Se acabaron las ‘vacas sagradas’ en redes sociales
“Facebook es la plataforma digital más visitada por la gente. Pero Twitter es el espacio donde participa el sector social más preparado e informado”
Con parecidas palabras, el presidente López Obrador se refirió esta mañana a la lucha permanente que tiene como escenario lo que él mismo ha calificado como “las benditas redes sociales”.
Y hace este señalamiento importante, para visibilizar el combate librado entre los grupos opositores que manipulan la información nacional a su conveniencia, enfrentados a un segmento social sólido, nutrido y compacto, que defiende el proyecto transformador del presidente.
El manejo de la información en el país, es presentado de manera diferente por los dos grupos en pugna.
La desinformación, la infodemia, se ha convertido en la herramienta de uso común para la clase conservadora.
Ante la falta de un proyecto nacional atractivo y dado que carecen de personalidades medianamente presentables para abanderar los intereses reaccionarios, se han dado a la tarea de salpicar el lodo que a ellos les sobre, sobre las figuras destacadas del gobierno federal y del partido gobernante, Morena.
La tarea de los usuarios en Twitter que apoyan el nuevo proyecto nacional, ha sido desde el inicio de este gobierno, parar en seco la difusión de las noticias falsas que pretende viralizar la prensa pagada por los grupos opositores.
Y hay algo más. Se ha conseguido desenmascarar a periodistas que anteriormente usaban la careta de “independientes”, “apolíticos” y “objetivos”, para ubicarlos en su verdadera esfera, dentro de la prensa de corte conservadora.
Hay analistas de todas las filiaciones, que niegan que se esté dando en México una “revolución de las conciencias” tal y como afirma el presidente López Obrador.
Pero las pruebas de que verdaderamente existe ese cambio, son evidentes.
En menos de tres años, la todopoderosa prensa pagada por el neoliberalismo, se encuentra en total descrédito.
Periodistas como López Dóriga, Loret de Mola, Brozo, Aristegui, Riva Palacio, por citar únicamente a los más conocidos, han perdido audiencia en las plataformas informativas en que participan, al ser identificados por el grueso de la sociedad como difusores de noticias falsas.
El periodismo del Reforma, El Universal, El Financiero, Milenio, así como el de los dos poderosos consorcios televisivos, no tiene el alcance suficiente para impulsar una agenda política que obligue al gobierno a asumir una postura acorde a los intereses de los grandes empresarios, o traficantes de influencias.
Los tiempos en que se manipulaba a la sociedad, utilizando el poder de los medios de comunicación, quedó atrás.
Hay un contrapeso sólido a la mentira cotidiana que intenta fijar la prensa reaccionaria en la mente de los ciudadanos. Y esa fuerza se ubica en redes sociales, tal y como lo señala el presidente.
Es curioso que el primer mandatario deje fuera de sus consideraciones a los youtuberos. Y el motivo quizá tenga que ver con la propensión a la monetización que mueve a varios de ellos y que los hace “bandear” de en ocasiones, de acuerdos necesidades económicas, dejando de lado su filiación política.
Hay honrosas excepciones, como en todo y el presidente debe saberlo.
En Twitter, la batalla diaria es intensa. Las fuerzas opositoras, agrupadas en torno a Claudio X González y los partidos políticos de la derecha, invierten tiempo y recursos para desacreditar las políticas que impulsa la Cuarta Transformación.
Mienten permanentemente, procurando golpear a los posibles candidatos a puestos de elección popular, para que lleguen debilitados a la contienda del 2024.
Necesitan hacer creíble que el actual gobierno, ha sido incapaz de resolver los problemas fundamentales del país. Aparentar ser la solución que necesitan los mexicanos para superar cualquier crisis.
La actividad del grupo de ciudadanos libres que participan en redes sociales, en favor del proyecto de Cuarta Transformación, es evidenciar la falsedad de lo que difunden medios y periodistas neoliberales.
Quitarle la careta a ese tipo de periodistas y a los políticos y empresarios corruptos que intentan recuperar el poder en el corto plazo.
En menos de tres años, como señalé antes, el castillo de naipes construido por el periodismo de la vieja guardia, se vino abajo.
No tienen credibilidad los comunicadores formados durante el periodo neoliberal. No son referente confiable.
Los políticos y empresarios reaccionarios, a nadie engañan. Hay la clara percepción social de que todos son corruptos.
Y todo esto lo ha conseguido la administración del presidente López Obrador, respaldado por una sociedad que se siente identificada con su proyecto transformador y se encuentra unida en redes sociales.
El Movimiento trabaja a nivel de calle, en el Congreso, en las distintas áreas y dependencias públicas. Pero en lo que respecta a difusión informativa, son la conferencia mañanera y el trabajo en redes sociales, quienes definen la agenda diaria del país. Y en redes sociales participan tanto políticos, militantes y simpatizantes de un proyecto para el cambio de régimen en el país.
Cierro esta nota señalando que hay preocupación y rechazo a las redes sociales, por parte de los viejos periodistas del pasado. Se niegan a aceptar que perdieron el monopolio de la información. Que son solo uno más en el amplio espectro que vive hoy el mundo de la comunicación.
No hay más “vacas sagradas” dentro del periodismo. Los ídolos del pasado se derrumbaron, o se vieron obligados a abandonar sus cómodos nichos.
Vemos como claman por los “ataques a la libertad de expresión”, periodistas como Loret, López Dóriga, Julio Astillero, Carmen Aristegui, Riva Palacio y muchos más. También a payasos habilitados como mediocres periodistas, tal y como sucede con Brozo.
Pero nadie atenta contra su libertad de expresión.
Sencillamente nace un elemento nuevo que compite leal y abiertamente con ellos.
Si señalan verdades, se les apoya. Si intentan hacer correr información falsa, se les desenmascara.
Ésa es parte importante de la revolución de las conciencias.
Ciudadanos libres que hacen periodismo social, sin pretender remuneración alguna por su trabajo.
La satisfacción de este sector que está en permanente crecimiento, es ser parte de la trasformación que vive el país.
Sentirse parte de la historia y apoyar con todo al mejor presidente de México en las últimas décadas.
Esos son los nuevos revolucionarios en redes sociales.
Malthus Gamba