nos hemos convertido en herramientas indispensables para la identificación de las cosas que hay que tomar en cuenta.
Por otro lado, la lucha contra la podredumbre del sistema de la que todos hemos sido testigos, ha comenzado a dar resultados en las investigaciones de la Fiscalía General de la República, con la información que sobre estos procesos va surgiendo, como la del panista Lavalle que hoy está en la cárcel, o el de Cabeza de Vaca que hoy está prófugo, haciendo gala de sus habilidad para jugar a las escondidas, llevando por las alcantarillas la investidura de gobernador que sus cortesanos del congreso de Tamaulipas decidieron no retirarle.
Todo esto tiene sobresaturada a la ciudadanía en materia de información, pero dentro de tanta carga de basura mediática, podemos darnos cuenta de que el proceso de transición que está sufriendo la vida pública, es muy evidente.
Estamos desenmascarando candidatos y funcionarios de todos los niveles que se dedican a violar la ley sistemáticamente, que hoy son sometidos al escrutinio detallado de parte de los ciudadanos y al juicio público más severo a través de las redes sociales, en un escalón anterior a que la autoridad los investigue y eventualmente los enjuicie legalmente.
Si bien, mientras la transformación no llegue plenamente a los estados, los niveles de corrupción solo han disminuido en el entorno del gobierno federal, pocos de los infractores logran mantener su imagen de respetabilidad con la que robaban antes impunemente y esto ya representa un cambio sustancial en el que la sociedad está dejando muy claro su repudio hacia toda esta fauna nociva.
Por lo menos hoy en día todos estos corruptos tienen que soportar el rechazo público y el cada vez más severo aislamiento. Es cierto que esto no es más que un castigo aparentemente menor para los aberrantes delitos que han cometido en el pasado y que siguen cometiendo, pero por algo se empieza.
Los ciudadanos no debemos perder de vista el propósito fundamental que ha dado origen a toda esta revulsión social: La transformación del país avanza rápidamente. Esta elección es la clave para lograr que siga avanzando o permitir a los delincuentes, que han tenido secuestrados los gobiernos estatales, continúen utilizando el erario para saquearnos, o recuperen el control del presupuesto federal para regresar a repartírselo entre ellos, como lo hicieron hasta 2018.
Solo hay una forma de mantener a este país avanzando en la dirección correcta, que todos votemos libremente y en forma masiva este 6 de junio. Terminemos con firmeza el trabajo que comenzamos hace poco más de dos años junto con el presidente López Obrador.
Como dijo el escritor y filósofo italiano Dante Alihgieri: Sé firme como una torre, cuya cúspide no se doblega jamás al embate de los tiempos”.