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RECONCILIACIÓN: MANZANA ENVENENADA
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RECONCILIACIÓN: MANZANA ENVENENADA

El Plan “B” del presidente López Obrador, obliga a los grupos opositores coordinados por Claudio X González, a ejecutar una nueva variante de su conocida pieza “Nadando Sincronizadamente”.

No tienen recursos para impedir que la Ley Electoral se apruebe en el Congreso y el hecho de que se estén cuidado detalles mínimos para impedir que la Suprema Corte la declare en su momento inconstitucional, los deja abiertamente a merced de la verdadera democracia en las elecciones del 2023 y 2024.
Porque una cosa es decirse demócratas, contando con un Instituto Nacional Electoral corrupto y con innegable inclinación conservadora y otra competir en una justa electoral, sabiendo que no hay ventaja y que el árbitro electoral, está atado de manos para impulsar el fraude acostumbrado.

La defensa del INE por parte de la oposición, se reduce a lo que los medios de comunicación pregonan por encargo de los grupos de poder. Que el Plan B del presidente, es dañino para la democracia y que peligran los procesos electorales venideros.
Las redes sociales pretenden amplificar este mensaje, utilizando a sus ya muy conocidos odiadores profesionales, que lanzan todo tipo de descalificaciones en contra del presidente, su gobierno y los cambios propuestos en la Ley que norma las actividades administrativas y operativas en el INE.

Esta derrota acabará con las esperanzas conservadores, para mantener el Estado de México, cuna del priísmo, bajo control opositor.
Y deja casi fuera de la jugada a una Alianza Opositora, que contaba con la complicidad del árbitro electoral para aspirar a una cerrada vitoria sobre Morena, en la justa presidencial del 2024.

El regreso de la oposición al poder político, se ve casi imposible y esto da tranquilidad a la mayoría de los mexicanos.
Porque los retornos al poder por parte de la oposición, son sumamente violentos.
Eso no hay que olvidarlo, o dejarlo de lado, como posibilidad difusa. La violencia de los grupos reaccionarios al retomar el poder político, producen tsunamis de revancha, de violencia y de un exacerbamiento del odio que por naturaleza les es propio.
Si uno mira con detenimiento, puede corroborar que lo anterior no son solo palabras. El conservadurismo llega de nueva cuenta al gobierno, con la espada desenvainada.
La caída de Evo Morales del gobierno de Bolivia, trae aparejadas duras jornadas de represión, por parte de las fuerzas armadas y de seguridad, en contra de un Pueblo que se manifiesta inconforme por el Golpe de Estado aplicado a un presidente que viene de abajo y es impulsado por el pueblo.
Pedro Castillo es tomado prisionero y despojado del poder presidencial, por un Congreso opositor que nunca lo dejó gobernar y que al final, preparaba lo necesario para sacarlo de la presidencia, acusándolo de incapacidad moral y mental.
Las calles en distintas ciudades de Perú se están llenando de sangre, heridos y desafortunadamente, de muertos debidos a la violencia que el gobierno golpista desata en contra de ciudadanos desarmados.

La gente pide la liberación de Pedro Castillo, la disolución del actual Congreso y la convocatoria a elecciones extraordinarias. Y el gobierno contesta a las demandas, con el uso de la fuerza inmoderada.
Los conservadores son extremadamente vengativos cuando recuperan el poder. Quisieran acabar de una vez y para siempre, con las fuerzas políticas que gobernaron antes de su regreso y que representan evidentemente, interesas sociales ajenos a su deseo de riqueza y privilegios de todo tipo.

En Brasil hemos visto escenas de represión y desquite político, que han alcanzado hasta al hoy presidente electo Lula da Silva.
En Argentina, los poderes económicos y un Poder Judicial al servicio de los primeros, han dictado una sentencia de prisión de 6 años, en contra de la actual vicepresidenta Cristina Fernández, por acusaciones que habían sido desestimadas en el pasado. Además , la inhabilitan de por vida, para competir electoralmente por cualquier cargo público.

La oligarquía argentina prepara su regreso al poder, de esa manera.
Aquí en México, donde un amplio sector de la sociedad respalda el Proyecto de Transformación del presidente López Obrador, la tarea de retorno de la oposición, parece sumamente difícil. Pero no imposible.

Buena parte de Poder Judicial, responde a los intereses conservadores. Amparos y sentencias en contra de los derechos del Pueblo, se otorgan sin mayor problema, si son presentados por agentes de los grupos reaccionarios.
Hay sectores dentro de la administración pública, donde la escoba que barre la corrupción, no ha llegado aún. Esas áreas intentan sabotear el proceso de cambio que vive el país y dar oportunidad al regresos de los conservadores al gobierno.
Por eso hay que estar atentos en todo momento.

¿Qué pasaría si Claudio X González y su gente, retornaran al poder federal?
Todos los proyectos de alcance social, se frenarían.

Habría una verdadera persecución política en contra de la gente de izquierda, para garantizar que la permanencia de los conservadores en el poder, estaba asegurada por espacio de 36 años, tal y como sucedió durante el neoliberalismo.
El ejército dejaría de ser aliado del pueblo, para convertirse nuevamente en herramienta represora. Lo mismo las fuerzas de seguridad pública.
Desaparecería de nuevo la libertad de expresión y la mordaza social reaparecería en la comunicación ciudadana.
Los medios de información tradicionales recuperarían su papel hegemónico y no habría otra realidad, que la que ellos nos cocinaran a diario.
Nada de atender las causas de la desigualdad y la pobreza. Al contrario. Solo manteniendo en la miseria a millones de mexicanos, se pueden amasar fortunas obscenas y escandalosas.

La violencia conservadora cuando regresa al poder, es tanto física, como económica. Se reprime, se persigue, se encarcela y se desaparece a quien protesta y se empobrece deliberadamente al grueso de la sociedad.

La reconciliación que ofrecen los opositores de fuera, como Claudio X González y de dentro del Movimiento Transformador, como Ricardo Monreal, es manzana envenenada.
Ellos no buscan reconciliarse con un pueblo al que en realidad menosprecian.
Por su parte, ese Pueblo los conoce bien y sabe que son sus enemigos naturales.
La paz vive en México en este momento y del Pueblo depende que esa tranquilidad sea duradera y que no suceda aquí lo que hoy vemos en Bolivia y en Perú.
Ninguna reconciliación.
Que los dueños del dinero mantengan el poder económico que es el que más les interesa. Que sigan adorando al becerro de oro.
Pero que el poder político, lo mantenga el Pueblo, de manera democrática. Ese espacio no puede ser devuelto a los traficantes de influencias del pasado.
Y si el Plan “B” del presidente López Obrador es aprobado, el INE dejará de ser el trampolín utilizado por los corruptos conservadores, para alcanzar cargos públicos de todo tipo.
En 2024, con árbitro imparcial, Morena los aplastará de nuevo en las urnas.
Porque la Transformación es Pueblo.

Malthus Gamba

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