Santiago Creel: El casinero
Por: David Vargas Araujo:
@DavidVargasA18
Los casinos se expandieron durante el sexenio de Vicente Fox, teniendo como facilitador de los negocios a Santiago Creel. Por ello en los inicios del PAN en la presidencia, expidieron 153 permisos en todo el país.
El juego y las carreras de caballos son la afición de Creel, la adrenalina por jugar con el dinero ha sido su pasatiempo, el gritar y sentir la cara colorada es su excitación por ganar o perder, sentir la sudoración en sus manos es el ritual que siempre experimenta, sentir que la sangre le hierve es como le da sabor a su vida. Es cuando siente en sus venas la simbiosis del negocio sucio, y el privilegio del poder.
Es así, como suelta los permisos para los casinos, pero llama la atención que se expidieron en su mayoría, para su amigo Juan José Rojas Cardona: El Zar de los Casinos. “Pepe” como lo llama Creel, ha sido siempre un colaborador del PAN en las campañas. Pepe donó millones de pesos para la campaña de Fox. El Zar de los casinos, se apoderó de los clubes de apuestas e hipódromos, más importantes en Tamaulipas, Chihuahua, Saltillo, Monterrey, Cuernavaca, CDMX y Naucalpan. Todo va de regreso, le decía Pepe a Creel.
El problema con Pepe, es que hizo su emporio logrando tener el control de jueces, magistrados y ministros de la SCJN, todo ello con el fin de proteger el negocio ilegal. Contaba con el apoyo de Creel desde la Secretaría de Gobernación. El negocio iba y venía, los permisos salían de Bucareli y llegaban a las manos de Pepe hasta Monterrey. Crecieron como hongos los casinos, pero también creció la fortuna y el poder del Zar. Además, con la anuencia de Creel y Fox, el Zar elegía y ponía a presidentes municipales, gobernadores, diputados y senadores.
El otro problema con Pepe, es que hizo una alianza con Arturo Beltrán Leyva, quien controlaba en ese entonces Nuevo León y San Pedro Garza. La seguridad de sus casinos era protegida por los Beltrán Leyva. Y sus casinos eran lavaderos de dinero. El cártel de Sinaloa le entró al negocio, e invirtió en aperturas de centros de azar. Aun así, Santiago Creel seguía soltando los permisos a su amigo Pepe. El auge de los juegos estaba en su apogeo, como también estaba floreciendo el narcotraficante director de la AFI: García Luna.
Nada sorprendía a Creel, nada lo detenía para otorgar los permisos, nadie le impedía que su sueño cabalgara por el desierto de las Vegas, nada lo contenía porque su vida fuera un juego de póquer. Su vicio por el juego y las ganancias que recibía por su amigo José Rojas lo mantenía muy incitado. La candidatura a la presidencia de 2006 lo tenía motivado, y más porque tenía el apoyo del Zar de los casinos.
Así la vida de Creel, entre el negocio sucio de los casinos y sus aspiraciones presidenciales. Así sigue hasta hoy, queriendo ser, lo que no puede ser. Así hoy de bravucón, pensando que su historia no se contará. Los casinos lo desnudan.