SCJN: De Contrapeso a Oposición
Con la llegada de la ministra Norma Piña a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, prácticamente todo el poder judicial pasó de ser un contrapeso ante los otros dos Poderes de la Unión, a convertirse en francos y abiertos opositores a la actual administración.
Mientras con el ministro Arturo Zaldívar en ese puesto, aún con decisiones controversiales como las tomadas por el ministro Juan Pablo Gómez Fierro, que detuvieron momentáneamente la reforma energética y el Tren Maya, las resoluciones de la corte estaban relativamente apegadas al derecho, pero ahora vemos una Corte que actúa deliberadamente en contra de los intereses de la mayoría de los mexicanos, sólo para beneficiar a una pequeña élite privilegiada.
Hemos sido testigos de la liberación delincuentes, de amparos que contravienen el interés público, de una SCJN que privilegia a unos cuantos sobre las mayorías, pero ahora, en una acción ya francamente criminal, ponen en riesgo la seguridad de la población, al determinar inconstitucional la ley referente a la Guardia Nacional.
Y es que, al determinar que la administración y control de la Guardia Nacional no debe pasar a manos de la Secretaría de la Defensa Nacional, permiten la posibilidad del uso faccioso de esta corporación pues, al no estar sujeta a una estricta cadena de mando, quedaría sujeta a los designios de un solo hombre o mujer que estén a su cargo.
Y no se trata de una pura especulación, sino de algo que ya pasó, cuando tuvimos toda la seguridad pública en manos de Genaro García Luna, un civil encontrado culpable de delitos relacionados con el narcotráfico en la Corte del Distrito Este de Nueva York.
Así quedó demostrado que un cuerpo de seguridad en manos de un civil no es, de manera alguna, garantía de eficiencia, honorabilidad o ejercicio ético del monopolio de la fuerza, mientras que un control por la Sedena no significa “militarización” o, como ya lo hemos visto, violación a los derechos humanos.
De esta manera, al exponer a la Guardia Nacional a la corrupción o el uso faccioso, la SCJN, bajo la presidencia de la ministra Norma Piña, ha puesto en riesgo la seguridad de todos los mexicanos, y lo más grave es que eso sucede solamente por contraponerse a una iniciativa del actual gobierno.
Actuando exactamente igual a los partidos de oposición, quienes se oponen tajantemente y de manera absoluta a cualquier propuesta, iniciativa o política del Presidente Andrés Manuel López Obrador, la SCJN demuestra que olvidó ya los principios de justicia y legalidad que los deberían regir, dejando atrás su papel de contrapeso y convirtiéndose en un Poder al servicio de una minoría conservadora, desesperada por recuperar sus perdidos privilegios.