Y sí, miles de mexicanos se volvieron a juntar en el Zócalo, concentrándose como hacía 2 años no se podía, por culpa de un virus que ha cambiado la forma de vivir en México y el mundo entero. Llegó el 1° de diciembre y se celebró la fiesta más multitudinaria de los últimos 2 años. Miles de mexicanos se trasladaron desde varios estados de la República en esta cuarta cita del AMLOfest, que empezó el 9 de noviembre cuando el presidente llegó a Nueva York y fue recibido por un comité de hermanos migrantes que llegaron de varios Estados de la Unión americana a recibirlo y esperaron fuera del hotel para ir a la sede de las Naciones Unidas, donde pronunció un magnífico discurso de humanismo que hoy, es la bandera de más de 100 países que buscan restablecer el equilibrio social entre sus pueblos.
En medio de estas fiestas, llegó el cumpleaños del presidente, el 13 de noviembre que se festejó en el Zócalo de la Ciudad de México con mariachis, cantantes, trovadores, jazzistas y cualquier cantidad de músicos que quisieron deleitar al presidente con las mañanitas que iniciaron la noche del viernes y se extendieron hasta el fin del sábado. Él estaba adentro escuchando las muestras de cariño de cientos de mexicanos que por fin, tenemos líder y convicciones.
La tercera fiesta tuvo lugar en Washington, el 18 de noviembre, cuando el presidente acudió a la reunión de líderes de América del Norte, donde se enfocó en la migración y los derechos que las personas migrantes. En esta reunión, por primera vez y después de decenas de reuniones previas, México acudió a través de su primer mandatario con una dignidad que habíamos olvidado que se podía tener ante el país “más poderoso del planeta” y estableciendo un diálogo respetuoso entre iguales.
La cuarta fiesta fue este miércoles 1 de diciembre y fue una gran alegría poder atestiguar que más de 250,000 personas de todo el país, llegaron gustosos con banderines, pancartas, playeras que demostraban ese gusto por volvernos a reunir. Llegaron a atestiguar esta rendición de cuentas a 3 años de Gobierno, cuando el presidente tomó el bastón de mando de los pueblos originarios y se comprometió a llevar a cabo 100 tareas en favor de un México profundamente lastimado y cansado de escuchar promesas vacías. Esos compromisos se han cumplimentado por completo con excepción de 2: el primero, que es la descentralización de las dependencias del Gobierno hacia los Estados de la República, que está en desarrollo, debido que se vio interrumpido por la pandemia. La segunda, es el desenlace de las investigaciones realizadas por el grupo multidisciplinario de Medicina Forense, que tiene como misión armar el rompecabezas en que está convertida la investigación sobre el paradero de los 43 de Ayotzinapa. Sabemos que, aún cuando todos quisiéramos que fueran más rápidas, lo que entregó Peña Nieto (con encubrimientos destrucción de evidencia, datos alterados y la muerte repentina de prácticamente todos los involucrados en el caso) no tiene la confiabilidad necesaria para darla por buena; por tanto, se ha debido a empezar de cero pero eliminando la basura que contaminó las evidencias que podrían demostrar el paradero de los muchachos desde el principio.
Desde el miércoles, los apátridas y dizque periodistas columnistas y opinólogos, se hacen la pregunta de ¿porque están celebrando? y aseguran que nada de lo que ha sucedido en el país en estos últimos 3 años es digno de celebración o festejo. como en todo, cada quien, ve las cosas desde las gafas personales, y por supuesto que, como a ellos se les acabó la fuente de la abundancia y la comodidad de la protección de sus amigos poderosos, no pueden celebrar que la democracia nos hace iguales a todos ante la ley, o que ellos deban trabajar hoy, como nunca antes, para producir dinero como consecuencia lógica del trabajo. Y es que siempre imaginaron que el estar junto al poderoso les aseguraba bonanza e impunidad para toda su existencia, y como este sexenio está haciendo las cosas de una manera totalmente distinta, no tienen nada que celebrar, es lógico.
El presidente inició su discurso alegrándose por ver a tantas personas reunidas en el Zócalo, en una marea de banderas de júbilo, y, aunque no estábamos todos los que somos, sí que fue una muestra representativa de todos los que estamos. Según estimaciones del Gobierno capitalino, hubo entre 3 y 4 personas por metro cuadrado, que ocuparon la plancha del Zócalo, el empedradillo, la plaza del seminario, el frente de la Suprema Corte y una parte de la calle 20 de noviembre, aunque omitieron las demás calles como 16 de septiembre, Venustiano Carranza Madero, 5 de mayo, y menos aún todas las personas que ni siquiera pudieron acercarse al Zócalo, por quedarse en Eje Central y la Alameda y mucho menos a los millones que en México y el mundo, estuvimos acompañando el discurso del Presidente a través de las redes sociales . Esos cálculos registraron entre 168,826 y 225,101 personas, y quienes hacen cálculos del resto de calles, estiman que en realidad fueron más de 250,000 personas, o sea, 1/4 de millón de Obradoristas que no llegaron acarreados ni arrastrados, como sus inmundas palabras dicen, sino que llegaron por sus propios medios, pagando sus transportes porque, ni modo que llegarán de Chihuahua o de Hidalgo caminando. Sólo a los estúpidos se les ocurren semejantes testarudeces.
No, no hubo tortas ni frutsis; en cambio hubo libros, música, y un entusiasmo acumulado por 2 años de estar guardados. No hubo billetes, pero sí hubo mesas de recepción de firmas para la revocación de mandato.
