Santiago Nieto; el zar anticorrupción de AMLO
Uno de los pocos argumentos que opone la derecha mexicana al gobierno del presidente López Obrador, es que hasta la fecha, pocos avances se han visto en el combate a la delincuencia organizada en nuestro país.
La prensa conservadora señala que no se aprecian operativos espectaculares, detenciones o ejecuciones de líderes de los cárteles más importantes en el país.
Las balaceras permanentes entre integrantes de las fuerzas armadas y miembros de los grupos criminales, ya no son el pan de cada día.
El problema de la violencia generalizada fue desde el principio de la actual administración, un asunto de capital importancia. Se sabía que la solución no podría llegar en el corto plazo, ya que los cuerpos de seguridad en los tres niveles de gobierno, habían sido infiltrados por la criminalidad.
Jueces y ministerios públicos trabajaban también para estas organizaciones.
¿Cómo resolver los problemas de la violencia y el delito, cuando los organismos encargados de su combate, están en la nómina de quienes organizadamente, atentaban contra la paz y la seguridad pública?
Combatir la violencia con más violencia, había demostrado ser un fracaso total.
Para colmo, una investigación realizada en la Unión Americana puso de manifiesto que el secretario de Seguridad Pública, durante el sexenio de Felipe Calderón, trabajaba a sueldo para el Cartel de Sinaloa. Es difícil pensar que Calderón desconocía que su brazo derecho en materia de seguridad, tenía tratos con esta agrupación. Es algo que no puede ser cierto.
La estrategia de guerra abierta a la delincuencia organizada, fue una farsa y los operativos que costaron cientos de miles de muertos, entre sicarios, policías, marinos, soldados y ciudadanos inocentes, una infamia que deben pagar los responsables de tanta atrocidad.
Pero los políticos de la derecha, los comentócratas a su servicio y la clase social privilegiada que pide un golpe de estado en contra de un gobierno democráticamente electo, siguen extrañando este tipo de operativos que en nada debilitaron a la delincuencia.
Extrañan la sangre en abundancia y por lo mismo señalan al actual gobierno de ineficaz. Si no hay muertos de por medio, es de suponer que nada se está haciendo para combatir a la delincuencia.
Sin embargo, la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, que ha dado golpes importantes a la corrupción en nuestro país, anuncia que ha congelado 1770 cuentas bancarias de personas físicas, 167 de distintas empresas y dos a nombre de dos fideicomisos. Todas vinculadas a actividades relacionadas con el cártel Jalisco Nueva Generación.
El operativo que lleva por nombre “Agave Azul”, fue implementado por las autoridades de nuestro país, con el apoyo de la DEA que facilitó información y apoyo logístico en esa tarea.
No hay cifras definitivas sobre la cantidad de dinero que se encuentra bloqueado en estas cuentas, pero la estimación inicial rebasa los treinta mil millones de pesos.
La operación Rápido y Furioso que permitió el ingreso de un buen número de armas a México, destinadas a la delincuencia organizada, fue otro de los fracasos del calderonismo. El acuerdo entre autoridades norteamericanas y mexicanas, solo sirvió para fortalecer la capacidad de fuego de la delincuencia.
Hoy, los acuerdos con la DEA, permiten al gobierno de la Cuarta Transformación golpear severamente a las agrupaciones criminales, sin disparar una sola bala, ni perder una vida humana.
El otro golpe que se da a los grupos delincuenciales, tiene que ver con el trabajo que ha realizado hasta la fecha, la Fiscalía General de la República.
Alejandro Gertz Manero informó el día de ayer, que han sido separados del cargo e investigados, 119 funcionarios, cuyos cargos van desde delegados estatales y ministerios públicos, hasta peritos.
Se les acusa de estar relacionados con actos de evidente corrupción. La mordida, la extorsión, el vender liberaciones y juicios, son las causas por las cuales están siendo investigados.
La limpieza generalizada en los organismos de procuración de justicia, resulta indispensable para lograr que los niveles de violencia, se reduzcan apreciablemente. Sin guerra de por medio, el combate a la delincuencia avanza también en este frente.
La destrucción de plantíos, la erradicación de cultivos, los decomisos y el cierre de laboratorios donde se procesa la droga, son acciones que se realizan a diario. De eso ha dado cuenta tanto la prensa tradicional, como los medios de información alternos.
Fuimos testigos de cómo el problema del huachicol, generalizado en gran parte del territorio nacional, se resolvió por medios pacíficos. Es mínima la pérdida de gasolina y gas, en los ductos que transportan estos productos. La mafia que operaba dentro y fuera de PEMEX, fue desmantelada.
En la conferencia matutina de este día, el presidente López Obrador señaló que los tiempos cambiaron mucho en nuestro país, a raíz de que el nuevo gobierno tomó posesión de la administración pública.
Ya no se protege a la delincuencia organizada. Ya no se co-gobierna con ellos. El combate a la criminalidad va en serio y no hay grupo delincuencial favorito o privilegiado.
Tampoco va a haber sangre derramada, ni “muertes colaterales”.
A la delincuencia se le va a combatir en el terreno en que más les afecta la intervención del gobierno. El aspecto financiero. Y se va a ir depurando el aparato de justicia en forma sostenida.
La prensa y los políticos conservadores que están pidiendo más sangre a la actual administración, se van a quedar con las ganas.
Los programas sociales que brindan oportunidades a los olvidados por el neoliberalismo, le restan a la delincuencia apoyo social.
Hay toda una estrategia de seguridad pública, que ataca diferentes puntos en este problema.
Se le quitan a los delincuentes recursos económicos. Se limpian los órganos de procuración de justicia. Hay acuerdos sanos con las autoridades norteamericanas para compartir información. Se dan oportunidades reales a los jóvenes.
Quien sostenga que nada se hace actualmente para combatir al crimen organizado en nuestro país, está mintiendo descaradamente.
Está en marcha un proyecto ambicioso, que ya comienza a dar frutos.
Es el inicio. Pero un muy buen inicio, a diferencia de los resultados que arrojaron al final los gobiernos neoliberales.
Un poco de tiempo y paciencia y veremos claramente como todo el trabajo que el gobierno desarrolla en este momento, rinde los frutos que todos estamos esperando.
Vendrán tiempos de paz y tranquilidad.
Malthus Gamba