El presidente, a sus compromisos de toma de posesión, sumó otros logros que pudieron concretarse muy a pesar de la pandemia, como la difusión de los apoyos del bienestar para 9 millones de adultos mayores; a 11 millones de estudiantes de escasos recursos y que busca hacer universal en los Estados para los niños y niñas con alguna discapacidad. En el tema de salud, explicó cómo fue necesario desterrar a los proveedores de medicinas y aseguró que al término de la pandemia se retomarán los cuatro puntos originales para mejorar la salud: médicos, medicamentos, instalaciones y basificación para los trabajadores. Se hizo un balance que señala falta de médicos y especialistas, pero también señaló que se están formando nuevos doctores en los hospitales del Estado; señaló el abastecimiento de medicinas a través de las compras consolidadas y apuntó que la entrega de medicamentos será una labor de las Fuerzas Armadas, con el fin de asegurar que lleguen efectivamente, a las manos de los pacientes y se deje finalmente, de lucrar con ellas.
Hablo del ámbito de la educación y del fin de la reforma educativa De Peña Nieto; así como de los apoyos a investigadores y científicos para desarrollar nuestra propia vacuna “Patria”.
Recalcó que durante esta pandemia no fue necesario endeudarse, y que únicamente fue necesaria la disciplina fiscal de Hacienda, con lo que fue posible continuar con la construcción de las obras del sexenio: tren maya, aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería Dos Bocas, la modernización de las hidroeléctricas y sobre todo el crecimiento y la creación de empleos generados; hubo que hablar del apoyo a los productores del campo, con la entrega de semillas y fertilizantes, así como de la construcción de canales de riego.
Hubo que mencionar la importancia que reviste la reforma constitucional que asegurará que el país no dependerá de la voluntad y los precios de particulares en materia de energéticos, como combustibles y luz eléctrica.
Hizo un repaso de las grandes obras que tendrán sede en las ciudades del sureste mexicano, como el tren maya, el nuevo aeropuerto de Tulum, el tren del Istmo de Tehuantepec y los caminos de Oaxaca, pero también de la atención que se ha puesto en la costa de Jalisco, Nayarit y Sinaloa y el rescate de las Islas Marías.
Sobre la pandemia, las vacunas y el comportamiento heroico y ejemplar de todo el personal que interviene con un paciente enfermo, recalcó que quien se ha inoculado y llega a enfermar, de acuerdo con información de la propia Organización Mundial de la Salud, no padece la versión más fuerte en cualquiera de COVID-19, por lo que volvió a invitar a todos a plantearse la vacunación, además, de que ya se está planificando el refuerzo que en primer lugar tendrán los adultos mayores y quienes padezcan enfermedades que pongan en riesgo su vida.
No podía faltar el tema de los héroes vivientes que han asegurado que hoy sus familias, aquí en México, hayan podido sobrellevar la pandemia por las remesas que envían puntualmente; que a pesar de todos los pronósticos no hubo devaluación, no se contrató deuda pública, que hay crecimiento y estabilidad de nuestra moneda. Otra buena noticia fue el anuncio sobre el aumento generalizado al salario mínimo por un 22% para el año que sigue, y el registro de nuevos empleos en el Seguro Social; el mantenimiento de los precios de los energéticos y que para asegurar el precio del gas, sobre todo en la Ciudad de México, se creó el gas bienestar que se irá ampliando para garantizar precios justos.
En el tema de seguridad confesó que aún hay camino por recorrer porque es claro que se recibió un país en llamas y que ha sido complicado enfrentar la inseguridad y la delincuencia al mismo tiempo que se busca erradicar la pobreza, la desintegración familiar, la corrupción y la desigualdad.
Las tareas de la Guardia Nacional que hoy cuentan con un marco constitucional están aseguradas con la creación de 207 cuarteles y la profesionalización de más de 100,000 elementos, que junto con las Fuerzas Armadas están en plena construcción de la paz que México requiere. Esta vez, los militares no sólo atienden las desgracias naturales de manera impecable, sino que están a cargo de la construcción de un México sin corrupción en las obras que están a su cargo, y sobre todo que no abusan del poder que les ha sido conferido como ocurría en otros tiempos. Además, la construcción de los 145 planteles de las Universidades Benito Juárez, las sucursales del Banco de Bienestar, y la mejora de espacios urbanos en todo el país. Muy pronto gracias a la interconexión del territorio nacional empezarán a funcionar estos Bancos del Bienestar.
De las obras que no estaban en la agenda, se implementó el Programa Nacional de Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas por Violencia; se están cumpliendo compromisos con los padres de los pequeños de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, y con las viudas de los mineros de Pasta de Conchos; se creó el Instituto para devolverle al pueblo lo robado y el tianguis del bienestar.
Se retomaron las obras abandonadas por gobiernos previos como la construcción del túnel emisor Oriente; el tren México Toluca; y se resolvieron conflictos como el de la cervecera en Mexicali; la presa del zapotillo en Jalisco; agua saludable para la región de la Laguna; el bloqueo de la carretera de Cardel a Poza Rica; la compra inescrupulosa de la planta de agro nitrogenados que ya empezó a pagarse; la privatización de los reclusorios, el mantenimiento de las carreteras la autopista Peñón Texcoco, la coquizadora de Tula; el monopolio de las medicinas, etcétera.
Pero el presidente destacó lo más importante y que, me parece, debemos refrendar a diario: la transformación del país inicia en nosotros, en la revolución de las conciencias, que jamás nos permitirá regresar al pasado para ceder nuestra libertad y seguridad nacionales a un grupo que jamás respeto a los pobres, a los indígenas, a las mujeres, a los niños y adolescentes; a los campesinos y maestros; a los trabajadores y a los migrantes; a los verdaderos empresarios e inversionistas de México y el mundo. En un país donde se respetan los derechos de todos, es imposible regresar a los tiempos de represión y corrupción.